Capítulo 13

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Hola! Perdón por tardar tanto en subir, pero como ya les dije, Wattpad me está fallando horrible y ni siquiera sé porqué. Y además pronto será mi examen de ingreso a la universidad, así que he estado estudiando y eso no me deja mucho tiempo libre. Pero en fin, les traigo este capítulo nuevo, les pido perdón y que me tengan paciencia.

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Días después no supimos nada del padre de Asaiah, él no volvió a la casa ni tampoco teníamos una idea de donde podría estarse quedando. Pero Asaiah dijo que iría a un hospital a buscarlo, tal vez ahí obtendría respuestas.

La llegada de ese hombre, lo había cambiado por completo, aunque él no quisiera admitirlo. De vez en cuando, cuando se proponía estudiar, lo encontraba mirando a la nada, con sus pensamientos muy lejos de los libros que estaban frente a él. Había dejado de hablarme, estaba encerrado en su mundo y no quería dejar entrar a nadie en él, ni siquiera a mí. De pronto yo me sentía muy lejos de él.

- En una semana tenemos que ir a San Francisco. — Le digo. Está sentado frente a mí, con un libro abierto en la mesa delante de él y supuestamente lo está leyendo. Parece que ni siquiera me escucha. Aparto mi tazón de cereales y me acerco un poco más para mirarlo. — Para la entrevista de la universidad.

- Ajá. — Sigue sin mirarme, está con la vista fija a las mismas páginas que ha estado leyendo desde hace veinte minutos.

- Ya tengo reservaciones en un hotel cerca del campus.

- Ajá. — Hago una mueca y me cruzo de brazos.

- Estaremos en cuartos separados.

- Sí. — Se pone de pie y se va a la habitación, sin decir nada más. Bufo y termino mis cereales rápidamente, pues ya se me estaba haciendo tarde para ir a la escuela. De pronto regresa y vuelve a sentarse frente a mí en la barra de la cocina. — Ya es algo tarde, ¿vas a ir al instituto?

- Sí.

- Asaiah. — Ni siquiera cuando digo su nombre, es capaz de mirarme. — ¿Escuchaste algo de lo que te dije?

- Esta bien.

- ¡Asaiah! — Golpeo la mesa con ambas manos, haciendo que todo lo que estuviera arriba, diera un salto, incluyéndolo a él mismo. Él alza la mirada y se ve completamente confundido. — Deja de comportarte así, por el amor de Dios.

- Christina, estoy ocupado. Tengo que estudiar para la entrevista y estoy llevando los libros del estudio de tatuajes.

- ¿Sabes si quiera cuando tienes la cita para tu entrevista? — Él hace una mueca y suelta aire mientras se recarga en el respaldo de la silla.

- Es el mismo día que la tuya.

- En una semana. El miércoles de la próxima semana. — Se muerde el labio inferior y deja de mirarme, vuelve a ver al libro y esta vez pasa la página. — Los boletos de autobús están guardados en un cajón del armario. Ya hice una reservación en un hotel.

- Bien. — Incluso se escucha como si gruñera.

Tomo mi tazón y me pongo de pie. Voy hacia el fregadero para lavar el tazón y al terminar voy a la sala a tomar mi mochila y mi abrigo. El clima aún era bastante frío y aunque no había mucha nieve, casi podía sentir mis huesos congelarse cada vez que salía de la casa sin llevar mucho para abrigarme. Al llegar cerca de la puerta, me detengo detrás de Asaiah, que sigue sin mirarme. Tomo una bocanada de aire y luego lo suelto.

- Asaiah. Entiendo que te sientas así, ¿sabes? Pero no tienes por qué alejarme, yo lo único que quiero es ayudarte. — Puedo ver su espalda subir y bajar, pero no me responde, no me mira. Es como si yo a penas y existiera. — Nos vemos en la tarde.

- Ajá.

Salgo de la casa raídamente y cierro la puerta de un portazo. Voy hacia mi auto y trato de arrancar el motor, pero este se rehúsa a trabajar. Giro la llave un par de veces más y apresuro el acelerador con mi pie derecho con la esperanza de calentar la máquina y por fin hacer que encendiera. Me cuesta un poco pero finalmente lo logro encender. Ahora sí iba mucho más que tarde para llegar a mi primera clase.

A pesar que trato de apresurarme al conducir por la ciudad, termino llegando media hora tarde. Ni siquiera el profesor me dejaría entrar a su clase, así que permanezco en el auto mientras termina la hora. En lo que espero reclino un poco el asiento hacia atrás y me quedo mirando la capota.

Decir que no me gusta ver a Asaiah así, es poco. Me trae recuerdos de cuando lo conocí, cuando era ese chico extremadamente reservado, misterioso y, sobre todo; peligroso. Tal vez eso fue lo primero que me llamó la atención de él. Pero ahora que ya había visto a Asaiah, su faceta más vulnerable, la más auténtica, me es difícil volver a verlo como antes. Sin mencionar lo mucho que me duele que él trate de alejarme una vez más, cuando ahora sería lo último que debería de hacer, mucho más después de todo por lo que hemos pasado.

Me pierdo en mis pensamientos por un rato más. Hasta que veo la hora en el tablero del carro y al darme cuenta que solo en cuestión de minutos iba a comenzar mi siguiente clase, y que de nuevo estaba llegando tarde, bajo del auto y corro hacia al instituto. Tengo que subir dos pisos para llegar a mi salón, pero afortunadamente llego justo a tiempo. La profesora me ve algo enojada pero no dice nada, deja que tome asiento y enseguida comienza con la clase de psicología.

El resto de las clases estuve con Clarisa. Ella estaba completamente emocionada con la graduación, a pesar que todavía faltaban un par de meses para mayo. Ya estaba planeando absolutamente todo, y pronto quería que fuéramos a buscar los vestidos. De cierta forma me animaba, al menos me distaría un poco y ya no estaba pensando todo el tiempo en Asaiah o en el estrés de la entrevista.

Incluso me mencionó que había visto a Trevor durante el fin de semana e iba con aquella chica que él ya me había contado. Por otra parte, era bueno escuchar algo positivo de un amigo, me alegraba mucho saber que Trevor estaba comenzando una nueva vida y lo mejor de todo es que le iba bien. De verdad espero que las cosas con su nueva novia fluyan bien y pueda disfrutar y ser feliz, él se lo merece.

Al finalizar las clases, acompañé a Clarisa hasta su auto y después de organizarnos para el proyecto de la clase de historia, nos despedimos, pues ella le había prometido a Austin visitarlo después de clases, ya que estaban celebrando, la verdad ni siquiera entiendo que estaban celebrando, pero tampoco me molesté en preguntar. Espero a que arranque su pequeño cacharro rojo oxidado y luego voy caminando hasta donde había dejado mi coche. Ya que en la mañana había llegado tarde, encontré un lugar bastante alejado en el estacionamiento.

Voy caminando hasta mi auto, sin pensar en nada, solo en el frío y rogando que dentro de mi auto encuentre algo de refugio. Cuando estoy abriendo la puerta con las llaves, algo me llama la atención, una voz me llama, ni siquiera menciona mi nombre, pero sé enseguida que me habla a mí. Doy un respingo y me giro sobre mis talones para mirar a quien me estaba hablando. Es él, su padre, el padre de Asaiah.

- Hola. — El hombre toce y da un par de pasos para acercarse a mí. — Perdón por molestarte... Pero tú eres la novia de mi hijo, ¿no?

- Así es. — Trago saliva. — ¿Cómo me encontró?

- Me estoy quedando cerca de aquí y hace un par de días te vi salir del instituto...

- ¿Ajá? — No quería ser grosera con él, pero tampoco quería quedarme a hablar. Simplemente sentía que eso no estaba bien.

- Bueno... Quería pedirte una cosa. — Arqueo una ceja. Él se me acerca rápidamente y toma mis manos, pero deja una bola de papel en mi mano derecha. — Sé que tal vez Asaiah no quiera saber nada más de mí. — Dice. — Pero de verdad te agradecería si le pudieras dar eso, es la dirección de mi hotel. No espero que vaya... Pero... En fin. Gracias. — Se coloca un gorro verde y roído y sin decir nada más se aleja por el estacionamiento.

Entro al auto y guardo la bolita de papel dentro de uno de los bolsillos de mi abrigo. Enciendo el motor, esta vez no opone resistencia y arranca a la primera. Ahora solo tengo una cosa en mente; Asaiah. Me preocupa como pueda reaccionar, mucho más ahora. Pero no quiero ponerle presión a él, en ningún sentido, solo quiero que sea feliz. Tal vez ese papel, esa dirección pueda ayudar a que de una vez por todas, todo termine y por fin tenga un cierre y pueda seguir adelante con su vida y ser feliz.

Ángel - (Tercera parte de Bestia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora