Capítulo 52.

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Narras tú.

Cuando aquellas palabras salieron de su boca de inmediato una sonrisa se curvó en mi boca. Sabía que él estaba delante de mí, podía sentir su respiración chocar a un lado de mi cuello. La dificultad para ver cada vez se hacía mayor, todo estaba dando vueltas y no se veía con claridad, como si un vidrio empañado estuviera delante de mí.

Mis ojos se cerraron y todo se tornó negro.

*     *     *     *

Sonrió antes de cerrar sus párpados y quedar dormida en mis brazos. Con temor a que se golpeara, cargué su cuerpo tal como el de un bebé. Suejetaba sus muslos, mientras que ella tenía envueltos sus brazos alrededor de mi cuello. Aun seguía dormida.

Suspiré al salir del club y pedí un taxi, debía llevarla a su casa. Minutos atrás respiraba agitada y entrecortadamente pero ahora, podía sentir la paz que había dentro de ella al dormir. Mientras el taxi se acercaba, con mi dedo trazé una línea por su mejilla, sintiendo el contacto de su suave piel. El taxista aparcó el coche delante de nosotros y subí primero, sin dejar de cargar a ____. 

Luego de pasar unos 30 minutos en el taxi ya que había un tráfico desastroso, llegamos a casa. Sabía que en el momento que yo entrara con _____ en mis brazos, recibiría toda clase de comentarios por parte de Luke y los demás.

Respiré profundamente y con la mano izquierda, abrí la puerta principal, encontrándome con todo allí jugando al poker.

—Hey bro ¿Qué pasó? ¿A cenicienta se le fué de mano el alcohol?—dijo Drake y todos rieron.

—Déjamela a mí y hago que grite mi nombre tantas veces que todos los vecinos se lo sabrán—Bruce rió mientras las palabras salían de su boca.

—Cierra la jodida boca o te la cierro yo de un puñetazo vale—escupí mientras subía las escaleras.

— ¿Vas a jugar?—escuché a Luke y negué con la cabeza. Ellos continuaron con su juego cuchillando sobre la escena que había visto. Estaba seguro que ellos son peor que las viejas chismosas de los barrios.

Cargué a ____ por la escalera que sorprendentemente aun seguía dormida. Abría con cautelo la puerta de mi habitación y la cerré detrás de mí. Ella se movió un poco al oír el impacto del portazo pero continuó dormida.

Me acerqué a la cama que estaba perfectamente acomodada y con cuidado la dejé ahí para que siguiera durmiendo. Ella era tan angelical cuando dormía, increíblemente tranquila diría yo.

Abrí la manta negra que estaba puesta sobre la cama y la pasé por encima de su cuerpo, asegurándome de que ninguna parte de ella quedara al descubierto, así no tendría frío.

Apagué la lámpara que estaba en la mesita de luz y me dirigí a la puerta para ir con los chicos, de repente sentí unos brazos rodear mi cintura fuertemente. Por el rabillo de mi ojo vi a _____ parada detrás de mí, sosteniéndome como si su vida dependiera de ello.

—No quiero que te vayas—susurró en mi oído y mil y un escalofríos sacudieron mi cuerpo.

—Estoy aquí para ti, preciosa—volteé y nuestros cuerpos estaban a milímetros. Podía sentir su corazón latir tranquilo.

Narras tú.

Estábamos parados, viéndonos a los ojos como si lleváramos una eternidad sin vernos. Su pecho chocaba con el mío, subía y bajaba agitadamente.

—Cierra los ojos—susurró él.

Inmediatamente hice lo que me pedía. Sentí cómo su mano tocaba un lado de mi rostro, acariciando mi mejilla, moviéndose despacio por la línea de mi mandíbula. Su dedo pulgar trazó mi labio inferior, obligándome a separar mis labios y gemir entrecortadamente. Todo mi cuerpo vibraba exitado. Era demasiado dulce como para soportar.

Su mano bajó por un lado de mi cuello, rodeándolo suavemente. Su peso se desplomó contra el mío y, entonces sus suaves labios presionaron contra mi frente. Me sujete más firmemente a él, levantando la cabeza, esperando que su boca se posara en la mía.

Dio un ligero paso atrás, dejó caer su mano de mi cuello. Abrí los ojos y pude ver cómo me observaba con su mandíbula contraída. Sus ojos brillaban excitados, pero su cara estaba endurecida. Aproximé mi cara a la suya, necesitaba sentir sus labios contra los míos.

—Bésame—susurré. Seguía estando apretado contra mí.

—No puedo—dijo mientras cerraba sus ojos.

—Justin yo te amo—mi voz sonaba quebrada y podía sentir las lágrimas aproximarse—¿no te gusto?—mierda. No quería que esas palabras salieran de mi boca, ya me sentía completamente destrozada y rechazada.

—No me gustas, preciosa. Estoy locamente enamorado de ti—respondió suavemente, sintiéndose casi avergonzado de admitirlo.

¿Me ama? ¿Realmente me ama?

No sabía qué decir. Apenas podía respirar. Yo no era bastante buena para él. Justin era increíble y tan especial, merecía a alguien mucho mejor que yo.

Me miraba con curiosidad. Bueno, en realidad se veía asustado.

Su cara se alargó aun más con mi silencio.

—¿De verdad me amas?—susurré, no confiando en mi voz para hablar más fuerte.

Él asintió con la cabeza.

—Yo también te amo, Justin—dije sinceramente.

—¿De verdad?—gimió.

Mordí mi labio y asentí. Suspiró y con el brazo rodeó mi cintura.

No quería seguir hablando. Necesitaba sus labios contra los míos ahora. Mi cuerpo estaba desesperado.

—Shh, es hora de dejar de hablar—susurré.

Subí mis manos deslizándolas por su pecho, rodeando el cuello y enredándolas en el pelo de la nuca. Él gimió desde el fondo de la garganta y mi cuerpo pareció incendiarse.

Su boca avanzaba lentamente hacia la mía que la esperaba iba a matar, pero el momento era perfecto, privado y romántico. Finalmente su boca tomó la mía, presionando suavemente, sentí que nunca más volvería a respirar.

¡Finalmente lo estaba besando! Todo mi cuerpo ardía en pasión y no podía acercarme suficiente. Él lo sentía también y me apretaba más, sus manos bajaban por mi espalda haciendo cosquillear el pelo de mi nuca.

Su lengua se deslizó sobre mis labios, deseosa de más, abrí la boca. Justin entró, explorando suavemente.

Gemí cuando su increíble sabor me estalló en la lengua. Me besó profundamente mientras yo me aferraba con fuerza a su cuello para que no se alejara.

Interrumpió el beso justo cuando me estaba mareando ligeramente. Pensé que se estaba apartando, pero no lo hizo. Me besó el cuello, mordisqueando suavemente mi piel y mis rodillas se aflojaron. Gemí ahogadamente cuando besó un camino desde el cuello hasta mi oreja.

—Te amo, preciosa—susurró.

Sonreí feliz y jalé un poco el pelo que tenía entre las manos.

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HOLAAAAAAA ¿Cómo están? ¡Ya somos 11.700 readers! Muchas gracias por su apoyo. Al fin Justin besó a rayita, ya era hora lol

Change me {Justin Bieber y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora