—No voy a preguntarte porqué estás fuera de clase —declaró. Yo lo miré—. No tengas nervios.

Si tan solo le dijese que la causa de mis nervios era él...

—¿N-no ibas a venir a la salida? —le pregunté, evadiendo el tema.

—Tuve que traer un trabajo que olvidé presentar y pasé por aquí y te vi...

—Oh...

Podía sentir cómo mis mejillas adoptaban un color tan característico cuando este chico me sonreía que sonreí levemente, avergonzada.

—Además... me invitaron a una fiesta, y pensé que quizás te gustaría ir... ya que no saldremos hoy —aún en cuclillas, se rasca la nuca entre incómodo y timorato.

Tan lindo cuando se coloca de esa manera.

¡Ayem, por favor!

—¿Una fiesta? —enarco una de mis cejas y ladeo ligeramente la cabeza, mostrándome algo confusa.

No solían invitarme a fiestas, en realidad, no solía influir mucho en las personas por eso no lo hacían. Sin embargo, con Hanni no había problemas, ella siempre estaba disponible –siempre atenta a cualquier rumor y todo eso–.

Jaebum asiente.

—Hanni tambien irá, eso me dijo Taemin, esperaba que tú también pudieras —me dice. Observo su rostro con detenimiento y reparo en sus ojos oscuros. No soy buena leyendo los gestos faciales, ni las miradas. Pero de algo estaba segura, que él quería que fuera, y que no tenía malas intenciones. Lo medité unos cuantos minutos.

Tenía dos opciones:

Opción número uno; quedarme en casa y comer hasta reventar mientras veía cualquier película.

Opción número dos; ir a la aclamada fiesta con mi amiga y pasar un buen rato sin la compañía de mi adorado fantasmas que solo le gustaba hacerme la vida imposible.

Las dos opciones eran sumamente tentadoras.

—Mhm...

—¿Mhm...?

Me encogí de hombros. ¿Por qué no?

—Vale. Iré.

Él me sonríe de oreja a oreja y yo siento desfallecer.

—Te espero, Ayem. Debo irme —se incorporó del césped verde y sacudió la parte trasera de su pantalón con las manos—. La fiesta es el sábado a las nueve —me guiña un ojo.

—En dos días.

—Sí —se inclina y deposita un beso en mi mejilla. Maldición—. Te enviaré un mensaje.

Fue lo último que dijo antes de desaparecer camino arriba con las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones negros.

No entendía a este chico por un simple y detallado motivo, tenía cambios de personalidad. Un momento podía ser tímido y dulce y luego era un sociable y arrebatado.

Añadiendo a aquello que su pequeña intromisión a mi burbuja haya sido de la más grata despedida que haya tenido en mi corta vida.

Sin embargo, de un momento a otro un escalofrío recorre toda mi espina dorsal, congelando a su vez la sangre que corría por mi delgado cuerpo, generando que los vellitos diminutos se erizaran, cual erizo de mar.

—¿Irás? —preguntó aquella voz problemática y ronca.

Bufo.

—Eso no te incumbe, te quedarás en casa —ordené, levantándome del pasto y halando mi mochila a la vez.

La siguiente irritante campanada tocaría y no quería llegar tarde a la próxima clase, tenía suficiente con tener que tratar con Mark como para lidiar con la fila de profesores que según ellos se preocupaban.

Apoya su espalda en la pared de piedra y me sonríe ladino.

—No puedes obligarme —me reta, deja de apoyarse en la pared y acerca su rostro a mí—. Soy un alma libre.

—¿Algo más? —cuestioné, mirándome fingidamente interesada.

—Nop —negó con la cabeza mientras una pequeña sonrisilla de satisfacción se mostraba en su rostro.

La sonrisa de labios sellados que mantenía en su bonito rostro me daba a entender una sola cosa.

—No vas a desistir ¿cierto? —pregunté con los dientes apretados y lo escruté con la mirada.

—Nop —volvió a negar con la cabeza y esta vez con una sonrisa ancha, dándome a entender que iría conmigo a esa fiesta también, además, que no aceptaría un no por respuesta.

Este hombre es como un grano en el rostro, que así más quiera no me lo podía quitar de encima. Solo con el pasar del tiempo se iría.

—Bueno, pues, te aguantarás, porque planeo quedarme en esa fiesta hasta el amanecer —mentí.

Él eleva sus comisuras y me sonríe,  con burla

—Planeamos quedarnos en esa fiesta hasta el amanecer —me guiña un ojo—. Recuerda, ahora somos uno —es lo último que me dice antes de desaparecer como alma que se lo lleva el diablo.

Esta vez, sí estaba bien jodida.

Ghost; Mark Tuan; Im JaebumWhere stories live. Discover now