Su cuerpo está enmarcado por músculos bien definidos y el agua toma varios caminos al caer sobre su piel. El jabón se desliza por su piel apiñonada, hasta caer al suelo de baldosas blancas. Y su cabello negro cae en mechones desordenados, cubriéndole el rostro. Su cuerpo es perfecto, totalmente perfecto, a pesar de sus muchas cicatrices y sus tatuajes. Y yo no puedo dejar de mirarlo con tanta admiración. La belleza que lleva ese hombre es única. Pareciera que fuera una escultura de un dios griego tallada por las mismísimas manos de Miguel Ángel. No, él mismo era un ángel.

Asaiah se da vuelta y no se sorprende cuando nota que yo lo estaba mirando. Cierra la llave del agua y toma una toalla antes de salir, pero en su hermoso rostro se dibuja una sonrisa. Se pasa la toalla por su cabeza y luego por el pecho mientras continúa mirándome y sonriéndome.

- Disfrutando del espectáculo, eh. — Dice.

- No tengo la culpa, fuiste tú quien dejaste la puerta abierta. — Se enrolla la toalla en la cintura y se acerca a mí. — No te cubras, por mí. No es nada que no haya visto antes. — Él alza una ceja y se le escapa una risita.

- Eres una acosadora. — Susurra. Da dos pasos más y se sienta al borde de la cama, luego se estira para acercarse a mí y deposita un suave beso sobre mis labios. — ¿No vas a cambiarte? Recuerda que tenemos que salir dentro de poco.

- ¿Qué hora es?

- Las tres.

- Bien. — Me pongo de pie y recojo mi maleta del suelo para buscar la ropa que ya había escogido para la entrevista.

Aunque me hubiera gustado prolongar ese momento por un rato más, ambos teníamos cosas que debíamos hacer. Pero era bueno ver que él estaba un poco más relajado, tal vez era porque estábamos lejos de sus problemas. Los habíamos dejado kilómetros atrás.

Mientras sacaba mis cosas, me doy cuenta que había comida sobre la mesa de comedor. Había unas bolsas con hamburguesas, que probablemente ya debían de estar frías. Me había quedado tan dormida, que ni siquiera noté cuando él salió a comprar algo para comer. Y lo agradecía, ya que mi estómago comenzaba a exclamar por alimento.

Él ya había comido algo antes de meterse a bañar, así que comí sola. Me apresuro a comer y luego me cambio a un atuendo que fuera un poco más formal, o al menos ese era el intento. Me coloqué unos jeans claros y una camisa blanca, sobre eso llevo un suéter verde oscuro y unos botines color beige. Arreglé mi cabello en una media coleta e incluso me coloqué algo de maquillaje, que cada vez dominaba más.

- Te ves bien. — Ahora él me veía desde la cama mientras yo estaba en frente al espejo del baño.

- Gracias. — Sonrío y guardo el labial dentro de mi bolsita de maquillaje. — Tú también te ves bien. — Él estaba vestido totalmente de negro, con un suéter oscuro. — Es bueno verte con algo distinto al cuello en v.

- Yo siempre me veo bien, Christina. Solo que el cuello en v me queda mejor. — Dicho eso, no pude evitar rodar los ojos. Él se ríe y se pone de pie. — Vámonos ya.

Al salir, el clima era un poco frío. A pesar de estar en primavera, aún se sentía bastante el frío, pero no se comparaba a un invierno en nuestra ciudad, al menos en San Francisco no nevaba. Tomamos otro taxi para que nos llevara hasta el campus. Afortunadamente llegamos temprano, pues nos costó encontrar el camino correcto hasta las oficinas de admisiones. Al llegar nos indicaron que esperáramos un poco.

El poco buen humor que tenía Asaiah se esfumó una vez que nos sentamos a esperar. Vuelve a tener el ceño fruncido y parece estar nervioso. Yo tampoco podía evitarlo, yo también estaba nerviosa. Antes, al recorrer parte del campus estaba bastante entusiasmada, pues esa era la universidad a la que iba a ir, el siguiente paso importante en mi futuro, pero todo dependía de ahora, de la entrevista para la beca.

Ángel - (Tercera parte de Bestia)Where stories live. Discover now