Por suerte mía, no había nadie en el campus, ¿Por qué? Porque al resto no lo expulsaron del aula al igual que a mí.

—¿Ahora que quieres, Mark? —me quito los audífonos y me incorporo de golpe del terreno de donde me encontraba, lanzándole una mirada fulminante al chico que iba jodiéndome la existencia.

Abro los ojos como enormes platos y quiero gritar, abofetearme millones de veces por ser así. Podría jurar que mi cara está ardiendo.

Me doy con la gran sorpresa de que la persona quien había estado tocando mi hombro repetidas veces no era Mark, sino Jaebum, quien portaba una de sus encantadoras sonrisas.

De esas dulces y suaves, no de las pícaras y seductoras. Aun así, ambas eran preciosas.

Nunca di una descripción de chico que movía suelos, porque no se había presentado la ocasión perfecta para hacerlo.

JaeBum era uno de los chicos, por así decirlo, guapos de toda la universidad. No era de los alumnos que se vestían como ídolos, más bien era ordinario. Y no lo decía en el mal sentido, sino, que así como todos él era él mismo. Se comportaba de igual manera. De lo poco que sabía podía decir que no era de una familia adinerada, así como tampoco de bajo estatus. Era equilibrado.

En todo tipo de escuelas siempre se esparcían rumores falsos, tanto así como verdaderos. Uno de ellos era que decían que él era un mujeriego, que su imagen de chico normal atraía chicas en cantidad y que les rompía el corazón, pero hasta el momento yo no le había visto con ninguna, así que no podía agregar nada a aquello. Algunas otras fuentes decían que era un chico solitario en busca de amor, pero debido a su falta de sonreír frente a las demás personas decían que siempre paraba amargado. ¡Pero vamos! No siempre debemos sonreír para decir que somos alegres.

Muy pocas veces habíamos intercambiado palabras en el transcurso de toda mi carrera de Arte. Por lo que uno, no era una persona muy charlatana y tampoco era una persona que paraba sumida en su propio mundo, sino, era algo intermedio, entre sociable y asociable.

Podía hablar con libertad —pero tampoco pasando los límites eh— con mis amigos, o sea Hanni y... nadie más ya que solamente la tengo a ella.

Y bueno... Mark no cuenta...

Cuando reparé que estaba divagando en el mar de pensamientos que ideaba mi cerebro sin prestar atención en lo más mínimo que decía el chico, ya que no logré escuchar ni letra o palabra formulada que Bum me decía.

Yo no siendo despistada, no sería yo.

Era inusual.

Todo pasaba de una manera extraña, como si hubiese pulsado el botón de mute a JaeBum con un control remoto que de un momento olvidé su voz y menos llegaron a mis oídos, mi cabeza estaba en otro mundo. O quizás era su belleza la que lograba que mi modo estúpida se activase. Sí, posiblemente sea eso.

Es que... ¡Dios!

Esos ojos.

La forma en la que se hacen una línea cuando sonríe.

Esa sonrisa...

Oh, ya ando divagando de nuevo.

—Ah, lo siento ¿Qué dijiste? —traté de sonar amable para que no tomara a mal de que no le estaba prestando atención en lo más mínimo. Puse un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

Jaebum abrió la boca y luego la cerró. Meneó la cabeza con una sonrisa y soltó una breve risa. Repasó sus labios con su lengua en una acción rápida y toma una bocanada de aire antes de seguir con lo que estaba diciendo, es decir, repetir todo porque andaba perdida.

Ghost; Mark Tuan; Im JaebumWhere stories live. Discover now