Austin sonrío. Sonrío de esa manera en la que sonríen los villanos de toda película. Con malicia, odio y unos grandes deseos de golpearle el trasero a alguien.

Camila: Austin, por favor, no... no le digas a nadie... yo...yo solo...

Austin sonrío aun más ampliamente, y Camila pensó que no iba a hacerle nada. Entonces la mano del chico aterrizo en la mejilla de Camila, haciéndole voltear la cara y ver estrellitas por unos instantes. Cuando Camila volvió a mirarlo, Austin ya no estaba sonriendo.

Austin: Maldita lesbiana -Dijo, y se fue.

Así comenzó el infierno.
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Camila: ¡ME ODIO! ¡¿POR QUE NO PUEDO SER COMO LAS DEMAS?! ¡¿POR QUE NO SALGO CON SIOPE O EL PRIMO DE DINAH?! ¡¿POR QUE TENGO QUE SER ASI?! ¡¿POE QUE ESTUPIDA?! ¡¿POR QUE?!

De repente, la canción de One Direction que usaba como tono de celular interrumpió su llanto. Atendió su teléfono sin siquiera ver el nombre.

Camila: ¿Hola?
XX: ¿Mila, estás bien?
Camila: Si, Dinah... o al menos físicamente. Pudo ser peor... La otra vez me abrió el labio.
Dinah: Yo creo haberle roto la nariz, pero no estoy segura. Ojala los otros hayan tomado fotos y las suban a Facebook. En serio quiero ver cómo le deje la nariz de payaso.

Camila río entre lágrimas. Dinah era la única que podía hacerla sentir mejor en aquellos momentos en los que solo sabía odiarse a sí misma.

Camila: Créeme, yo también quiero ver eso.
Dinah: Mila, quisiera ir a tu casa ahora, pero tengo que cuidar a mis hermanos y... Mani aun no ha terminado su servicio comunitario, así que ella tampoco ira.
Camila: Le dije que escribir "Fuck You" y "Normani Was Here" en el auto de Luis no iba a ser bueno.
Dinah: Vamos, Camila, valió la pena. Si miras de cerca aun lees Normani en la puerta del copiloto.
Camila: Si lo de esa forma es como si Normani viajara a todas partes con Luis.

La risa de Dinah se escucho al otro lado del altavoz. Camila río también, contenta de que alguno de sus chistes hubiese sido lo suficientemente bueno como para hacer a Dinah reír.

Dinah: Oh, Dios, Mila, tengo que contarle esto a Mani.

Y sin decir más, Dinah colgó su celular
Y allí estaba Camila, de nuevo sola, en su habitación, con el vientre adolorido y unas inmensas ganas de llorar.
Fue entonces cuando Camila miro hacía la ventana. No solía asomarse por allí, pues solo se podía ver la ventana de la casa de enfrente y un montón de arbustos sin cortar. Pero ese día, esa ventana tenía algo que le llamo la atención. Tal vez eran los rayos de sol que atravesaban el vidrio o la transparencia del cristal. Nadie jamás lo sabría.
Miro a través de ella, con los ojos aun llenos de lágrimas y sonrío. El cielo estaba azul, las nubes parecían algodones y el sol brillaba como nunca. Sonrío. El día estaba realmente hermoso.
Entonces, cuando sus ojos decidieron bajar un poco, Camila la vio. En la casa del frente, con una mano sobre la ventana, una chica de ojos claros (O al menos esto pudo notar a la distancia), cabello oscuro y tez pálida la estaba mirando. No estaba sonriendo, llorando o enojada. Solo la estaba mirando.
En cuanto la chica se dio cuenta de que Camila había notado su presencia abrió los ojos como platos, bajo la mirada y luego solo se dio media vuelta y se recostó sobre su cama, donde comenzó a escribir en... ¿Era eso un periódico? ¿Acaso estaba ella rellenando un crucigrama? Los pocos segundos que Camila la había visto, había notado que tal vez tendría su edad, así que no podía imaginar que alguien tan joven estuviese haciendo algo tan aburrido como un crucigrama del periódico.
Intrigada, Camila busco un cuaderno de dibujo y un marcador y escribió algunas palabras allí. Luego coloco el papel sobre la ventana y comenzó a golpear su propia ventana intentando llamar la atención de la chica de la ventana. Durante unos minutos la chica no reacciono, como si estuviese atrapada en su propio mundo. Entonces lentamente pareció darse cuenta del sonido y levanto la cabeza despacio. Cuando sus miradas se encontraron, ella la aparto rápidamente. Entonces, sus ojos cayeron en el papel y comenzó a leerlo.
"¿Que estás haciendo?"
Sus ojos, a los dos metros que separaban ambas ventanas, parecieron llenarse de alegría, pero su rostro no lo demostró. Era como si ella quisiera sonreír, pero no pudiese o no supiese como.
Se acerco lentamente a la ventana, como si estuviese dudando entre hacerlo o no, y luego coloco el periódico sobre la ventana. Como Camila lo había pensado, era un crucigrama. Sonrío. Por primera vez había adivinado algo en su vida sin tener que pedir una segunda oportunidad.
Entonces Camila bajo su mirada. Algo no estaba bien en uno de los brazos de la chica. Se veía un poco más grande que el otro, y una vena parecía sobresalirse. Lo miro con curiosidad, intentando descifrar que era lo que hacía que este se viese así. Cuando finalmente se dio por vencida, noto que la chica la estaba mirando con el ceño fruncido, como si estuviese intentando descifrar lo que Camila estaba haciendo. De nuevo, cuando sus miradas se encontraron, la chica de la ventana dejo de mirarla.
La chica se dio la vuelta y pareció estar buscando algo por la habitación. Luego volteo a ver a Camila y coloco una mano sobre su cabeza, aparentemente confundida. Finalmente abrió un cajón de su escritorio y saco una hoja y un marcador. Camila la miro fijamente mientras comenzaba a escribir.
Finalmente, la chica termino y coloco su papel sobre la ventana. Camila sonrío.
"¿Que estas mirando?"
Su letra era hermosa, pulcra, casi de computadora. Parecía irreal, así como la chica.
Camila tomo otro pedazo de papel y comenzó a escribir. No escribió lo que antes había querido preguntar a cerca de su brazo. En realidad, solo escribió lo que estaba pensando mientras veía a la misteriosa chica de ojos claros.
"Eres hermosa"
Y por primera vez, Camila vio a la chica sonreír tímidamente.
Esa sonrisa borro todo lo malo que a Camila le había sucedido durante el día. Borro el dolor de su vientre, el odio hacia sí misma y las lágrimas de su cara. Todo con una simple tímida sonrisa que desapareció en segundos.
Cuando Camila volvió a fijarse en la ventana, había un nuevo papel allí.
"Tú también lo eres"
Camila se sonrojo y miro fijamente a la chica de ojos escurridizos, regalándole su mejor sonrisa. La chica de la ventana sonrío también, pero no como antes. Esta vez solo elevo una de las comisuras de sus labios. Pero fue suficiente para Camila.
De repente, una mujer entro a la habitación de la chica sin llamar. Seguramente era su madre. Camila y la chica de la ventana soltaron sus hojas y miraron a la mujer atentamente. Pero, obviamente, la madre de la chica solo noto a su hija, porque a veces las personas están demasiado encerradas en su mundo como para mirar por la ventana.
La madre le dijo algo y la chica asintió, pero luego señalo unos zapatos deportivos colocados en el rincón mientras chasqueaba los dedos. La madre suspiro y la chica se sentó en la cama. Unos minutos después, la madre comenzó a colocarle y atarle sus zapatos. Camila alzo una ceja. "Así que no sabes atarte los zapatos, chica de la ventana" pensó.
Cuando los zapatos estuvieron perfectamente puestos, la madre tomo a la chica del brazo y se la llevo.
La chica de la ventana ni siquiera miro hacia atrás.
... Camila espero a la chica durante un par de horas haciendo los deberes de la escuela, y al terminarlos ella seguía sin aparecer. Se rindió cuando sus padres llegaron y su hermana menor la llamo para que fuese a cenar.

Alejandro: ¿Cómo te fu hoy, querida? -Pregunto su padrastro, quien era casi como su padre, pues vivía con ella desde que tenía cinco años.
Camila: Como siempre...
Sinuhe: Vamos, Camila, danos más detalles... ¿Hiciste algo nuevo hoy?

Camila sonrío al recordar su pequeña conversación con la chica de la ventana.
"Eres hermosa"
"Tú también lo eres"
Se sonrojo al recordar esto.

Camila: Si, en realidad si -Dijo sin poder borrar la sonrisa de su cara.
Sinuhe: Conozco esa cara... ¿Conociste alguna chica hoy, Camila?

Camila sonrío. Sus padres aceptaban tan bien su sexualidad que a veces Camila pensaba que ellos eran los padres de su mejor amiga. Solo el padre de tu mejor amiga acepta tu sexualidad tan fácilmente, pues no son sus hijos quienes sufrirán el maltrato y discriminación de la sociedad.

Camila: En realidad, sí...
Sofi: ¿Y cómo se llama ella? –Pregunto emocionada.

La sonrisa de Camila se borro de su cara.
Aun no conocía el nombre de la chica de la ventana.

La chica de la ventanaWhere stories live. Discover now