Capítulo deciséis

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—¿Crees que lo maté o algo por el estilo? —pregunté, mordiendo mi uña.

—No lo creo —sentí cómo suspiró levemente—. Bueno, tal vez sí.

—¡Oh, Dios!

Estábamos hace más de una hora en el hospital, esperándo alguna noticia sobre Justin.

Cuándo lo encontramos en el suelo de su habitación, completamente inconciente, nos tomó más de diez minutos darnos cuenta de lo que estaba ocurriendo.

No sé cómo lo hicimos, pero llegamos al hospital, con Justin en su cuerpo, pero aún desmayado.

Y seguimos aquí, esperándo respuestas.

Dios, tendré que conseguirme dinero para pagar todo el funeral de Bieber. ¡Quedaré sin dinero y con un sentimiento de culpa enorme!

—Tranquila, no creo que sea tan grave —susurró Mel a mi lado.

—Me acabas de decir que posiblemente lo maté —respondí.

Me levanté de los asientos incómodos cuándo vi cómo el doctor que nos atendió se nos acercaba.

—¿Cómo está Justin? —pregunté de inmediato cuándo llegó.

—Acostado debe de estar —se encogió de hombros.

—¿Me está jodiendo, mierda? —grité, y Mel me cubrió mi boca con su palma.

—Perdónela, es que a su novio nunca le había ocurrido algo así.

¿Novio? ¡Novio las pelotas que no tengo, pero deseo poseerlas!

—Bieber está bien, solo tenía demasiado alcohol en su cuerpo —explicó, masticando su chicle—. Está despierto, pero un poco ido.

—¿Ido? —preguntó Melanie.

—Sí, creo que él le tiene fobia a los hospitales o algo así, entonces tuvimos que cedarlo —suspiró, rodando sus ojos—. Pueden ir a verlo.

Él sé retiró y por fin Mel sacó su mano de mi boca.

—Él me recordó a Marta —dije, aún observándolo.

—Pensé lo mismo.

—¿Cedarlo de qué modo? —pregunté al recordar las palabras del doctor.

—Con anestesia, debe de estar hablando incoherencias —sonrió algremente—. ¡Vamos! Quiero burlarme de él.

Ella tomó mi mano y me arrastró hasta el interior de la habitación. Justin estaba en la camilla, observando curiosamente al enfermero.

—Bien, chico, tienes visitas —murmuró él, al vernos entrar.

El chico se retiró, dejándonos solos a los tres. Diablos, fue una mala idea.

Mel fue directo hacia un sofá, sentándose allí. Me acerqué con cuidado a Justin, quién seguía mirando cada centímetro de la habitación cómo sí fuera la cosa más extraña del mundo.

—Hey —susurré.

Él puso sus ojos en mi e intentó sonreír.

—He robado una joya —susurró, cómo sí estuviera contándome un secreto.

—¿Qué? —reí.

—Una joya muy hermosa —suspiró.

Fue allí cuándo caí en cuenta, me sonrojé al escuchar las carcajadas de Melanie.

—Me está coqueteando, ¿verdad? —me dirigí hacia ella.

—Sí.

—¿Cómo están nuestros hijos? Ya deben de estar grandes —volvió a murmurar y tomó mi mano.

Guía para superar a Justin Bieber [ j.b ]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora