Capítulo 14

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Saludos (?) Bien, traté de escribir este capítulo hoy en la noche... Así que seguramente estarán leyendolo en la madrugada. Quería decirles que la próxima semana volveré a escribir porque el sábado es mi examen de ingreso a la universidad y estoy dejando mi vida para estudiar... Porue de verdad tengo que quedarme. Así que saber que me desean lo mejor, más de parte de ustedes... Me ayudaría muchísimo.

Eso es todo, espero que esten bien.

P.d Encontré esta banda que se llama Armors. Deberían de buscarlos en Spotify porque no son conocidos pero su música es muy buena...  Y les dejo un video de ellos para que lo chequen. ;) Ahora sí, adiós.

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El agua ya se había entibiado, así que regresé al cuarto, donde Asaiah estaba sentado al borde de la cama y tenía una toalla enrollada alrededor de su cintura. Me le acerqué y él colocó una mano en mi hombro para ayudare a poner de pie. Caminamos juntos hacia el baño y tuve que quitarle la toalla yo misma. Se apoyó todo su peso sobre mí para entrar a la bañera y luego sentarse en aquella silla especial. Lo hizo todo en silencio, ni siquiera podía mirarme.

Los chorros de agua caían y recorrían todo su cuerpo desnudo y magullado. Mantenía su mirada clavada al suelo y ni siquiera parecía estar en el mismo. Tomé la esponja y la llené de jabón, para luego llevarla a su pecho. Al momento que la esponja tocó su piel, él cerró los ojos y volteó su rostro al lado contrario. Sabía que no le gustaba que yo tuviera que bañarlo, no le gustaba no poder las cosas por sí mismo.

- Asaiah. — Murmuré. Él no respondió, fue como si ni siquiera me hubiera escuchado. — Asaiah. — Él tomó mi muñeca con su mano y volteó a mirarme. El agua le caía por la cara, aplacando su cabello contra su frente. Hizo que soltara la esponja y deslizó la palma de mi mano por todo su pecho, hasta encima de su corazón.

Ni él ni yo dijimos nada más. Entré a la bañera sin importarme un carajo mi ropa. Me quedé frente a él y enseguida me rodeó con sus brazos. Para no estar completamente recuperado, aún tenía fuerza. Hundió su cara en mi vientre y yo coloqué mis manos detrás de su cuello, mientras me inclinaba para acunarlo con mi cuerpo.

Permanecimos en silencio lo que pareció una eternidad. El tiempo se congeló y solo éramos él y yo. Minutos u horas quizás. Alcanzamos una nueva manera tener intimidad, de una manera nada sexual. Solo los dos, unidos. Y él apoyándose en mí. Siendo yo su pilar. Algo que jamás lo dejaría caer.

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Estaciono el auto enfrente de la casa y me quedo mirando la puerta por unos segundos. Exhalo, dejando salir todo el aire de mis pulmones y luego tomo otra gran bocanada de aire. Mis manos están sobre el volante y miro hacia mi anillo. De pronto lo siento pesado, como si latiera en mi dedo. Vuelvo a tomar aire y me estiro para conseguir mi mochila y salgo del auto.

Lo único que rondaba mi mente era como decirle a Asaiah que su padre me había contactado. Mi mente trabajaba en como comenzar a decírselo. ¿Debía decírselo de golpe y ya? Mi más grande temor era como se lo podría tomar. Eso no era un tema sencillo. De por sí los últimos días había estado distante, no quería que siguiera de esa manera, pero tenía que decirle.

Entro a la casa y cuelgo mi abrigo en el perchero, pasando el papelito al bolsillo trasero de mi pantalón. No pasa mucho tiempo para que escuche un ruido. Asaiah sale de la habitación y lo noto agitado, con una capa de sudor cubriendo su rostro y su torso desnudo. Solo llevaba puestas unas bermudas deportivas color gris y unos tenis. No tuve que pensar mucho más para darme cuenta que había estado haciendo ejercicio. Por un momento me quedé anonada, admirando su jodida perfección. Todo mi cuerpo dio una sacudida y sentí una corriente eléctrica recorrer toda mi columna. De pronto siento como un calor se origina en mi pecho y comienza a esparcirse al resto de mi cuerpo.

- Christina. — Masculla. Es su voz lo que me arrastra de nuevo al planeta Tierra. — Chris... Quería hablar contigo. — Alzo una ceja y doy un par de pasos para acercarme.

- ¿Qué pasa?

- Lo siento... Sé que me he portado como un idiota por estos últimos días. — Enarco una ceja. Lleva una mano detrás de su cabeza y rasca su nuca. — La última persona con la que me debería portar así, eres tú. Lo... Lo siento. — Balbucea. Suspira y deja caer sus brazos a sus costados. — Solo que todo esto es difícil para mí, Christina... Mi padre... No quiero que estés cerca de esto.

- No tienes que alejarme, Asaiah. — Lo interrumpe. Baja la mirada y asiente.

- Lo sé. — Busca mis manos y entrelaza nuestros dedos. — Tú eres la única persona con la que puedo ser yo mismo. Me conoces tan bien que me asusta, eres la única cosa buena en el mundo a la que me puedo aferrar para seguir. Tú fuiste la luz que necesitaba en mi vida. Christina, tú me salvaste, de maneras que no puedo expresar. Eres todo, mi cura. — Suelta mi mano izquierda y me toma de la barbilla. — Solo que siento que te tengo que mantener alejada de toda la mierda. Tengo miedo que si no lo hago te escapes como arena entre mis manos.

- No lo haré. —Digo con toda la seguridad en el mundo. Para ese momento él ya debería de saber a la perfección que nada, absolutamente nada de su pasado podría hacer que me alejara, o que lo dejara de amar de la manera en la que lo hago. — Asaiah yo soy fuerte. Soy fuerte por ti y yo siempre estaré junto a ti. Si vas a luchar, voy a luchar contigo. No estarás solo, no más. — Se acerca a mí y me besa con suma delicadeza. Al sentirlo tan cerca soy capaz de percibir su fuerte aroma y el aroma de su sudor. — Tengo que decirte algo. — Mi voz se tambalea un poco mientras hablo. Él se separa lo suficiente para mirarme de frente y frunce el ceño.

- ¿Sí? — Ahora bien, tenía que decirlo ahora. ¿Cómo debía de referirme a aquel hombre? ¿Qué debía de decir? — ¿Christina? — Insiste. Enarca una ceja y me mira confundido. — ¿Está todo bien? — Lo miro y finjo una sonrisa al mismo tiempo que asiento con la cabeza. — No me estas queriendo decir que estás... embarazada... ¿Verdad?

- ¿Qué? — Grité y sacudí la cabeza. — ¡No! Estoy tomando las pastillas, ¿recuerdas? — De cierta forma eso pareció aliviarlo un poco, pero se mostró mucho más curioso.

- ¿Entonces? — Suelto aire y muerdo mi labio inferior justo antes de contestarle.

- Él... — Frunce el ceño sin aun comprender de lo que estaba hablando. — Tu... tu... — Balbuceo. En ese instante el entiende y asiente una vez. Ya que él entiende de quien me estaba refiriendo, me siento mucho más aliviada. — Bueno, él me buscó.

- ¿Cómo? — Pregunta alarmado.

- Hoy. Se aproximó a mí cuando estaba en el auto, justo antes de venir acá. — Llevo una mano a mi nuca y el frío de la palma de mi mano, ayuda a refrescarme. — Dijo que quería hablar contigo. — Con la misma mano busco aquel papelito y lo extiendo enfrente de los dos. — Me dijo que se está quedando aquí. — Toma el papel y lo mira. Asiente y alza la mirada hacia mí nuevamente. — Esto es algo que...

- No. — Me interrumpe. — Está bien. Iremos. Si ese hombre tiene algo que decirme, iremos. — Vuelve a tomar mi mano y en un solo movimiento, me acerca a él. — Y tú estarás conmigo en todo momento.

Ángel - (Tercera parte de Bestia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora