Capítulo 30: Rumbo a Harumori

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Diario de Dejmjan

23° sol séptima luna.

Este día era el que las tropas tenían planeado para marcharse rumbo al Oeste.

Mi padre ya me había dicho antes que no me llevaría pues sería peligroso para mi, esta vez trate de convencerlo de nuevo.

–¡No!– repitió por onceava vez.

–Pero papá, debo ir tú me necesitas te puedo ser útil además sabes que soy muy bueno con la ballesta.

–Dejmjan, esta vez no se trata si eres bueno o no, a donde voy esta vez no es a tierras de los šraling, esta vez me enfrentare a el que probablemente es el ejercito mas poderoso de la tierra y es muy probable además que no regrese con vida.

Al escuchar las palabras de mi padre no pude evitar sollozar al imaginarme esa idea, no volverlo a ver...

–Hijo no...

No lo escuche mas solo me alejé de el por ese momento.

***

Las tropas kinesias esa misma tarde estaban listas para partir, entre estos mi padre, Vilhejm mi padrino y algunos cuantos mas de nuestros vecinos de la villa.

Mamá, los hermanos Ari e Yrsa y yo salimos a despedirnos de mi padre.

Mama lo besó y le dijo.

–Promete que volverás a salvo Bjørn.

–Te lo prometo amor, tendrás noticias de mí cuando conquistemos Harumori y los mares del oeste, amada mía Brynhilda cuida bien de nuestro hijo y de los hijos de Jak en mi ausencia.

–Te esperare amado mío, cuidare de nuestro hijo y los de tu amigo.

Se dieron mas besos, trate de ignorar eso.

De pronto papá se acercó a mi.

–Dejmjan, mi hijo.

–Si viejo...

–Ya has crecido bastante, eres tan parecido a mi cuando tenía tú edad. Promete cuidar a tu madre mientras vuelvo y la granja.

–Consideralo un hecho papá.

–Trata de no meterte en mas problemas hijo.

–Eso no te lo aseguro.

Papá me dio un fuerte abrazo, trate de no derramar lágrimas pero alguna si corrió por mis mejillas y note que también las de él.

El cuerno de guerra sonó, papá rápidamente monto en su caballo.

–Ya es hora– exclamó.

Desenvaino su acero toledano apuntando al cielo y grito.

Fra fra! Fri manen af Kinešland, til Oregon!

A toda velocidad dejo la aldea, Djanæ la pirata lo siguió acompañada de sus vikingos y tras esta los cientos de guerreros de Kinešland y otros lados.

Mamá me llevo a casa.

Mi padrino se encargaría de comunicarse con las tropas por medio de aves mensajeras así que era muy probable que en una semana recibiríamos la primera carta.

***

Estaba de vuelta en casa, hable con los hermanos Ari e Yrsa un rato.

–Esperenme voy al baño.– dijo Ari, al fin tenía tiempo a solas con su hermana así que tome bastante valor para decirle.

–Yrsa, ¿Extrañas a tus padres?

–Siempre Dejmjan, aunque no conocí mucho a mi mamá pues murió al dar a luz a Ari, todavía recuerdo como me cantaba su canción de cuna.

–¿Y a tu padre?

–También, el tenía casi la misma personalidad que el tuyo Dejmjan.

Quedamos un rato en silencio

–Yrsa

–¿Sí? Dejmjan

–Creo que tú me gu...

–¡Ya volví!– interrumpió Ari.

No pude decirle a Yrsa lo mucho que me gustaba ese instante, pero un día será.

El colono de KinešlandOn viuen les histories. Descobreix ara