Kim ____, una jovencita universitaria que pasa mal momentos en su vida cotidiana. Continuamente es rechazada y subestimada por su talento. Todo cambia un día, precisamente una noche donde descubre algo desorbitante. Ser la presidenta de una empresa...
Mierda, mierda, mierda. Me dormí y no estudié nada. Miré la hora y para mi mala suerte iba de retraso.
Me levanté apresurada, me dispuse a realizar mi rutina, guardé los libros y salí corriendo sin poder desayunar.
A lo lejos vi mi bus en la parada, corrí como loca, pero desafortunadamente no llegué ¿Por qué tanto rechazó hacia a mí? ¿Eh! No podía darme el lujo de esperar, así hoy tocaba correr hacía la Universidad. Las personas me observaban extrañó y es qué sí, parecía una loca.
Llegué luego de más de 30 cuadras. Abrí la puerta del salón, no había nadie excepto el profesor.
—Te estaba esperando —habló el profesor en una expresión sería.
—Joesonghapnida, en verdad lo siento—me disculpaba—. Tuve un problema y se me había pasado el bus por...
—No te sirven tus excusas —interrumpió.
—Es que no son excusas —dije en una voz penosa.
—El examen se realizó hace 30 minutos.
—Lo siento.
—¿Solo sabes decir eso? Ser actriz es difícil, hay que hacer sacrificio y debes respetar reglas, ¿o crees que tu podrás serlo, si llegas tarde y encima eres...? —Miró mi vestimenta con un cierto desagrado—. La apariencia es muy importante Kim ____.
—Profesor, si me da la oportunidad de realizar este examen, le prometo que no va a suceder más —rogué.
—Cuando cometes el primer error, vuelves a cometerlo de nuevo. Cuando entras en adicción a algo y te curas, vuelves a caer. Deberías considerar a otra cosa, mejor no estudies quédate en tu casa a realizar haceres.
—¿Me esta menospreciando? —Pregunté desconcertada.
—Te estoy cuidando para que no sufras en un futuro —posó su mano en mi hombro—. Nos vemos, el próximo año, si así lo deseas. —Fingió una sonrisa.
—¿Qué? No puedo esperar, es mi sueño. Además, siempre fui buena alumna —comenté con los ojos llorosos.
—Estás son las reglas. Y no llores, te ves lamentable. —Se largó descarado.
Aquello cayó como un balde de agua fría. Lo único que me alentaba era mis sueños, y ahora no tengo, ¿nada?
Lloraba de impotencia y coraje por todo. No pude evitar patear una silla, a consecuencia de eso me terminé golpeando el pie. Así era como la vida, me pateaba sin remordimiento alguno.
Salí de la Universidad, me declaraba oficialmente derrotada por la vida. Cansada y sin saber que hacer ahora en adelante. No quiero dedicarme solo a trabajar, simplemente quería lograr mis sueños de actriz, ¿por qué la vida me odiaba tanto? O ¿por qué las personas son tan crueles? Perdí mi beca y mis sueños, todo en un día. Nunca me había pasado algo así, siempre estudiaba, siempre llegaba temprano. Sin embargo hoy fue la excepción.
Una hora llorando con mis ojos hinchados, personas mirándome extrañó tuve la sinvergüenza de entrar al Times Square Small. Un centro comercial super prestigiado con varias tiendas de la empresa y demasiadas cosas que suman millones de Won.
Kim Yong Hwa, un hombre prestigioso a cargo de esto. Me gustaría ser hija de él.
—___ ¿Qué estás pensando? —Me golpeé la cabeza.
A esta hora debería estar en un puente suicidándome en vez de mirar vestidos que a mí no me queda. Ahora que lo pienso, nunca lleve un vestido.
—¿Qué se sentirá llevar uno? —Dije observando un vestido de estilo cuadriculado de blanco y negro con su elegante traje de trabajo también oscuro. Todo se veía tan hermoso, pero caro que con mi sueldo de un año podría comprarlo.
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Suspiré angustiada y salí de aquél lugar o iba a recibir una depresión incluso más fuerte.
Recordé que tenía mi móvil con los auriculares, asi que decidí sacarlos para escuchar música.
"Loser oetori sen cheokhaneun geopjaengi.
motdoen yangachi geoul soge neon. Just a loser oetori sangcheoppunin meojeori" ("Perdedor, solitarioUn cobarde que pretende ser fuerteUn medio delincuenteEn el espejo, eresSólo un perdedorUn solitario, un tonto cubierto de cicatrices").
Lloraba al cantar la letra, no podía evitar sentirme así, como una perdedora.
—¡¿Por qué?! ¿Era necesario...? —Caí sollozando, observando el lago del puente.
¿Tendría el valor de suicidarme? No lo sé, ni mi familia ni nadie más se preocuparía si yo me muero. Nadie me quiere, solo soy la basura para ellos. Una loser.
Suena mi teléfono, contestó sin mirar quien era.
—¡¿Dónde mierda estas?! Hace media hora te estoy esperando, mocosa sucia. —Gritó mi jefe del supermercado.
—Tuve... tuve cosas —respondí tratando de no llorar a oídos de él.
—¿Cosas? ¿Qué cosas son para que no vengas, idiota? Eres una irresponsable, te juró que eres la peor empleadora que tuve en mi vida...
—¿Por qué me insulta tanto? ¿Qué le hice para que me tratará así? —Pregunté con lágrimas rodando por mis mejillas—, ¿no cree que yo también soy humana, Señor Park?
—¿Humana? Pff, solo eres un trapo desechable.
—¡Basta! Estoy cansada que me traten así, no ven que me hacen daño. Nadie me entiende, nadie se preocupa si como, si estudio, si me levanté bien, si estoy sana, si-si so-soy fe-feliz. —Palabra que me costaba pronunciar porque sencillamente no se encontraba en mi diccionario de la vida.
—Deja de actuar que no te sirve, ¿sabes que?... estas despedida. Deberías haber aprendido de Umi. —Colgó el miserable.
Otra razón para irme de este mundo al que no pertenezco.
