Cap. 40

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Estamos los dos bailando al ritmo de la orquesta, Matt al principio se le notaba más tenso, pero ya se le ha pasado, parece que lo de bailar no es lo suyo, pero por lo menos aún no me ha pisado ni una vez, según me ha dicho porque ha estado practicando.

Apoyo mi cabeza en su hombro, así puedo oler su perfume, me gusta, huele a él. La mayoría de las parejas están bailando o hablando los unos con los otros, me parece una gran idea este tipo de celebraciones, une al pueblo. Cubbins está en todo momento rodeado de estudiantes de la escuela de arte, se ve que es el alma de la fiesta, todos los que están a su alrededor no parar de reír una y otra vez, me resulta curioso lo famoso que es.

La música acaba y se da por finalizada la noche, en mi país aún seguiríamos bastantes horas más, pero para ser aquí ya es tarde. Es algo que siempre me ha sorprendido, en España cuando sales de fiesta normalmente vas a cenar sobre las diez de la noche y a las doce te sueles tomar algo, hasta la una o las dos como muy pronto no entras a las discotecas, para nosotros lo normal es llegar a casa a las seis o siete de la mañana, la noche que al día siguiente trabajas o algo parecido sobre las cuatro. Sin embargo en la mayoría de países a las dos ya cierran todo y acaba la noche, supongo que a los españoles nos gusta mucho salir de fiesta.

La gente se despide y salimos fuera para volvernos todos andando a nuestras respectivas casas, Matt me pone su abrigo y se lo agradezco, la verdad, tenía un poco de frío solo con el chal, no puedo evitar sonreír por el gesto. Empezamos el corto camino hablando de todo un poco, la primera parada es la casa de Emily, vive muy cerca de la escuela, antes de entrar en la casa se acerca y me da un fuerte abrazo.

_ Ha sido un placer -me dice nada más separarse-.

_ Gracias, sabéis que tenéis todos un viaje que hacer, tenéis casa en España.

_ Por supuesto, eso ni lo dudes.

Emily se acerca y me vuelve abrazar con pena, me sabe mal irme, pero no tengo otra opción. Cuando todos se apartan un poco puedo notar que me habla al oído.

_ Gracias por lo que has hecho por Matt, no te puedes ni imaginar el paso tan enorme que ha sido para él venir aquí esta noche. Ojalá te pudieras quedar.

_ A mí también me encantaría, pero no puedo rechazar ese trabajo.

_ Lo sé, pero soñar es gratis. Muchas gracias otra vez por todo Emma.

_Soy yo la que debo daros las gracias, no vosotros.

_ Al contrario. No te puedes ni imaginar lo que has hecho por Matt, le has demostrado que puede volver a querer a alguien, que puede volver a ser feliz.

Me aprieta con cariño el brazo y voy hacia donde están Matt y el resto de sus amigos. Continuamos con el camino hasta que llegamos a casa, bueno, a casa de Matt. Me despido de todo y entramos, me resulta curioso ver el salón sin el cuadro que siempre tiene encima de la chimenea, como antes la ha encendido lo ha quitado, sonrío al pensar que me hizo caso en lo que le dije y ahora cada vez que enciende la chimenea lo lleva a otra habitación para que los cambios de temperatura no afecten al lienzo y el bastidor.

Matt me ayuda a quitarme el abrigo, sonrío por el gesto, me ha parecido muy romántico. Tragón viene corriendo a recibirnos y yo me pongo a acariciarle con cuidado para que no dañe el vestido, no puedo evitar pensar en lo mucho que le voy a echar de menos a él también, ya le he cogido mucho cariño al animal.

Matt y yo empezamos a subir las escaleras en silencio, creo que los dos estamos tristes, esta va a ser nuestra última noche juntos, mañana ya vuelvo a mi país y nos separaremos.

El viaje de toda mi vida -COMPLETADA -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora