d i e c i s i e t e

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—Dime de nuevo porque tenemos que venir. —De nuevo, por quinta vez, Dean se encontraba cuestionando el por qué teníamos que venir tan temprano a la universidad. Él, como cualquier persona floja, solo está de mal humor por tener que levantarse temprano.

Este año al ser el último de la mayoría de nosotros (excepto de Chuck y Reese) no presentamos muchas clases en la mañana por lo que Dean se ha acostumbrado a levantarse después de mediodía. Todo un holgazán.

—Mi respuesta sigue siendo la misma, Dean. —Bufa sonoramente como un niño berrinchudo. Scott, un chico del equipo palmea su hombro divertido.

—Parece que estas a punto de llorar, hombre.

— ¿Ahora está claro por qué le decimos bebe llorón, eh? —Pregunta Michael burlón recibiendo un golpe de Dean.

— ¿No podemos solo darles nuestro dinero? Ellos igual van a recibirlo gustosos.

Ignorando su tonto cuestionamiento seguimos caminando hacia la mesa de asignación de lugares escuchando nuevamente como murmura un par de maldiciones entre dientes.

No mentiré diciendo que no esperaba encontrarme a Elizabeth en la mesa de asignaciones porque mentiría a lo grande. Hoy mi humor se encontraba por los cielos y el que ella fuera un dolor de culo cada vez que hablábamos no me ayudaba de mucho.

Así que encontrar a una pelinegra de ojos avellana me deja mucho más tranquilo.

— Hola ¿equipo de hockey, verdad? —Pregunta amablemente sonriéndonos a todos al repasarnos con una mirada para nada disimulada.

Tessa Jones era el claro ejemplo de que no por ser niña de padres con dinero tenía la vida perfectamente comprada. Ella tenía uno de los mejores promedios de su carrera y posiblemente de la universidad. Sin mencionar que participaba en todas las actividades que le fueran posibles.

—No ¿Cómo lo supiste? —Ironiza Michael. Él también tiene un humor de perro por eso se encuentra respondiendo a la defensiva pero no precisamente es por levantarnos temprano.

—Traen la camisa de hockey.

—Era sarcasmo.

—Deberías de practicarlo más si quieres que alguien lo entienda. —Sonríe forzadamente hacia él.

Rio al igual que Chuck y el resto del equipo. Tonto y re-tonto (Reese y Dean) solo miran la escena expectantes. Ahora que se creen unos cupidos creen tener el poder de juntar parejas. Ellos solo necesitan la más mínima mirada para formar todo un lío amoroso.

Incluso le han pedido consejos a mi hermano Jesse  para juntar parejas en sus tiempos libres. Sí, para ellos es más que suficiente que Jesse se llame Eros para creerlo cupido.

—Entonces ¿Dónde están nuestros lugares? —Pregunto tratando de terminar la guerra de miradas que tenían Tessa y Michael.

Ella aparta su mirada de él pero no contesta. Carraspeo de nuevo llamando su atención y luce avergonzada pero esta vez si habla.

—Al fondo y después a la derecha. Allí hay un letrero por si se pierden.

—Gracias.

Retomamos nuestro camino hacia nuestro destino. Se supone que deberíamos de haber llegado antes pero gracias a mi gripe tuvimos que ir primero a la farmacia, lo que ocasionó que Dean se molestara como todo un bebé llorón por no dejarlo dormir mientras iba a la farmacia.

—Uh eso fue como del odio al amor. —Reese dirige su mirada hacia mí —Escribe una historia de ellos.

—Claro, Reese. Solo estaba esperando que me lo dijeras para hacerlo. —Ruedo los ojos y él ríe.

the Badboy's theoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora