Finite Incantatem

En başından başla
                                    

- ¡Deja de decir eso, no es verdad! – Sirius rió divertido, haciendo que Isadora se sonrojara.

- Tienes las mejillas coloradas – dijo Sirius todavía riendo en tono burlón, pero pensando que se veía desmesuradamente adorable.

Se hizo silencio y de pronto sólo se escuchaba el frio viento barriendo hojas del suelo; apenas quedaban unos rastros de claridad en el cielo que comenzaba a cubrirse de estrellas. Sus rostros habían quedado a escasos centímetros de distancia, pero sus ojos no se animaban a encontrarse nuevamente, ambos morían de ganas de dar un paso más, pero ninguno reunía el valor necesario. Finalmente tuvieron el coraje de verse a los ojos. Él sintió que se le erizaba la piel cuando se encontró con los ojos pardos que tan irrealmente bellos le parecían; mientras que ella notó su estómago encogerse al hacer contacto con el par de ojos grises que la miraba a tan escasa distancia y parecía acercarse cada vez más.

Alguien carraspeó tímidamente, como sintiendo pena de importunar. Sirius e Isadora se alejaron el uno del otro como si algo los hubiese empujado.

- Me temo que no son horas de rondar los terrenos del castillo considerando el reciente inconveniente con los dementores; Black, señorita Lamperouge – Minerva McGonagall intentaba regañarlos pero su voz resultaba desacordemente suave. – Llegarán tarde a cenar – con un movimiento de la varita desvaneció la pequeña fogata que se hallaba en el suelo. Sirius se puso de pie y le tendió una mano a Isadora para ayudarla a hacerlo.

No se dijeron nada más hasta llegar al gran comedor donde sus amigos ya habían ocupado sus lugares en la mesa de Gryffindor. James carraspeó al ver entrar a Sirius e Isadora juntos.

- ¿Se puede saber dónde estaban? – preguntó con tono presumido.

- En el lago negro – respondió Isadora ocupando el único lugar que quedaba en la mesa, al lado de Sirius. Desde allí pudo notar cómo las chicas de Ravenclaw no dejaban de observarlo, se preguntó si sería así siempre sólo que ella al estar de espaldas nunca las veía y sintió una pinchazo en el estómago, ¿Celos?.

- ¿Te encuentras bien? – Preguntó Lily, observándola con atención. Inmediatamente Isadora se imaginó a sí misma con lágrimas secas, despeinada y con los ojos enrojecidos, un verdadero desastre. – No tienes buen aspecto.

- ¡Qué halagador! – ironizó y los demás soltaron una risita espasmódica – Estoy bien, sólo un poco consternada, es todo. – Lily asintió poco convencida.

- ¿Se enteraron que hubo una nueva desaparición? – dijo Peter - Ha sido la primera desde las vacaciones.

- Si, ya lo sabemos – Respondió Sirius secamente, por lo que sus amigos se quedaron observándolo intrigados. Pasó su brazo por detrás de la espalda de Isadora y la estrechó por la cintura como gesto de apoyo. Remus lo miró como pensando <<Qué humor tienes>> y se llevó a la boca un trozo exageradamente grande de pollo.

Luego de cenar quiso enviarles la carta que había escrito para sus padres, pero decidió que sería mejor esperar a la mañana siguiente, pues seguramente Orion estaría cazando.

Al bajar de la habitación a la sala común divisó a Sirius sentado en uno de los sillones con un libro, su varita y dos pergaminos, parecía bastante exasperado y hojeaba ansiosamente las páginas.

- Olvidé practicar esto – contó al ver que su amiga se encontraba de pie en frente de él.

- ¿Quieres ayuda? – Ofreció ella, Sirius enarcó una ceja pero ella no le hizo caso y tomó el libro. – Un encantamiento proteico... - musitó para sí misma. Tomó su varita y leyó el hechizo del libro apuntando a los dos pergaminos, luego escribió en uno de los pergaminos con su filosa y fina caligrafía fuertemente inclinada hacia la derecha, logrando que el otro pergamino sufriera la misma modificación.

Sirius Black: el velo de la muerte¹Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin