-¡Tzuyu!

Llamaron al unísono a la menor que corrió para alcanzarlas.

-¿Van saliendo?

-Si, nos quedamos haciendo una tarea en la biblioteca.

Respondió Jeong acomodando las manos tras la nuca.

-Odio hacer tareas en la biblioteca, si me da hambre debo caminar mucho para comer algo por culpa de esa tonta regla que me prohíbe comer ahí.

Se quejó Momo recargándose suavemente en uno de los costados de la taiwanesa.

-Deberías ser buena maknae e invitarnos a comer.

-Si, nos harías tan felices.

Momo la abrazó y abultó los labios como si fuese a besar su mejilla.

-Está bien, ¿a dónde vamos?

Ambas mayores se detuvieron, frenando a la fuerza a la menor que las miró confusa ante su sorpresa.

-¿Hablas en serio?

-Si...

No la dejaron decir más y la abrazaron al mismo tiempo, como si hicieran un sándwich con ella en medio.

-¡Eres la mejor!

De nuevo al unisonó, Tzuyu sonrió, dejando escapar una apenas perceptible risilla. No lo negaría, estar con todas en esa casa la hacían ser diferente, una mejor versión de ella misma, más humana.

Fueron por la misma ruta de regresó a casa, solo que en algún punto se desviaron y continuaron caminando hasta uno de esos puestos de comida callejera.

-¿No es aquí donde en los dramas se reúnen a beber después del trabajo?

-Wow, alto ahí pequeña Nayeon.

Comento entre risas Jeongyeon, solo ella reía, pues era la única de las tres que tenía ese conocimiento de Nayeon siendo una adicta de los dramas.

-Ok... Pidamos lo mismo de la vez pasada.

-Tranquila, nada de licor.

Hablaron Momo y Jeong respectivamente, tomando aquel lugar de antes junto a la despachadora de la comida; esta vez adjuntaron un banco más a la mesa para la menor.

Guardaron silencio por un largo momento, bebiendo las sodas y té helado que habían pedido.

Hasta ahora lo notaban, Momo y Jeongyeon no sabían de qué hablar con una niña que hasta donde sabían bien podría ser hetero, virgen o ambas cosas. De la escuela no, odiaban hablar de la escuela tras un largo día; de cosas de moda, ni locas; de chicos, claro como no; de chicas, no era algo seguro.

Ese silencio continuó hasta que un empleado les llevo la carne que pidieron y comenzaron a comer sin más.

Chicas, chicas, chicas... De pronto vino ese recuerdo a la mente de las mayores, que se miraron en evidente complicidad, cosa que no pasó desapercibida por Tzuyu.

-¿Qué ocurre?

Las escucharon preguntar, aun se miraban, poniéndose de acuerdo quien sería la primera. Con asentir con la cabeza lo acordaron todo.

-Tzuyu, Sana y tu tuvieron una cita. ¿No?

Jeong causó que la taiwanesa perdiera esa postura tan firme y se encorvara.

-Nnnno... sé...

-¿No sabes?

Momo miró a la menor y luego volvió a intercambiar miradas con Jeong, esta volvería a tomar la palabra, pero Tzuyu se adelantó.

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