Extra número uno

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Justin Bieber.

Me acerqué a ella cuándo observé que su grupo de amigas se habían retirado del lugar, al estar frente a ella, me siento en la silla y suelto un suspiro.

—Justin —habló, agitando con rapidez sus pestañas.

Quise rodear los ojos, pero a pesar de todo lo que July había realizado, me tranquilicé. No quería volver a caer en mi antigua personalidad.

—July, necesito hablar contigo.

Ella sonrió y sé acercó más aún.

—¿Ya caíste en cuenta del tiempo que perdiste con Arizona? —preguntó, sacando su labio inferior.

—¿Ya caíste en cuenta que también tú fuiste infantil en meterte en mis sentimientos y alejarme de la chica que me gusta? —respondí con una pregunta.

—¡Vamos! ¿La estás defendiendo? ¿Luego de todo lo que hizo? —sacó su sonrisa y sacudió su cabeza.

—Sí, tal vez lo que ella hizo no fue lo mejor, y ya le cuestioné sobre aquello —me encogí de hombros—. Pero aún no cuestiono tú actitud de niña caprichosa.

—¿Niña caprichosa? —frunció su ceño.

—Exacto —asentí—. ¿Cuándo aceptarás que no soy un maldito dulce? Tampoco un llavero, ni mierda. ¿Qué quiero decir? No puedes deborarme, intentar llevarme hacia todos lados, y tampoco que tú estés siguiendo cada uno de mis putos pasos.

—Me dañas.

—¿Te daño? ¡Tú también lo hiciste en el momento que alejaste a Arizona de mi! —grité, pero al ver cómo algunos estudiantes se giraban para observarnos, de inmediato bajé la voz—. Ella iba a decirme todo, pero llegaste tú y arruinaste todo lo que ella tenía planeado, te interpusiste en una relación de dos, una pareja. ¿Cuántas veces tengo que decirte que no me gustas y que no lo harás? Quiero a Arizona, y la recuperaré. Solo debía de aclararte que ya no me interesas, la verdad, nunca lo hiciste realmente.

—¿Cómo sabes qué Arizona iba a decirte todo?

—Porque tengo amigos, y Hoween se lleva bien con Arizona, obviamente él iba a comentarme todo —suspiré, rascando mi barbilla—. Ahora, te pido algo más, aparte de alejarte de mi.

—¿Qué? —ella susurró, bajando su mirada.

—Borra aquél blog y ve a discuparte con Arizona.

—Yo no iré... —antes que continuara hablando, la interrumpí.

—¡Oh, querida July! Sí lo harás, te alejarás de mi, borrarás aquél blog y te disculparás con Arizona —me levanté de la silla—. Adiós, July —mordí mi labio evitando reír—. Eso sonó cómo toda una diva dramática, cómo me amo, cielos.

Al alejarme de allí, me sentí un poco más tranquilo. Sólo espero que ella realmente cumpla con lo que pedí, para así, dar comienzo a mi plan para acercarme a nuevamente a Arizona.

Sólo espero que ella no sé sienta mal luego de mi constante alejanía y mi ley del hielo, hacia ella, sin embargo todo lo que estaba haciendo es necesario, o al menos para mi lo era.

Al siguiente día, saludé a Hoween quién estaba sentado al final del salón, me senté a su lado, dejándo mi bolso en el suelo.

—¿Qué tal? —preguntó, cruzando sus brazos.

—Todo bien —sonreí, levemente.

—¿Te enteraste? —dijo, haciéndome reír, algunas veces Hoween llegaba a parecer una chica amante de los chismes.

—No, ¿sobre qué? —contesté.

—Ayer July fue a visitar a Arizona, antes que Mel se lanzara sobre ella y sacarles sus implantes, July habló con Arizona. Primero, ella le dijo que cerró el blog y hoy en la mañana lo comprobé, ya no queda nada de; Guía para superar a Justin Bieber —él rápidamente sacó su móvil y lo puso frente a mis ojos—. Sólo éstos screen shots que alcancé a tomar para el recuerdo, ¡hay que admitir que Arizona fue muy creativa!

—Borra eso, Hoween —rodeé mis ojos.

—No lo haré —soltó una carcajada—. Bueno, luego de eso, July le pidió perdón a Arizona, por arruinar su lo que sea que tuvieron, por intervenir en el blog y por nacer —rió y chocó sus palmas—. Aunque lo último lo inventé yo. ¿Fui chistoso verdad? Debo de escribir mis chistes.

—Hoween, ni siquiera me lograste sacar una sonrisa —hablé seriamente.

Él sé acercó y tomó el borde de mis labios, levantándolos y haciéndome sonreír.

—Bien, aléjate, estás muy cerca, esto se debe de ver poco masculino, Hoween, nuevamente digo, aléjate.

Él sé alejó y sé centro en su asiento. Minutos después la clase comenzó, en las primeras filas pude observar la cabellera morena de Arizona.

Suspiré y apoyé mi mentón en mi mano.

—¿Cuándo le hablarás?

—Pronto —respondí en un susurro.

¿Qué estaba esperando? No, no estaba esperando momento indicado, más bien, las palabras indicadas que aquél día usaría.

Luego de una semana, el semestre comenzaba a acabar y yo aún no pensaba en las palabras.

¿Qué tal sí ella ya no desea verme más? No sé porque tardo tanto, solamente aún no me nace.

Aquél día, cuándo pasé por la tienda de pasteles y observé un dinosaurio en uno de ellos, sentí que debía de obsequiarle esos pasteles a Arizona.

Era el último día, así que solo ingresé a la tienda y los compré.

Cuándo fui a su habitación para entregarle los pasteles, Melanie salió a mi encuentro y me avisó que Arizona ya sé había marchado.

¿Esto debía de ocurrir cómo en las absurdas películas?

Aún con esperanzas, caminé hasta la salida de la Universidad, esperando que Arizona se encuentre allí.

Sonreí al ver su cuerpo apoyado en su maleta rosada chillón.

Entonces, no lo pensé, solo me acerqué a ella, con una extraña bienvenida y saludo, me dirigí hacia ella y le dije absolutamente todo lo que sentía.

Sin guardarme nada.

Me sentí feliz y aliviado, pero cuándo sus labios tocaron los míos después de un largo tiempo, sentí que en cualquier momento explotaría.

Guía para superar a Justin Bieber [ j.b ]Where stories live. Discover now