Everything's going to be okay. II | Carl Grimes. |

Capítulo 27✨

Dedicado con cariño a: fanny_meaurio, anttedixon & xXDamn_GirlXx

-¿Cómo que a Negan? -reproché.

-Te juro que intenté pararle, pero ya le conoces.

Suspiré llevando mi mano derecha al pecho.

-Este chico me va a matar a disgustos. Hay que ir.

-Ni de coña. Como te pillen, y más a ti, despídete.

-¿Cuándo partió? -pregunté cambiando el tema.

-Me acompañó hasta la verja y se fue. No hará ni media hora.

-Si salgo ahora... -dije poniéndome en pie.

Mi frase fue interrumpida por el sonido de un motor en el exterior.

-Son ellos. -exclamó Maggie con temor.

-Vamos, cariño. Tranquila.

Glenn la cogió del brazo y salieron de la caravana.

-No pueden vernos. -informé a la chica.- Así que cúbreme.

Los Salvadores parecían demasiado concentrados contando que los pedidos estuvieran completos, y fue nuestra oportunidad de movernos por detrás de las caravanas sin llamar demasiado la atención.
Había un camión blanco lleno de cajas de madera, al que cargaban con más de éstas.
Paramos detrás de un árbol con el tronco tan grueso que no podían vernos.

-Si me meto ahí llegaré hasta él. Es arriesgado pero es la única oportunidad que tengo. -dije a la chica suplicando con la mirada que me ayudara.

-No puedes... Te va a matar.

-No si me ayudas. Necesito una distracción. -asomé la cabeza y divisé el perímetro- Sólo hay un hombre en la parte de atrás, te encargarás de él mientras yo me cuelo.

Me miraba preocupada.

-Me esconderé bien. Parece grande.

-Espero que vuelvas vivita y coleando. -accedió.

La seguí entre las últimas caravanas y cogió un cesto lleno de verduras que había cerca del pequeño huerto.

-Sé rápida.

Fue lo último que dijo antes de salir del escondite y empezar a distraer al enemigo.
Miré a mi alrededor. Vía libre.
Me pareció demasiado fácil pero decidí no distraerme de mi trabajo. Del que tal vez fuera el último.

El camión era alto y con mi metro sesenta me costó introducirme en él más de lo que creía. Gateé por él y me escondí detrás de unas cajas cubiertas con mantas. Estaban llenas de licores, vinos y otras bebidas alcohólicas. Eso hizo que mi padre se cruzara por mi mente, pero evité esos pensamientos como me fue posible.
Intenté como pude no moverme, ni siquiera que mi respiración pudiera escucharse. El motor del vehículo se puso en marcha y en pocos minutos terminaron de cargar las últimas cajas. Cuando estuvo todo listo, las ruedas empezaron a girar.
Sabía que Maggie y Glenn no me lo perdonarían jamás, si es que llegaba sana y salva, y me sentí mal por un momento por imaginar el mal trago que le harían pasar a Enid. Incluso era probable que Jesús me echara una de esas miradas furtivas suyas.