12. BURLADOS.

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Maldijo internamente cuando vio a ambos detectives acercarse.

Esa no era la idea, pero seguía siendo una conclusión aceptable.

Si tan solo Moriarty no se hubiera dejado atrapar tan facilmente...

Tendría que arreglarselas solo, no podía continuar si tenía a esos dos pisandole los talones.

La prueba dos había terminado y la tercera tendría que esperar a que pasara la caida.

Apagó su computadora, desconectandose de las camaras ocultas en el techo de cada una de las habitaciones que tenía ese almacén.

Salio del baño del aeropuerto, recogiendo su maleta de donde la había dejado, guardando en ella su laptop.

Tenía que salir del camino si no queria quedar entre los daños colaterales de lo que estaba por ocurrir.

Confiaba en que ninguno de los Holmes se enteraria de que habían sido observados.

Sin linternas con las cuales apoyarse, las cámaras resultaban invisibles entre tanta oscuridad que las rodeaba.

Apesar de la antigüedad de su maleta y sus ropas, nadie le presto especial atención a su presencia, por lo que caminando por un pasillo, entró en un cuarto de limpieza.

Encendió una aparato rectangular atorado en su pantalón, haciendo que una energía azulada avanzara por un tubo hasta una especie de reloj.

Con la energía suficiente para funcionar, dudo un poco antes de activarla.

Se encontraba en un aeropuerto de Estados Unidos en Nueva York.

Si quería, solo debía avanzar un par de kilómetros e interrumpir las señales de la torre, entrar, matarlo y luego escapar.

Negó ante esa idea.

Tenía un record que romper, y si lo haría, lo haría bien.

-hasta luego Stark, aceptó la puesta- murmuró con una sonrisa-mi vida contra la tuya y la de ese detective-

Sin titubear, acciono la maquina en su muñeca, desapareciendo del cuarto.

Caminó con tranquilidad entre las calles de una antigua Norteamérica, dispuesto a tomarse unas tranquilas vacaciones.

* * *

Encontrarse de nuevo dentro de aquélla estructura, solo los hiso gruñir con molestia, bastante decepcionados.

No había absolutamente nada que les fuera de ayuda.

Mientras tanto, John y Watson se estaban cansando de buscar, esperando alguna llamada o mensaje de Sherlock para poderse guiar a su paradero.

-al fin-exclamó John al ver quien lo llamaba.

-¿es él?-

-sí, Sherlock ¿viste mi mensaje?-

-obviamente si John, lo tengo justo a mi lado-le contestó Sherlock, apenas si mirando a Holmes.

-ya lo encontro-le aviso John a su compañero doctor-¿dónde están?-

-a espaldas del Royal Opera House, a un par de cuadras en un almacen en construcción abandonado-

-vamos para ya-resolvió Watson al escucharlo.

-no, no, no-se negó Sherlock-regresen al apartamento, nosotros también iremos hacia allá-

-yo no voy a ir-se escuchó quejarse a Holmes.

-no te estoy preguntando-dijo Sherlock antes de colgar, no gustandole que lo contradijeran.

-hay que volver-le dijo John a Watson, empezando a caminar hacia Baker Street, pero se detuvo al ver que iba solo.

2. Detectives: Batalla DeductivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora