Capítulo 7.

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____ se encontraba acostada sobre su cama, con Miranda a su lado. Después de aquella escena en la fiesta, de ella vomitando con su amiga al lado mirándola, decidieron ir al hotel. 

— ¿Haz comido algo? — Miranda preguntó, la confusión y preocupación llenaba sus ojos.
— Por séptima vez, Miranda, no he comido nada. O nada que me haya hecho un efecto así antes — suspiró — Quizás algún trago, no lo sé… 
— Tú… uhm… ¿con quién fue la última que te acostaste antes de Bieber? — preguntó nerviosa.
— Con él mismo, acá en Barcelona — ____ la miró raro — ¿Por qué me preguntas eso?
— Ustedes… ¿Se cuidaron, verdad?
— Miranda — rió. — claro que me cuidé. Tomo pastillas. 
— Sí, pero esas cosas no siempre funcionan. ¿Qué tal si te haces un test de embarazo? Solo por las dudas… — preguntó, mitad bromeando, mitad seria.
— De acuerdo — ____ respondió, ya cansada del tema. — Mañana iré a comprar una de esas cosas, ¿vale? Ahora solo quiero dormir.

{...} 

— ____... — Miranda la movió, despertándola. 
— ¿Qué pasa ahora? — ____ apenas abrió los ojos. 
— Iremos de compras, levántate y arréglate. 

Miranda dejó en la habitación a su mejor amiga vistiéndose. Luego ambas se fueron directo a un centro comercial, diferente al de ayer. Ya al llegar, Miranda tomó el brazo de ____ y ambas se dirigieron a Forever 21. 

— Creo que fueron muchas compras por hoy, Miranda. 
— Sí, pero aún tenemos que comprar esa “cosa” — hizo gestos con las manos mientras hablaba.
— ¿Qué cosa? 
— El test. 
— Bien, vamos. 

Al llegar a la farmacia, sacaron número, 67. La caja número 3 las llamó. A kilómetros se podía notar lo tensa que estaba ____. Una señora ya mayor, las atendió.

— Hola, quiero un test de embarazo, por favor, el mejor que tengan — la señora miró a la joven chica sin decir nada y fue a buscar lo pedido. 
— Aquí tienes, son siete dólares — le entregó la bolsa y ____ le entregó el dinero. Luego de comprar, ambas se retiraron del lugar.

____ no era una chica que se ponía nerviosa con facilidad, pero esta vez lo estaba. Y muchísimo. La sola idea de imaginarse a ella misma con bebé a sus 20 años, ya le daba náuseas. Aún tenía mucho que hacer en su vida. Muchos lugares que conocer, muchas personas que conocer, mucho que divertirse. En sus planes, jamás había estado ser madre. O al menos, no a esa edad. La peor parte sería cuando tuviera que decirle a Justin, porque estaba segura de que, si realmente estaba embarazada, era de él. ¿Qué iba a pensar él? ¿Iba a estar con ella, aunque sea para que su bebé tuviera un padre? ¿Le creería? Porque después de todo, lo de ellos sólo había sido sexo. Nada más, nada menos. O peor aún. ¿Cómo iban a reaccionar sus padres si se enteraban? Ese era definitivamente su fin. Pero algo con calzaba… Si ella tomaba pastillas, y Justin se había cuidado… Porque… Él lo había hecho, ¿verdad? ____ sacudió la cabeza para retirar todos esos pensamientos. Y cuando se dio cuenta, ya estaban en el hotel. 

Las dos chicas bajaron del auto con las bolsas de compras, y el test escondido. 

— De acuerdo. Ve a hacerte el test, necesitas salir de eso… — Miranda habló, sentándose en la esquina de la cama.

____ asintió, y caminó hacia el baño con el test en la mano. Luego de hacer todo lo que en el papel de instrucciones decía, dejó el test sobre el lavamanos y salió.

— ¿Entonces? — su amiga presionó.
— No lo sé, dice que hay que esperar 10 minutos… — se sentó a su lado. 

El tiempo se sentía demasiado lento. Y ____ no podía quitarse de la cabeza, lo que Justin y sus padres dirían si ella estaba embarazada. Todo su cuerpo temblaba ligeramente, y sus manos estaban sudadas. De repente miró a su celular: 11 minutos. Ni ella ni Miranda habían dicho siquiera alguna palabra en todo ese rato. Y ese tenía que, realmente ser algo importante si entre ellas no había algo que decir. 

— ¿Puedes… ver tú? — La chica preguntó, casi susurrando. Miranda asintió y fue a buscar el test. En segundos ya estaba enfrente de ____. — ¿Entonces? — Al ver que no respondía, le quitó el test de las manos y lo vio ella misma. 

“||”

____ sintió como el pequeño objeto se caía de sus manos, mientras cerraba los ojos con fuerza, deseando que esto no fuera nada más que un error. Ahora realmente, tendría que pensar en cómo iba a contarle a Justin y sus padres. En cómo ellos iban a reaccionar. De repente sintió unos brazos a su alrededor. Miranda. 

No se dio cuenta cuando las lágrimas salían descontroladamente de sus ojos. ¿Cómo iba a ser mamá con 20 años, y de alguien que ni siquiera estaba enamorada? Lo de Justin y ella no había sido nada más que sexo. No amor, solo atracción física. ¿Y ahora tendrían un hijo? Ella, realmente tenía que estar soñando. 

Confident.Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu