Seis.

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他

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Ambos parecían estar en una cuerda tiesa que se encuentra a punto de quebrarse, y Yoongi suponía que, el ambiente tan tenso, se debía sólo a sus nervios y estupidez. Jamás hubiese imaginado que Hoseok estaba casi tan nervioso como él.

— Oh, eso... eso es una noticia estupenda —Sonrió, esa sonrisa sincera y brillante, y Yoongi casi envidió la manera en que sonreía— . Puedes empezar el lunes, pasado mañana. ¿Te parece bien?

"No puedo imaginar que esto esté pasando... es tan irrealista, ridículo, perfecto y a la vez vertiginoso que me dan ganas de acercarme al primer árbol y darme cabezazos contra la madera".

— Sí. Me parece muy bien.

Ambos volvieron a ponerse en marcha, pero esta vez, Yoongi se dio cuenta de que Hoseok había reducido la velocidad en la que caminaba. Apretó con las dos manos el asa del maletín que tenía cruzado por el pecho. Cuando llegaron hasta la entrada de la estación, Hoseok se detuvo frente a ella.

Sonrió. Aunque esta vez fue una sonrisa melancólica.— En verdad... no tengo ganas de volver a casa —Dijo mirando hacia otro lado.

Yoongi se sorprendió ante sus palabras, casi puede decirse que le provocaron una visión nueva y diferente de ese joven que tenía en frente. Y entonces comenzó a preguntarse qué clase de vida llevaría Hoseok fuera del café... ¿viviría solo o le esperaría alguien en su hogar? ¿Tendría novia? ¿Estaría feliz con su vida? Por la forma en que lo miraba, Yoongi sintió que su vida no era tan espléndida como su sonrisa.

— Yo... tampoco quiero volver —Le dijo con sinceridad.

Quizás, para Yoongi era uno de esos momentos en la vida tan importantes que el rumbo de tu destino cambia. Sentía que cada palabra, cada respiración y cada mirada tenían un significado especial. Y en aquellos momentos lo último que quería era alejarse de Hoseok para descubrir que todo había sido un dulce sueño.

— Podríamos dar una vuelta —Sugirió Hoseok mirando hacia el cielo nocturno estrellado. Volvió a bajarla y centró sus ojos en los de Yoongi—. Todavía no sé tu nombre —Le dijo algo cohibido.

— Yoongi. Min Yoongi —Contestó casi inmediatamente él. Hoseok volvió a sonreír.

— Min Yoongi... —Hoseok se quedó pensativo unos segundos mientras jugaba con los anillos de sus dedos— ¿Qué edad tienes?

— eh... Veinti... Veintitrés.

— Eres un año mayor que yo. Entonces, ¿Puedo llamarlo Yoongi hyung? —Dijo divertido.

Yoongi bajó la mirada, avergonzado.

— C-como quieras. Pero tratarme de t-tú, me sentiré viejo si no lo haces.

Lo cierto es que, escuchar su nombre en los labios de él había sido una dulce tortura. "No sé cuántas veces he soñado que lo pronuncia en gruñidos, mientras...". Su corazón palpitó bruscamente al recordar sus fantasías.

— Yo me llamo Jung...

— ...Hoseok —le interrumpió Yoongi, terminando de decir su nombre— Lo sé.

— Oh, vaya.

— En la cafetería —Se excuso Yoongi torpemente —. Lo dicen siempre en la cafetería.

— Ah, claro  —Hoseok se rascó la nuca con una de sus sonrisas—. Bueno, Yoongi hyung... ¿algún sitio especial para pasear?

Esas palabras fueron suficientes para hacer brillar sus ojos y trastocar por completo su cerebro.

Acabaron comiendo ppopgi* en el parque de la avenida y tirando piedrecillas en un lago artificial enorme, haciendo que rebotasen contra la superficie del agua. El parque era inmenso, lleno de árboles lo suficientemente grandes como para impedir ver los edificios y por cada uno de ellos colgaban bombillas redondas que iluminaban el lugar de manera tenue y mágica.

Ambos sentían que se conocían de toda la vida y a la vez que era completos desconocidos. Por esa razón, gran parte del tiempo lo pasaron hablando de ellos mismos, de sus vidas y de las razones que les habían impulsado a estar donde estaban. Hoseok se abrió a él, contándole brevemente la situación con su familia, y Yoongi le confesó lo solo que se sentía en una ciudad tan grande y fría como Seúl, pero, para alegrar a Hoseok, le contó también anécdotas de sus abuelos y tíos en el pueblo, le contó historias de cuando era pequeño y ambos acabaron riendo a carcajadas más de una vez.

Yoongi llegó a la conclusión de que lo que unía a las personas era la risa. "Cuando alguien te hace reír o cuando haces reír a alguien, no puedes evitar desear estar de nuevo con esa persona... y no puedes evitar sentir como si se estuviese formando un vínculo... Es una consecuencia inevitable".

El cuerpo de Hoseok era delgado, pero fuerte y alto. Y cada vez que lanzaba una piedra al lago, las venas de sus manos se marcaban con suavidad, sus muñecas, sin embargo, eran delgadas, y esa combinación volvía loco a Yoongi.

"Manos anchas de muñecas delgadas y dedos largos... ¿cómo sería ser tocado por esas manos?", pensaba mientras lo miraba de reojo. Yoongi siempre se había fijado en sus manos, desde la vez que le había servido el primer café. Sus dedos habían cogido la taza con delicadeza, poniéndosela frente a Yoongi. Y la manera de girar la muñeca fue lo suficiente excitante como para que Yoongi se atreviese a alzar la mirada y se encontrase con sus ojos por primera vez.

"Desde ese primer día estuve condenado a estar fascinado por él".

— ¿Quieres probar? —Le dijo Hoseok subiendo y dejando caer una piedra sobre la palma de su mano y con una media sonrisa en el rostro.

— Te advierto que soy muy malo... —Yoongi puso la mano bajo la de él y éste dejó caer la piedra. Se puso de lado y, antes de lanzar, se aseguró de colocar bien sus gafas—. Allá va.

Yoongi movió el brazo con demasiada fuerza y, debido a la humedad de la hierba, resbaló con el pie.

— ¡hyung, cuidado!

💥
Ppopgi: o dalgona, es un dulce coreano que... Idk. Yo solo vi a seventeen comiendo esos dulces y lo puse ahre.

uyeonhi.「yoonseok」Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt