Oh, se había dado cuenta de aquello también. Qué lista que es.

-Y eso era lo que íbamos a hacer-contesté secamente, a pesar de que sus caricias en mis piernas me estaban matando, o derritiendo, dependiendo como se mirase-. Yo no te engañé con eso. Yo no te he ido a buscar a tu casa, antes de tiempo, para desmontar tus planes y llevarte a hacer unas jodidas entrevistas un sábado.

Camz me miró con el rostro lleno de disculpas.

-¿A qué restaurante íbamos a ir?

-¿Qué más da?

Había pedido favores para que me hicieran una reserva en un "restaurante cualquiera", pero que más daba cuando ya no íbamos a ir.

-Lauren, yo lo sie...

Pero, no la dejé acabar. Me levanté en dirección a la puerta, con aquel montón de papeles entre mis manos. Habíamos venido a trabajar, ¿no? Pues eso íbamos a hacer:

-Voy hacer que el primero pase ya-y sin esperar respuesta abrí la puerta-. Gigi Hadid.

Segundos más tarde, una mujer rubia con cuerpo de modelo pasó por mi lado, con cierto descaro y coqueteo en su mirada, para entrar en la sala de reuniones. Notaba perfectamente los ojos de Camila perforándome el cráneo detrás de mí:

-Por favor, tome asiento-la escuché decir forzadamente.

Ah, mira, quizás iba a ser divertido y todo hacer las entrevistas un sábado.

Me senté evitando mirar a Camila a toda costa y me focalicé en el primer currículum que había en mis manos, con un primer vistazo a aquel documento, decidí empezar yo, porque mi socia, aquí presente, estaba más pendiente de asesinarme con la mirada que de trabajar:

-Sra. Hag...

-Por favor, señorita-y soltó una carcajada algo plástica-. Aún no estoy casada.

Y juro que escuché los dientes de Camz rechinar por la fricción que estaban haciendo sus mandíbulas al apretarse entre ellas. Internamente me tuve que contener y no soltar una carcajada:

-Yo tampoco lo estoy.

Al instante de soltar aquel comentario, por debajo de la mesa sentí como alguien me pisaba con bastante agresividad, clavándose el tacón en mi pie, pero cuando me giré para mirar a Camila esta tenía los documentos apretados entre sus manos y la mirada fija en la mujer a la que estábamos entrevistando.

Quizás ella también había recordado que mi prototipo de mujeres siempre habían sido rubias. Aunque obviamente, con la evidente excepción: ella.

-Auch...-susurré muy bajito, intentando controlar el dolor que sentía.

-Bueno, Sra. Hadid-y sí, Camila había enfatizado bastante en el "Sra."-, háblenos sobre su formación y experiencia.

Un minuto después desconecté de la entrevista, porque básicamente había perdido toda la diversión en aquella entrevista. Por segunda vez, me releí aquel informe de su vida laboral, y tampoco era que tuviera una gran formación, pero visto lo visto había trabajado para algunos de los grandes magnates de esta ciudad.

-Alguna pregunta que quieras hacerle, Jauregui.

Y mi vista regresó de la candidata al puesto a Camila; eran dos bellezas totalmente diferentes. Una me volvía loca, en todos los sentidos posibles, me embriagaba con su olor, y me hacía adicta de sus caricias y sus labios. Y la otra, bueno, me daba bastante igual a estas alturas, quizás en otro momento de mi vida no me hubiera importado darle mi número de teléfono... Ahora ni me lo planteaba.

Enamorada por primera vez (CAMREN)Where stories live. Discover now