Capítulo 28: El duelo

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Memorias de un guerrero

5° sol séptima luna

Desperté, mas bien fui despertado con un bote de agua fría.

Me quitaron los grilletes y con un látigo ordenaban que me vistiese lo más rápido posible, me sacaron de esa tienda de lona.

Los soldados de mi señor Akanato me habrían de escoltar con este, pues hoy dentro de unas horas pagaría por mi traición.

Al centro del campamento ahí estaba, portando su armadura de señor de guerra y de uno de los conquistadores de Asia y Eriko.

-¿Sabes por qué no te he matado? Djon Ling.- preguntó mi señor.

-Porque quiere que pague mi traición viendo morir primero al pueblo de mi amada.- uno de los escoltas me golpeó en la cara después de oír eso.

-Esa tal Malina no creo que haya exactamente de ese pueblo que atacamos, además recuerdo que te dijo que ella escapo de su pueblo y solo volvería cuando tu llegaras con ella como su pareja.

Yo estaba furioso al escuchar esas palabras, pero no podía hacer nada, quería liberarme de estos soldados, matarlos a todos y ser libre.

-Usted señor... Es un monstruo.- le dije mientras el solo reía al escucharlo.

-Sí lo soy, y no has visto lo peor de mí, sabía además que ayudarías a los hombres blancos porque todavía tienes la culpa de que tu amante embarazada muriera en manos de los šraling.

Yo al escuchar eso no podía creerlo, Akanato sabía entonces que iba a escaparme esa vez pero no entendía como pudo enterarse.

De pronto detrás de nosotros venían otros soldados trayendo frente al señor de la guerra a otro prisionero.

-Ling, seguro recuerdas a Mikamaru, él también te vigilaba junto a Nagara quien lamentablemente murió hace pocos días cuando atacaron el segundo campamento esos cerdos kinesios.

Miraba a Mikamaru había sido golpeado tanto que su cara estaba deforme e irreconocible.

-Mikamaru escapo de ese lugar para darme además el mensaje de que te habías rendido sin pelear ante los hombres blancos mientras tus compañeros morían Ling y tú al menos no serás castigado con una muerte sin honor.

Otro de los soldados le entregaba a Akanato una katana y se despejaron lo suficiente los escoltas que traían a Mikamaru.

Un corte rápido y exacto lo decapitó.

-¡Pero este insecto despreciable de Mikamaru abandono la batalla también mientras sus compañeros daban sus vidas por su nación, lo maldigo!- exclamó furioso Akanato después de ejecutar al desertor.

Le entrego la katana al soldado y se acercó a mí.

-Tú en cambio ni la muerte mereces, chino.- dijo mientras otro soldado le llenaba una copa de agua.

-Tú me serás mi pieza clave para acabar con los kinesios de Þorsbag, eres el mejor samura-i que tengo y por eso sé que puedes vencer a cualquier kinesio, ellos vivirán sí solo ganas, les perdonare la vida y los aceptare como despreciables esclavos. Pero si veo que estas perdiendo el duelo, ¡Destruiré completamente a la nación de Kinešland hasta volverla cenizas y ese nombre será censurado de los libros de historia y punible con la muerte a quien hable de ello y así será por los siglos mientras perdure el glorioso imperio de Nihon!- después de mencionar al imperio todos los soldados nihones exclamaron su grito de guerra.

Pasaron las horas y ya era la tarde, estaba listo para el combate.

Los kinesios llegaron, eran muy pocos hombres esta vez pero pude notar que Bjørn, Dejmjan y el Jarl venían entre estos.

Escuche al intérprete de Akanato gritar.

-¡Pueblo de Þorsbag, de la nación Kinešland, muestra a tu combatiente!

No podía creerlo, Bjørn Þorgrison había dado cinco pasos al frente mostrándose como aquel que me enfrentaría.

Sabía que le pasaría a su familia y a su pueblo si yo perdía además él estaba dispuesto a morir por ellos, era mi amigo pero no quedaba de otra.

Debía matar a Bjørn Þorgrison...

Akanato quien veía desde su alta silla me ordeno ir al centro de la improvisada arena.

Igual di los suficientes pasos hasta quedar a dos de distancia de Þorgrison.

Hicimos la reverencia.

-Hoy uno de nosotros dos ira al Valhalla Ling.- dijo Bjørn

El árbitro golpeo la percusión dando inicio a nuestro duelo.

-Entonces hagamos esto rápido Bjørn...- le respondí mientras mutuamente chocaban nuestros aceros.

Me di cuenta que el de Þorgrison era muy bueno, no parecía el acero que los kinesios solían usar.

Recibí el primer corte cerca de las costillas, su espada había atravesado mi armadura.

No podía dejarme perder así que espere a que se confiara, era muy hábil pero se descuidó un momento y pude darle dos cortes, uno en su pierna derecha y otro en su mejilla izquierda.

Trataba de ignorar todo lo demás, la presión invisible de Akanato, los gritos de Dejmjan suplicando por su padre y los gritos de todos los soldados nihones y kinesios.

Solo me concentraba en vencer a Bjørn, era muy hábil y con esa espada más pero logre apuñalarle en otra pierna.

Se descuidó y bajo la guardia, era el momento perfecto para decapitarlo o apuñalarle de una vez, opte por la segunda pues estaba cubierto por una coraza de cadena en su cabeza y cuello.

En una fracción muy corta de segundo Þorgrison puso su acero como escudo, causando que el mío se pusiera tenso.

Una fuerte estocada después de parte del kinesio cortó mi katana en dos partes...

Era imposible, el acero nihon era indestructible o eso creí.

De pronto sentí como el frío metal atravesaba mi cuerpo.

Bjørn Þorgrison me había apuñalado.

-¡No! Kinešland se-ra de-destruida.- le reclame con mis últimas fuerzas.

Todo se volvía blanco, estaba cayendo inconsciente y la muerte estaba cerca.

No sé si lo imaginé pero por un momento pude ver a Malina.

-Ling ven conmigo, te llevaré a un lugar donde no hay más guerra, hambre, ni esclavitud... Un lugar más allá de Kinešland...- escuche que decía mi amada

Volví a recobrar la conciencia, oí disparos por doquier, y gritos de dolor.

-¡Ling! ¿Estas bien? No mueras ahora amigo.- me suplicaba Bjørn Þorgrison.

Con mis últimas fuerzas le dije.

-Estoy bien si estoy con mi amada Malina...

El colono de KinešlandTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang