CAPÍTULO CINCUENTA Y CUATRO

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—Vamos niños hoy saldremos a desayunar fuera y más tarde iremos a donde ustedes quieran

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—Vamos niños hoy saldremos a desayunar fuera y más tarde iremos a donde ustedes quieran.

— ¿Estará Liam?

—Bueno más tarde se unirá a nosotros.

Amber hizo una mueca, pero no dijo nada, no quería que su papi se enojara de nuevo, Bianca tomó aquello como una forma de aceptación de parte de su hija.

Los tres se prepararon, Bianca esperaba poder distraerlos, aunque no lo mencionaran sabía que estaban alterados por la partida de Mark, hablando con el corazón no eran los únicos.

Los nervios y el estrés comenzaban a afectarla, la idea de Mark con Katrina parecía ser nociva y no dejaba de acecharla.

Dejó que los niños escogieran donde comer y le alegró saber que estaban divirtiéndose, tenía bastante que no estaban tan relajados los tres juntos.

—Chicos, tengo que pasar un momento a la joyería —los dos niños asintieron.

Los tres caminaron hasta el establecimiento donde Lily ya estaba esperando a Bianca, no tardaron más de media hora.

—Mamá ¿Ahora donde vamos a ir? —preguntó Andrew.

—Bueno, pues le voy a llamar a Liam para que venga.

Andrew sonrió, pero Amber no estaba nada contenta.

— ¿Y no podemos ir solo nosotros?

Bianca miró a su hija.

—Amor, ya habíamos hablado de eso, creo que sería bueno que pasaran tiempo con él, como en Boise ¿Recuerdan? Era divertido.

Los ojos verdes de Amber se oscurecieron y se dio vuelta para para echarse a correr hacía el auto.

— ¡Amber! —Bianca se giró para mirar a Andrew, pero lo único que encontró fue todo desvanecerse a su alrededor, el mundo se había vuelto negro.




******




Mark sentía como se le iba secando la garganta conforme se acercaba al centro comercial, le había avisado a Lily sobre la llegada de los paramédicos y él  había llamado a la policía, cuando llegó ni siquiera se preocupó en estacionar  el auto correctamente, en cuanto divisó el cabello de Amber sintió la preocupación multiplicarse.

No supo si había apagado el auto. Amber levantó el rostro y Mark descubrió que lo tenía bañado en lágrimas, se soltó de los brazos  de  Lily y corrió hacía él. Los paramédicos ya estaban atendiendo a Bianca.

Mark llegó hasta su hija y tratando de relajarse, la reviso, no tenia nada, solo el rostro surcado de lágrimas.

— ¿Qué sucede amor? ¿Estás bien? ¿Estás herida? —la niña volvió a romper en llanto.

—Yo corrí al carro, si no me hubiera ido… ¡Quiero a Andrew papá! — Mark la abrazo y cargo mientras la tranquilizaba.

—No, mi amor no tienes la culpa.

Mark se acercó a los paramédicos y al policía que estaba ahí.  Estaban subiendo a Bianca a la ambulancia, Mark volvió a sentir su cuerpo tensarse.

— ¿Cómo esta?

— ¿Usted quien es? —cuestionó el agente.

—Soy su marido, mis... mis hijos estaban con ella. Mi hijo, Andrew, él no está.

—En este momento estamos revisando el estacionamiento pero no hay rastro de alguien más.

La señora sólo tiene una contusión y necesita un par de puntos, pero la llevaran al hospital para realizarle los estudios pertinentes.

Mark registró el hecho de que Bianca estaba fuera de peligro.

— ¿Qué quiere decir? ¿Dónde está mi hijo? —trato de controlarse al sentir a Amber llorar.

El policía frunció el ceño.

—Mire, estamos revisando, si usted dice que su hijo estaba con ellos necesitamos levantar una alerta de inmediato,  la herida que presenta la señora es claramente un ataque.

Mark y el oficial, intercambiaron datos, iban a trasladar a Bianca y él no pensaba separarse de ella.

—En cuanto terminemos de procesar el área iremos al hospital, necesitamos hablar con su esposa e hija.

—Está bien.

Mark se encaminó al auto para seguir a la ambulancia después de despedirse de Lily, trato de poner a Amber en la parte trasera pero ella se aferró más a él. Tuvo que conducir con ella en brazos. Mientras trataba de no perder la cabeza.


La Parte Mas Dura Es Dejarte [Tough 1°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora