Capítulo 7: Viaje largo

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Diario de Dejmjan

día de la quinta luna.

Ayer llegamos a costas mas allá de las  Þors Fjallen así que estábamos en territorios dominados por los nómadas ojibva, algunas 6 leguas mas alejado de donde cace la última vez con mi padre.

Dejamos el barco en un lugar seguro y nos separamos, Ari e Yrsa buscarían que cazar mientras yo armaba un refugio con troncos.

Tarde toda esa tarde en armar 3 tiendas, los hermanos llegaron y no habían encontrado nada así que me ayudaron a terminar de armar las tiendas y encendimos una fogata, cenamos el poco pan que nos quedaba y la conversación empezó por parte de Yrsa.

–Bien chicos todavía no me dicen el plan.

Dudoso le pregunté

–¿Plan?

–Si, no creó que hayamos venido aquí solo a pasear, ustedes tienen alguna razón por la que salimos de los límites seguros del país y no me la quieren contar.

Ari le respondió a su hermana

–Pues bien, Dejmjan y yo planeabamos volvernos independientes, ya sabes ir a estas nuevas tierras y volverlas nuestra hacienda.

Yrsa le dio una bofetada a Ari.

–¡¿Estan locos?!

Preguntó bastante enojada.

–¿Como se les ocurre que dos chicos de 12 años pueden escaparse de su pueblo y tener la brillante idea de ir a tierras peligrosas para crear su propia granja?

Le conteste tranquilamente.

–Dos chicos de doce años y una chica de 15 si te has dado cuenta, ahora estas con nosotros en esto.

–Que va, a mi no me metan en esto yo no creí que fueran tan locos  como para hacer esto.

Ari le tranquilizo a su hermana.

–Estamos bien Yrsa, todavía tenemos un poco de comida y vino para mañana y suficientes flechas y balas por si algún šraling nos quiere atacar.

–No me digas, ¿Acaso crees que los šraling son ardillas fáciles de matar?
Esos tipos le cortan el cabello a sus víctimas y lo usan como adornó.

–Lo se y también se que la abuela se pondrá muy orgullosa cuando sepa que gracias a nosotros tenemos mas tierras para la villa.

–Estan locos ustedes dos.

Despues de decir eso entro a silu tienda a dormir, Ari la siguio una hora despues para poder dar unos tragos mas al vino.

Yo me quede haciendo guardia esa noche.

Transcurrió todo tranquilo hasta que oí un ruido, tenía un poco de miedo pero prepare mi ballesta con una flecha y me adentre al bosque.

Seguía ese ruido, hasta encontrar su fuente, pude distinguir entre la oscuridad de la noche y el bosque una silueta humana, probablemente un šraling.

No perdí tiempo, le apunte desde una distancia considerable acercándome cautelosamente para no ser descubierto.

No funciono pues este dio media vuelta y nuestras miradas cruzaron.

Dispare de inmediato pero este a una gran velocidad saco una espada y bloqueo la flecha partiéndola exactamente por la mitad.

Saque mi hacha y me dirigí corriendo hacia el ente pero este con  una agilidad impresionante trepo un árbol y desapareció de mi vista.

Mire a todos lados esperando encontrarlo pero nada, rápidamente fui de vuelta a nuestro campamento pues temía por mis amigos, afortunadamente estaban a salvo.

Volví a recargar mi ballesta y también el mosquete por si algo ocurría.

No pude escribir el diario esa noche pues estuve atento a que nada pasara.

Hasta el amanecer...

El sol salió y con el despertaron los hermanos, salieron nuevamente a cazar mientras yo ahora sería quien descansará.

Entre a la tienda y me recoste.

No dejaba de pensar en ese hombre, me había quedado claro que no era un šraling pues tenía espada, los nativos ni siquiera conocen el metal y aun si hubiese sido robada a un kinesio ese hombre era muy hábil con esta por haber detenido esa flecha tan rápidamente.

Además no creo que fuese otro kinesio pues la espada tenia una forma muy rara, era larga y curva.

Entre todos esos misterios que surgían finalmente concilie el sueño, el cual no duro para nada pues a menos de una hora de haber dormido escuche un grito.

–¡Ayuda, Dejmjan!

Era la voz de Yrsa, tome rápidamente mi hacha y el mosquete y fui hacia allá donde provenían los gritos.

Ari estaba resistiendo con su hacha a dos šraling que le atacaban con sus garrotes mientras Yrsa forcejeaba con otro.

Rápidamente le dispare en la cabeza al que acosaba a Yrsa, esta quedo salpicada de materia gris y sangre pero la salve.

Uno de los otros dos fue hacia mi de un salto pero lo golpee con el mosquete, cayó al suelo y con el hacha atravesé su pecho.

Ari aprovecho para matar al último cortándole el cuello.

Creímos estar a salvo, sonreímos pero una flecha cayo en la pierna de Ari. El grito de dolor.

Venían de arriba.

Tome a Ari y corrimos a refugiarnos al lado de un árbol, Yrsa también lo hizo.

Ambos recargamos los mosquetes y disparamos. Tres tiros errados y dos efectivos porque escuchamos cuerpos caer desde los árboles.

–Todavía queda un arquero.

Murmuré, tome mi hacha, corrí hacia este esquivando las flechas y lance el hacha con toda mi fuerza, no le corte pero golpee al arquero y este cayó de cabeza provocándole la muerte.

Respiramos tranquilos, me di cuenta que tenia una flecha atravesada en mi brazo y me la quite aguantando el dolor.

Yrsa estaba ilesa pero bastante asustada. Y Ari se había quitado también su flecha pero estaba desangrándose, rápidamente Yrsa y yo usamos la tela de su camisa para anudar la herida mientras lo cargábamos al campamento.

Yrsa le sello la herida con su cuchillo puesto al fuego.

Después de eso se dirigío hacia el lago.

Yo la seguí.

–Yrsa, no espera ¿A donde vas?

–Voy por el barco Dejmjan me llevare a Ari de vuelta a la villa y si no eres un idiota vendrás con nosotros, esto se acabo nos metiste en un gran riesgo Dejmjan.

Iba a convencerla pero al oír sus palabras me di cuenta que tenía razón.

No me quedó más que acompañarla a llevar el karve de vuelta al lago, recoger a Ari y nuestras cosas y volver a la villa donde seguramente un castigo ejemplar nos esperaría.

Pero cuando llegamos al lugar donde pusimos el barco...

–Dejmjan, el karve ¡No esta!

–O no... Esos šraling nos robaron...

Volvimos al campamento.

No sabíamos que hacer, solo se nos ocurría esperar a que Ari sanara mañana para poder caminar de vuelta a la villa aunque era claro que mañana no iba a sanar tan de repente.
Esperamos a la noche, Yrsa cazo dos liebres y las asamos, esa fue nuestra cena.

Ella se quedó haciendo guardia esta noche.

No se que haremos sin poder volver a casa, solo se me ocurre sobrevivir lo mas que podamos.

El colono de KinešlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora