Capítulo 7

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Camino a pasos largos, a zancadas, alejándome lo máximo posible de él. No estaba de buen humor como para soportar su molestosa presencia, mucho menos para poder hablarle o siquiera mirarle a los ojos sin tener que soltar mi lengua venenosa, tal cual serpiente y mandarlo a volar por los cielos, literalmente.

Razón número uno sería que podría golpearlo sin que tener que establecer contacto visual, aunque este chico podría evitarlo al ponerse en modo "fantasma intocable" , apesar de que en sí los fantasmas son intocables, solo simples almas, pero él era diferente y me lo había dejado muy en claro cuando se acercaba a mí y un calor inexplicable irradiaba de su cuerpo.

Extraño, lo sé.

Y otra razón que me impedía hacerle algo era que si lo veía a los ojos toda mi irritación hacia su persona se disipaba como alma que se lo lleva el diablo. Sí, así.

Un gesto. Una mueca. Una sonrisa. Me encantaba.

Lo único que traía este chico, eran problemas que traían consigo más problemas. Su nombre denotaba problema.

Él era un problema desastrozamente hermoso y yo estaba cayendo dócilmente ante él.

Además, no podía negar que era un chico guapo, que de seguro cuando estaba vivo ha de haber tenido un millón de chicas a sus pies, besándole los talones incluso. Sólo que cuando abría la boca toda esa aura encantadora y hermosa que daba se esfumaba como vaho en una fría noche.

Ya saben lo que dicen, mientras más hermoso por fuera, más podrido por dentro.

Mark podía ser encantador, incluso lo es. Su sonrisa es lo que más me atrae de él, la forma en la que sus labios se curvan de una manera pícara y tímida. Sus blancos y perlados dientes que conforman su sonrisa, la vuelven bellísima, sí, bellísima.

Resoplo. No puedo creer que de un momento para otro mi enfado se esfumasw de tan solo pensar e imaginar en su cándida sonrisa.

Maldita sea.

Este chico me trae mal.

Miro sobre el rabillo de mi ojo y no diviso a Mark a mis espaldas por lo que me permito soltar un suspiro de alivio. Relajo los músculos de mis hombros al moverlos en circular y ladeo la cabeza de un lado a otro. Hasta mi cuerpo se había colocado tenso.

Sujeto más fuerte el agarre de mi mochila que solo colgaba de mi hombro como usualmente lo llevaba y camino e dirección al campus. Un poco de aire fresco no me haría mal.

Pasado un par de minutos llegué a mi destino tan esperado y me recosté en el césped verde e iluminado. El rocío de cada noche dejaba una buena imagen al pasto de nuestro pequeño parque incorporado.

Decido mandarle un mensaje a Jaebum y decirle que lo de la salida lo postergaríamos, no estaba de buen humor, y no quería comportarme como una estúpida frente a él.

Si saldría con alguien, quisiera estar en buenas condiciones. Porque después de todo, Jaebum si vale la pena. Y yo no quería joderla.

Después de enviarle un breve texto diciéndole que lo vería otro día saqué mis audífonos y me los incrusté, poniendo a todo volumen a thousand years, dejándome llevar por la simple y lenta canción que llevaba días sin parar de escucharla. Coloqué mi brazo sobre mis ojos para que el sol no queme en sí mi rostro y no me sintiese incómoda y suspiré.

No esperé a que Jaebum me contestara. Pero una leve vibración me hizo entender que me había respondido. Luego le contestaría.

Al cabo de un rato, sentí a alguien tocando mi hombro, dando pequeños piquetes que helaban mi piel cuando este hacía contacto, rozando su frío dedo en mi piel tibia.

Ghost; Mark Tuan; Im JaebumWo Geschichten leben. Entdecke jetzt