Una cita no planeada

Start from the beginning
                                    

Ethan lo miró, curveó las comisuras de sus labios y le dio una mirada que decía todo lo que estaba pensando, como si estuviera alegre de escuchar esas palabras.

—Gallina.

—¿Qué me has dicho, Ethan?

—Gallina —emitió un graznido y aleteo con los brazos—. ¡Giancarlo Mitman es una gallina! —Giancarlo apretó con rudeza los finos labios que tenía, ensanchó las fosas nasales y se le quedó mirando a Ethan mientras su amigo seguía haciendo desfiguros—. ¡Gallina! ¡Gallina!

—¡Bien! Le diré a Lauren que no me verá. No hará nada, porque sabe muy bien que no somos nada. —Se levantó— ¡Qué pena que Claire no sea como Lauren, quien no me reprochara nada por faltar a nuestra primera cita!

Sonó el timbre. Giancarlo agarró su mochila —la cual parecía más un portafolio— y se la colgó en el hombro.

—¡Más vale que huyas Gallina Mitman! —amenazó Ethan corriendo hacia su amigo.

Pasaron corriendo por los salones de la planta baja, haciendo alboroto. Adentro del último salón por el que pasaban se encontraba Claire y Lauren, quienes se estaban platicando las sensaciones que experimentaban por primera vez en la vida.

—¿Y a donde irán hoy? —le susurró Lauren, para que la maestra de química no las regañara por tercera ocasión.

—Aún no lo sé. Le dije que a donde él quisiera ir, sólo que no fuera muy elegante. —Claire se encogió de hombros—. Espero que sea un lugar bonito...

No lo quería admitir abiertamente, pero estaba hiperventilando al imaginarse cómo sería salir a solas con Ethan Miller. Había soñado eso varias veces, primero con Charles, luego con Giancarlo, y ahora era con el pelinegro.

Durante las siguientes clases Claire no dejaba de suspirar e imaginarse qué tanto podría hacer hoy en la tarde con él a su lado. Pensaba en cómo se peinaría, si dejaría su cabello tal como era o le haría algún arreglo de último momento; en qué usaría, si un vestido o leggins; también en si debería ponerse un gloss con sabor en dado de que surgiera su primer beso.

Pobre Claire Everlin, si tan solo supiera que su cita no se llevaría a cabo...

El sonido de la campana despertó una vez más a Claire, quien se había estado imaginando agarrando la mano de Miller, y lo miraba muy atenta casi como embelesada por su belleza.

Lauren y Claire estuvieron almorzando en las mesas que se encontraban en los casilleros, estaban esperando a Lily para poder gritar de emoción las tres juntas, pero más para no repetir de nuevo las cosas.

—¿Qué hacías con Ashley? —le preguntó Lauren, llevándose a la boca un pedazo de melón.

—¿Qué? ¡Ah nada! Me preguntó algo sobre un vestido... —mintió, pero no convenció a sus amigas. Al notar como Lauren y Claire intercambiaban miradas de complicidad para saber si le creían o no, decidió cambiar de tema—. ¿Y ya sabes cómo te vestirás para hoy en la tarde?

Claire se sonrojó y dejó a un lado su desayuno. Lily sabía que los de la Élite se irían de vacaciones; se lo había dicho Ashley ayer en la clase de equitación que tenían en el club. Lo que no sabían era que ella junto con a Ashley estaban planeando algo para que Ethan pudiera ir a su cita y no dejar plantada a Claire, ya que ambas sabían de antemano que el joven de apellido Miller sería todo un cobarde y no le diría los verdaderos planes del viernes por la tarde.

A Lily no le gustaría que su amiga sufriera de un corazón roto, y Ashley tampoco quería eso para Ethan; así que ambas prometieron que se ayudarían para que sus amigos pudieran salir y enamorarse como tanto lo deseaban.

La Élite de New HighWhere stories live. Discover now