Día 2.

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Día 2.

Kurt

- Y a mi que coño me importa cuanto dinero necesite. Que haga su trabajo en tiempo y forma, pagale lo que quiera, ¿vale? y no se te ocurra volver a molestarme - Kurt alejó el móvil de su oído, presionando el botón de colgar en el proceso. Con cuidado tomó el vaso que tenía delante de él, bebiendo todo el contenido del mismo en un solo sorbo. El vodka atravesó su garganta como si de agua se tratase antes de que volviera a coger el móvil, buscó entre su lista de contactos y se llevó el aparato al oído mientras escuchaba los tonos de llamada - ¿Romero? ¿Donde cojones estás? No puedo escucharte bien, sal de allí y ve a un puto lugar con buena señal - Kurt escuchó los pasos del hombre saliendo del lugar donde se encontraba y seguidamente, el ruido de los autos - Sí, ahora puedo oírte mejor. Escúchame bien, necesito que hagas algo por mi -


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La luz se colaba de lleno en la habitación de Elizabeth. Los rayos de sol le daban directo en el rostro a la pelirroja, que comenzaba a sentir la molesta luz sobre sus parpados mientras se despabilaba. Con resquemor abrió los ojos para, seguidamente, volver a cerrarlos por la cantidad de luz que se acababa de colar por sus pupilas. Girando sobre su estómago, extendió el brazo derecho en busca del calor del cuerpo con el que había dormido la noche anterior, llevándose una gran decepción al notar que estaba sola en aquella habitación. El lugar a su lado yacía frío y sin rastros de Marina, rápidamente se irguió, buscando a la castaña con la mirada, pero no había ningún signo de Marina cerca. Casi de un salto salió de bajo las sabanas, recogiendo su ropa en el trayecto y haciendo el camino hasta las escaleras, al llegar a la punta de las mismas, un peculiar olor se coló hasta sus pulmones. Bacon y tortitas. Una sonrisa intrépida se posó en su rostro mientras, lentamente, bajaba los escalones y se dirigía a la cocina. La escena que se encontró, era casi un sueño para la pelirroja. Marina tenía puesta una de sus remeras mientras removía un bowl con, lo que ella suponía, era la mezcla de las tortitas y bailaba al son de la radio que tenía a su lado. Los ojos de la pelirroja rápidamente se desviaron hacía las piernas expuestas de la castaña, se tomó unos segundos para contemplarlas antes de sentarse en la isla de la cocina y observar a su novia, quien seguía cocinando sin notar su presencia.

- ¡COÑO! - Marina se giró para dejar el bowl en la bacha cuando notó la presencia de Elizabeth sentada en uno de los taburetes - ¿Eres un ninja o algo así? Casi me matas de un susto - Lizzy sonrió al ver la reacción de la cantante, tenía una mano sobre el pecho mientras que la miraba con los ojos abiertos como platos.

- Solo.. Me gusta mirarte, ¿Sabes? -

- ¿Mirarme? - La arruga en la frente de Marina se hizo presente en ese mismo instante y Elizabeth tuvo que contener las ganas de correr a besarla.

- Sí, Marina, mirarte. Me gusta mirarte todo el tiempo, sobre todo cuando no sabes que estoy haciéndolo -

- Ok, eso ha sonado bastante perturbador - Marina se acercó hasta el lado de la isla en el que estaba Elizabeth y le plantó un beso en los labios - A propósito, buen día -

- Buen día para ti será, yo me he despertado con los rayos dándome en el ojo y al girarme para abrazar a mi novia, he notado que estaba sola en esa maldita cama. ¿Como has sido capaz de dejarme allí? -

- He bajado a hacerte el desayuno. Cuando me desperté, mi estómago estaba rugiendo de hambre, así que al girarme para despertarte, noté el pequeño hilo de baba que se te caía del labio y me dio pena despertarte -

- ¿QUE DICES? YO NO BABEO - Elizabeth exclamó soltando un sonoro gritito.

- Claro, y tampoco roncas -

Ride [Larina Fanfic]Kde žijí příběhy. Začni objevovat