CAPITULO 30

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  Camila abrió los ojos ampliamente y se separo de su novia al instante, volteando a mirar hacia la enojada voz. Se trataba nada más y nada menos que del padre de Lauren.
La chica de inmediato supo que su novia se apartaría y le diría a su padre que todo había sido una confusión. Sabía que le diría al hombre que Camila solo la había tomado desprevenida. Sabía que negaría conocerla. Sabía que ella lloraría esa noche, y que luego Lauren haría algo extremadamente tierno y la perdonaría porque ambas eran idiotas.
De nuevo, Lauren la sorprendió.

Lauren: Papá... yo... -Respiro hondo, sus dedos chasqueando levemente, Camila negándose a tomar su mano para tranquilizarla, las mejillas de ambas completamente rojas-... Ella es mi novia, Camila Cabello.

Camila casi sintió que podría morir en ese momento. El padre de Lauren estaba mirándolas con la peor expresión de furia en su rostro, pero Lauren solo sonrió y le dio su mano a Camila, de inmediato los chasquidos siendo reemplazados por caricias a sus nudillos. La chica de ojos marrones solo podía temblar, pero aun así, muy en su interior, se sentía completamente feliz. Tal vez debía empezar a creen en el hecho de que Lauren jamás haría lo que Camila pensaba.

Mike: ¿Puedes explicarme esto, Lauren?
Camila: Señor Jauregui, sé que no esperaba esto, pero nosotras solo... -Quiso explicar, nerviosa y completamente avergonzada, sujetando la mano de su novia fuertemente, sabiendo que en cuanto estuviese libre saldría corriendo a su habitación.
Lauren: Nos estábamos... besando, papá –Explico nerviosa, como si no hubiese sido obvio aquel hecho-. Y antes de que digas nada, sí, Camila es una... una mujer... por si no lo no... notaste –Camila sentía a su novia temblar ligeramente, sus manos sudaban y había nerviosismo en su voz, además del tartamudeo y el hecho de que solo estaba mirando hacía el suelo-. Y yo también lo soy... por si tampoco te habías dado... cuenta –Agrego- Y sí, amo a Camila –Esto último lo dijo completamente segura, sin tartamudeos. El corazón de Camila palpito rápidamente, queriendo escapar de su pecho-... y tal vez a ti no te guste que lo haga, pero... voy a... seguir haciéndolo porque... puedo –Prosiguió-... Además, mírale el lado positivo. Nada de embarazos...
Camila: ¡Lauren! -Se quejo, sabiendo que no podría mirar al señor Jauregui a los ojos nunca más sin sentirse completamente avergonzada por lo que su hija acaba de decir.
Mike: ¡No me importa si te besas con un perro! ¡Pero que lo hagas de esta forma, frente a MI casa, es intolerable!

Camila lo comprendía. Ahora se sentía mucho peor. Ella era la que había insistido con que Lauren la tocara de esa forma, aun sabiendo dónde estaban.

Lauren: Papá, por favor... No hicimos... nada malo.
Mike: Besarse de esa forma en medio de la calle si es algo malo, Lauren -Le recrimino, y luego se acerca su hija lentamente, sujetándole los hombros-. Sobre todo si tu madre te ve –Susurro, dulcemente. Camila se sintió confundida por el repentino cambio en el tono de la voz del hombre. Lauren, de inmediato, se alejo de su padre sutilmente, no disfrutando del contacto-. No quiero hablar mal de ella, pero tú sabes que Clara es algo cerrada con estos temas y seguramente todo el planeta sabría de su relación en cuanto...
Lauren: Papá, es imposible que todo el...
Mike: Es solo una forma de decir, Lauren.
Camila: Creo que yo... me iré -Susurro soltando rápidamente la mano de su novia. Aunque deseaba estar junto a ella, lo cierto era que Lauren necesitaba hablar con su padre, y ella necesitaba tomar un respiro. Realmente, estaba completamente avergonzada ante aquel hombre e iba a necesitar varias horas de sueño para sentir que no había hecho algo lo suficientemente malo como para estar pensando en esto el resto de su vida.
Mike: No tan rápido, señorita -Dijo de inmediato, sujetándole el brazo, no con rudeza, pero de una forma que a Camila no le permitió marcharse-. Necesito hablar contigo. Con las dos, en realidad.
......................
Las chicas y Mike caminaron durante cinco minutos buscando un lugar en el que Clara no pudiese encontrarlos fácilmente hasta encontrarse con una banca, donde Lauren de inmediato se sentó y coloco el rostro entre sus piernas, intentando recuperar el aliento. La chica de ojos color chocolate de inmediato se sentó junto a ella y comenzó a acariciar su espalda, mirándola con una mezcla de amor y preocupación, sujetando las manos de su novia y acariciándolas con la que ella tenía libre, esperando pacientemente que su respiración se normalizara.
El padre de la chica también se sentó en la banca, pero el hombre solo se cruzo de brazos y se dedico a mirar la interacción de ambas chicas.
Camila sabía que el señor Jauregui aun estaba en shock, que aun no había analizado completamente el hecho de que su hija se había enamorado de otra mujer. Lo sabía por su mirada pensativa y por su seño ligeramente fruncido. Lo sabía porque tenía la misma mirada que había tenido Alejandro años atrás.

La chica de la ventanaWhere stories live. Discover now