4. La ley de Murphy

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La noche se pasó más rápida de lo que me esperaba. Todos se fueron durmiendo poco a poco hasta que finalmente me quedé sola con Jasper. Observé como dormía tranquilamente después de los peores días de su vida, cogiendo la mano de Octavia que también descansaba a su lado. Sonreí levemente antes de perderme en mis pensamientos. La imagen de Atom atormentaba tanto mi cabeza que había intentado pasar la noche ocupada en cualquier otra cosa que no fuera dormir, pero aun así me había estado persiguiendo.

Su muerte y el accidente de Jasper habían conseguido intranquilizar a la mayoría, yo la primera. Nunca antes había visto algo así tan de cerca y la angustia que me causaba era una sensación que quería evitar a toda costa. El campamento había estado tranquilo durante la noche por primera vez desde que llegamos, sosegado y estable. Extrañamente, y gracias al acto rebelde de Finn, la pelea entre los que no querían quitarse la pulsera y los que sí parecía estar calmándose y la convivencia era más fácil ahora.

Me levanté cuando los ojos se me empezaban a cerrar y salí fuera de la nave para dar un paseo. El tiempo era horrible, casi no se podía ver nada por culpa de una niebla muy densa, y hacía mucho frío por culpa de la humedad. Al notarlo me di cuenta de que todavía llevaba puesta la chaqueta de Bellamy, y probablemente Charlotte tuviera la mía, a la cual no había visto desde anoche.

De repente, me rugió el estómago y recordé que no había comido nada en todo el día, pues la supuesta comida que íbamos a conseguir se fue espantada por la niebla tóxica. Puse una mueca y me palmeé suavemente la barriga, susurrando que aguantara lo máximo posible ya que era probable que no volviera a comer hasta un cierto tiempo. Me senté en las raíces de un árbol y vi cómo la gente comenzaba a salir, de la nave o de sus tiendas, y empezaba a prepararse para el día sin hacer mucho ruido por respeto a los que dormían, aprovechando que Jasper había cesado sus gritos de agonía.

Tomé una profunda respiración del aire fresco de la madrugada y me fijé en la persona que pasó por mi lado, caminando con rapidez y vigor como si de una pisada fuera a romper el suelo. Fruncí el ceño ante el extraño comportamiento de Clarke y me levanté con torpeza del suelo, siguiéndola hasta la nave en un intento de apartar mi cabeza de pensamientos sobre la Tierra o Bellamy y su impropio comportamiento en la cueva.

—Buenos días —saludé cuando pasó por mi lado, pero ésta siguió caminando sin ni siquiera mirarme.

Tenía el ceño fruncido también, solo que el suyo daba la impresión de que estaba muy enfadada. Imité su gesto ante la incredulidad y la señalé con el pulgar cuando se acercó Finn a nosotras, preguntando por su actitud, a lo que él simplemente negó con la cabeza y suspiró, caminando detrás de ella. Levanté las cejas sorprendida y me uní a ellos, con curiosidad por saber qué pasaba.

Una vez dentro, Clarke cogió la palanca que tantas veces había visto utilizar a Murphy y se la llevó a la muñeca. Abrí la boca con incredulidad al ver lo que tenía pensado hacer e intenté impedirlo, pero ella fue rápida y fuerte con sus acciones. Soltó un leve quejido cuando partió el metal de la pulsera por la mitad y esta cayó al suelo. El acto fue tan dramático que hasta pareció que ocurría a cámara lenta; sin embargo, Monty la cogió antes de que se estrellara.

—Me sería muy útil —dijo, con una sonrisa nerviosa, y Clarke asintió.

—¿Por qué te la quitas? —preguntó Finn.

La miré con los ojos entrecerrados, estudiando su rostro sin terminar de creer lo que acababa de hacer aunque lo hubiera visto yo misma.

—Mi madre me engañó, traicionó a mi padre y me hizo pensar que fue culpa de Wells. Quiero que sufra como yo lo estoy haciendo —dijo con voz dura, aunque un poco apagada por la tristeza.

Run » Bellamy Blake (the100)Where stories live. Discover now