Insanity

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¡Hola! Hoy es el cumpleaños del hombre más sexy y explosivo del mundo:

¡Happy Birthday, Kacchan!

Por ello he traido este pequeño one-shot en su honor.

Espero que lo disfruten.


Agradecimientos a: DraGungnir , por aguantarme y ser mi beta reader. 

¡Waa! ¿Qué haría sin ti? ¡I love you!~


Advertencia: Violencia. Puede herir la sensibilidad de algunas personas.

Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece todos son propiedad de Kōhei Horikoshi.

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Insanity

Locura.

Esa es la mejor definición que le puede dar a lo que le está ocurriendo.

Su cuerpo se estremece cuando un tumulto de pensamientos indebidos irrumpe en su cabeza, uno tras otro y sin detenerse, le hacen perder la razón.

No lo soporta, no quiere aceptarlo.

De nuevo, esas visiones aparecen para torturarle. Ya no sabe diferenciar la realidad de las ilusiones que automáticamente crea su subconsciente. Traicionándole, humillándolo y haciendo que su orgullo sea lanzado por la borda.

Pero ya no puede negar más lo obvio: Está loco.

Él mismo se ha auto diagnosticado: Está mentalmente enfermo.

Porque una persona normal no estaría pensando en eso cada minuto de su día ni viendo espejismos que sólo le enardecen más cuando hacen acto de presencia.

—¿Cuándo lo aceptarás?

—¡Cállate!

—Déjalo, es sólo un niño con un severo caso de auto negación.

—¡Cállate!

—Mírenlo, se queda ahí esperando a que con un dedo todo sea tapado.

—¡Ya cállense, malditos!

Murmuros incesantes, que le destrozaban la poca paciencia que tiene. Sus voces hacen eco en la habitación, día y noche, en ese enorme recinto de donde se niega a salir, torturándolo, hostigándolo, queriendo volverle más inestable de lo que ya se encuentra.

¿Cómo tratar con esa enfermedad si esta solo en este predicamento? La única solución que encuentra es resolverlo de la única forma que sabe: con violencia.

Los golpes incesantes contra la pared, no mitigan la oleada de extraños razonamientos agobiantes; todo lo contrario; los aumentan, con tanta rapidez, que el dolor que siente se convierte en una pequeña jaqueca en comparación a la molestia que experimenta por no poder sacar de su cabeza eso.

La sangre recorre por su rostro hasta bañar las blancas sábanas, gota a gota, colorean ese lecho, decorándolo de una tonalidad rojiza que por fin puede ser percibida por su retina. Eso le gusta. Hace tiempo que todo se tornó monocromático.

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