CAPITULO 17

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  Camila se quedo paralizada al ver la silueta de la chica de ojos verdes sentada en el sofá de la sala, vestida completamente de negro, mirándola fijamente, revelando miedo en sus ojos.
Camila estaba consciente de el corte en su labio inferior y de su nariz sangrante, pero aun así sonrío al verla. Los golpes de Austin y Luis se volvieron invisibles en cuánto ella apareció en su vista.
... Así que de allí conocía Dinah a Lauren...

Camila: Lauren Jauregui -Susurro, pensando que ella no la escucharía. Pero lo hizo, y la chica de ojos verdes hizo algo que Camila jamás habría esperado de ella.

Corrió hacía ella y le sujeto los brazos, mirando cada parte de su rostro con nerviosismo.

Lauren: Camz... ¿Qué te...? ¿Qué les...? ¿Fue Austin? Por favor dime que... Mierda, mira tu labio... Tienes que limpiar eso y... -Susurraba angustiada.
Dinah: Mi nombre es Dinah...
Lauren: ¿Te duele mucho?... Sera mejor que... ¿Por qué estas sudando...? ¡¿Dónde esta tu auto?!
Dinah: Soy amiga de Mila...
Camila: Lauren, ya, tranquila -Susurro, sujetando sus manos, pues había comenzado a chasquear sus dedos.
Dinah: Y es un placer conocerte...
Lauren: Está bien -Suspiro, asintiendo lentamente- Estoy bien -Murmuro, como intentando convencerse de esto.
Dinah: Perdón, pero... -Interrumpió- Estoy acá. Dinah Jane Hansen. Diecisiete años. Amiga de Mila. ¡¿A alguien le interesa esto?!

Camila vio a Lauren mirar confundida el rostro de Dinah mientras fruncía su entrecejo, jamás encontrándose sus ojos verdes con los de su amiga. Finalmente, una de las comisuras de sus labios se elevo ligeramente. Camila conocía aquel gesto. Era una sonrisa, pero no completamente real.

Lauren: Me llamo Lauren -Susurro tímidamente, ofreciéndole su mano.
Dinah: Ya lo sé -Comento, estrechando la mano de la chica con su característica rudeza- Vienes a mi casa desde hace casi un año, obviamente se tu nombre. Yo soy Dinah, pero tú ya lo sabías.

Lauren solamente asintió, Camila detectando confusión en ella. Sí, la personalidad de Dinah podía llegar a ser todo un enigma para la chica del Asperger.

Dinah: Mila, voy a saludar a mis hermanos y buscar algunos libros para hacer nuestra tarea. ¿Te parece? Serán solo cinco minutos, lo prometo.

Dinah sabía que ayudarla a limpiar sus heridas no era una opción. Camila jamás lo permitía. La pobre Dinah ya tenía bastante con tener que soportar algunos golpes que no merecía de vez en cuando.
Camila simplemente la miro, beso su mejilla y asintió.
En cuánto Dinah se fue los ojos de Camila volvieron a Lauren, que ahora miraba en la dirección por la cual Dinah se había marchado con el ceño fruncido y los puños apretados.

Camila: ¿Qué sucede, Lauren?
Lauren:... ¿Es tú novia? -Pregunto, aun sin mirarla.
Camila: ¡No! ¡Dinah no...! ¡Qué asco! ¡Es como mi hermana!
Lauren: Pero la besaste...

Camila sonrío. Lauren estaba celosa, y eso, de alguna forma, le parecía divertido. Lentamente y sin preocuparse por la sangre que corría por su rostro, Camila acerco sus labios a la mejilla de la chica de ojos verdes y la beso tiernamente para luego sonreír. La reacción de Lauren fue tensarse al instante, pero luego de unos segundos sonrío y relajo sus músculos. Camila se sintió sonrojar.

Camila: ¿Mejor?

Pero Camila no le permitió responder pues ya había corrido hacía el sillón y estaba buscando un pañuelo para limpiar la sangre en su bolso. Limpiar la sangre en su nariz fue sencillo, pero no la de su labios. Cada vez que el pañuelo tocaba la herida, Camila dejaba escapar un débil gemido.

Lauren: Déjame hacerlo -Pidió acercándose a ella y tomando el pañuelo. Se arrodillo y miro directamente su labio. Casi de inmediato Lauren comenzó a limpiar la sangre con delicadeza, Camila no sintiendo ningún tipo de dolor.
Camila: Lo siento -Susurro en cuánto Lauren termino su trabajo- Lamento haber dicho todo lo que dije. No es tu culpa ser como eres y hacer lo que haces... Y no creo que seas una estúpida -Se disculpo, sus ojos encontrándose con los de la chica de la ventana unos segundos antes de que esta ultima los retirara, incomoda.
Lauren: No eres una estúpida rutina -Susurro, uniendo lentamente sus meñiques-. Y no quiero que te vayas -Agrego, mirándola fijamente a los ojos.

La chica de la ventanaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant