Prisionero de la Parca

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Mientras todo se decide, hay alguien que sufre cautiverio a manos de unos hombres vestidos de negro encapuchados, con bandas verdes. Tras cruzar la puerta que sus captores llamaban Herdames, el prisionero aterrizó sobre una tierra húmeda y desierta. Estaba completamente mancillada y la inundaba un hedor putrefacto insoportable. Tras él vinieron sus captores. Ante ellos había un gran muro de cenizas. Uno de los emisarios puso su mano en el suelo invocó un carruaje estridente y siniestro donde metieron al prisionero. Su cabeza estaba completamente tapada por un saco negro.

Viajaron durante días hasta llegar a la ciudad maldita de los no-muertos, la capital de Kolazken. Al entrar, la líder de los muertos discutía con un hechicero humano. La llegada del carruaje no interrumpió la discusión.

-Siento decíroslo, pero perdisteis una gran oportunidad en aquella muralla, por dejarla en manos de un incompetente.- dijo el mago.

-No eres quien para echarme eso en cara, brujo- respondió Lilith, la Lady Lich de Kolazken.

-Tendríais que haberlo hecho vos misma, haber derribado esa maldita muralla y haberte apoderado de las runas. No eres digna de poseer la puerta del inframundo.- Justo antes de que fuese a destruirla, Lilith inmovilizó al brujo, luego a este se le iluminaron los ojos en color violeta y empezó a arder en llamas negras.

-El fuego oscuro consumirá tu carne y alma. Serás enviado de vuelta al éter donde no encontrarás descanso alguno, solo sufrimiento- dijo Lilith, maldiciendo al hechicero. Mientras las llamas lo devoraban, se tornaban más oscuras hasta volverse negras. Tras terminar de pronunciar su maldición las llamas se extinguieron sin dejar rastro alguno del humano.

-Mi señora, le traemos un preciado prisionero- dijo uno de los emisarios.

-¿Quiénes sois, extranjeros? ¡Hablad!- exigió Lilith.

-Venimos de lo que por aquí se conoce como Estrella Verde, para nosotros es...- empezó a explicar siendo interrumpido por Lilith.

-Kun-dushkall... No es posible, los portales interplanarios fueron sellados hace eones. Solo nos queda Thríada y solo conecta con el inframundo, es solo una puerta de venida.- explicó ella.

-Hemos vuelto a abrir Herdames, aunque no es estable aún.- dijo él. Mientras tanto el prisionero no era capaz de entender nada de lo que decían pues era un idioma que desconocía. - Formamos parte de la Orden de la Parca, obedecemos a la máxima oscuridad, hasta ahora vos sois el mejor ejemplo.-

-Bien, entonces queréis servirme... ¿Y por qué habéis venido desde tan lejos, con ese prisionero...?- preguntó Lilith.

-Somos emisarios, mi señora, traemos un mensaje y un rehén. Queremos comunicarle que en breves Herdames será estable y tendréis una puerta abierta a Kun-dushkall que os servirá tanto para invadir ese mundo como puerta de abastecimiento para invadir otros. A través de Herdames podrás extender tu imperio más allá del éter- dijo el otro emisario.

-En cuanto al prisionero- siguió el otro -solo está aquí para hacer de cebo. Tenemos enemigos en Kun-dushkall que queremos destruir. Es solo un viejo debilucho.- dijo de forma despectiva mientras le daba una patada.

El prisionero sintió herido su orgullo y dijo un par de cosas en su idioma. -Duraden aldes faradil loren- en ese instante la cara de Lilith cambió de superioridad extrema a una seriedad que parecía una mezcla de enfado y pánico.

Casi temblando, bajó las escaleras que elevaban su trono en el salón de Palacio Umbrío y le quitó el saco dejando el rostro del prisionero al descubierto. Cuando lo vió que se trataba de un elfo nocturno mató a uno de los emisarios.

-¿Queréis que ella venga aquí? ¿A caso no sabéis en qué nos estáis metiendo?- Les gritó en el idioma del preso. -Él no es cualquier elfo nocturno...-

Lilith acercó su rostro al del preso. Su faz se reconstruía a medida que se acercaba, mostrando una versión putrefacta de una elfa nocturna.

-¿Quién eres?- Le preguntó el preso al ver que le entendía. -¿Dónde estoy?-

El rostro de Lilith mostró una sonrisa -Bienvenido a Finosia, Tymal-

Historias de Kun-dushkall [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora