Licántropo, bonita palabra...

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-Hemos llegado- dijo el lobo parando justo enfrente de la puerta del palacio. Se sentó en el suelo para que Enke pudiera bajarse.

-Muy bien, parece que ya han llegado mis padres, trata de mantenerte en silencio- abrió la puerta y se puso melancolico por un momento, tanto tiempo sin ver a sus padres le hizo recordar cosas de su infancia. -Cuando era más pequeño solía escaparme por las noches- Entró en el palacio y le indicó a Lukadel que también lo hiciera -Mi habitación está en el tercer piso, ten cuidado, si te ve mi padre podría...- no le dió tiempo terminar la frase.

-¿Enke? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no estás durmiendo? Mañana tienes una reunión muy importante. Aunque te hubieses ido sin mi permiso el mundo sigue su curso. Menos mal que la sacerdotisa me aviso de que mi hijo se dejó caer por su templo- Tymal llegó al vestíbulo y se encontró con un enorme lobo al lado de su hijo. Sacó su espada -Enke, ¡aléjate de él! ¡Ya!-
Lukadel vio como sacaba la espada y se puso en modo de defensa, gruñiendo.
-¡Papá!- miró a Lukadel, que se había puesto a la defensiva -No ¡Lukadel, para! ¡Es mi padr-au!- su padre le había cogido del brazo y le había llevado a su lado.
-¡Sal de mi casa, bestia!- exigió el conde Tymal.
Al ver eso la mirada del lobo se llenó de rabia y dio un paso hacia delante, intimidándolo con la mirada. Enke observaba la escena aterrado. Quería mucho a los dos y no quería que nadie saliera herido -Papá, déjame explicar-
-Cállate, Enke- extendió un poco más su espada -Un paso más y te sirvo en la cena.
-¡Apártate de él!- gruñó el lobo enseñando sus colmillos. Ladró un par de veces para intentar asustarlo.
Tymal empujó a Enke hacia atrás y en un movimiento rápido le hizo un corte al lobo -Debería decir lo mismo-

-¡No! ¡¿Qué has hecho?!- dijo Enke corriendo hacia Lukadel, pero su padre le detuvo -¡Por favor, déjame! ¡Le has hecho daño!-
Lukadel dio un flojo aullido y salió del palacio corriendo. -No te preocupes, Enke. Volveré a por ti.-

-¡Lukadel! ¡¿A dónde vas?!- consiguió zafarse del agarre de su padre y corrió hasta la puerta, pero cuando salió a la calle Lukadel ya se había adentrado en el bosque.
Tymal caminó hacia él y le dijo -Venga, vete ya a dormir, ese animal ya no te molestará más.-
Enke le dio un empujón a su padre, aún sabiendo que era una falta muy grave -¡¿Por qué nunca me escuchas?! ¡Por tu culpa Lukadel está ahora solo en el bosque!-
Lukadel se adentró en el bosque y cuando sintió que ya estaba en lo más profundo emitió un aullido con la esperanza de que Iván lo oyese. Su camarada escuchó el aullido y se puso alerta. Castiel ya estaba dormido, así que salió de la cama con cuidado y se convirtió en lobo, adentrándose en el bosque.
-Era peligroso...- dijo serio Tymal a su hijo.
-¡Lukadel no es peligroso! ¡Él nunca me haría daño!-
-Hasta que te lo haga, Enke- se cruzó de brazos -Un lobo no es una mascota-
Mientras tanto a Lukadel se le apareció el rey arcano -¿Que ha ocurrido? ¿Y Enke?-
-Lo han capturado- contestó gruñendo. -Jamás había sentido tanta ira. No tengo ni idea de quién ha sido y eso me enfada aún más.-
-¿Dónde ha sido?- preguntó Slyx.
-Estábamos en su palacio- dijo y bajó la mirada.
-¿Tienes algún plan para rescatarlo?- dijo serio Iván al llegar junto a él. -Si necesitas mi ayuda estoy aquí- dijo y se sentó en el suelo.
-Yo me ocupo pero gracias por ofrecerte Iván- contestó Slyx, justo después. Se teleportó en palacio y sin dar tiempo a medir palabra le dijo al conde -Tymal, cruel insensato, ¿sabes acaso las consecuencias que pueden acarrear tu ignorancia e idiotez?- lo tenía justo enfrente y Enke a su lado.
-¡¿Slyx?! ¡¿Qué haces tu aquí?! ¡¿Dónde está Lukadel?!- dijo Enke alarmado.
-Me temo que el que se equivoca eres tú, viejo amigo- se crucé de brazos -Yo solo protegía a mi hijo de una bestia-
-Pues resulta que esa bestia ha salvado la vida de tu hijo más veces que tú. Podrías agradecérselo y también es un aventurero en plenas facultades de su excelencia la sacerdotisa, dueña del palacio de cristal y el trono Argenta a cual debes lealtad y obediencia. Así que ¿qué tal si preguntamos primero antes de sacar la espada?- le dijo el arcano al conde. Este escuchó todo lo que su amigo tenía que decir e hizo una pequeña mueca al darse cuenta que tenía razón -Bueno, lo siento, pensé que atacaba a mi hijo e hice lo que todo padre haría. ¿Pero qué hacía Enke con él?-

-Esto...- por una vez en su vida confiaba en que Slyx le sacaría de ese aprieto.
-Eso es algo que tu hijo debe contarte... Deberías hacerle más caso y protegerlo menos. Ha aprendido a valerse solo... O al menos esta en ello...- contestó Slyx.
-¡Oye, hago todo lo que puedo y más!- dije indignado -Tú más de una vez has salido corriendo, cobarde...- masculló -En fin, dejemos eso para otro momento- miró a su padre -Verás, resulta que Lukadel... resulta que Lukadel es... es...-

Tymal lo miró con las dejas arqueadas, expectante a lo que tuviera que decir -¿Es qué?-
-Soy su amante- dijo el lobo al entrar junto a Iván. -Y ahora si me permite...- agarró a Enke por la muñeca y lo tiró hacia él.
-Gracias a Dios que estás bien- dijo mientras le daba y fue entonces cuando se dio cuenta -Espera, ¡¿qué has dicho?!-
-¿Amante? Pero, ¿eres tu Lukadel? ¿No eras un lobo?- dijo Tymal confuso.

-Así es- asintió, devolviéndole el abrazo a Enke.
-¿Eres... Eres un híbrido?...- preguntó el conde.
-Licántropo. Repite conmigo: Li-can-tro-po Licántropo- se burló Slyx.
-¿Eso era necesario? Sigue siendo un híbrido- contestó Tymal.

-No exactamente...- dijo Slyx.  

Historias de Kun-dushkall [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora