Capítulo 7: La luna no es de queso, es de miel.

477 27 13
                                    

[Leyna]

Tom me gira alrededor del bungaló donde estaremos pasando nuestra luna de miel. Estoy riendo, estoy sintiendo todas estas burbujas en el estómago, esto feliz. Entonces, se detiene, me deslizo por su cuerpo hasta que mis pies dan con el suelo de madera clara, el panorama frente a mí es digno de una pintura, o de un poema. Por lugares como este comprendo las guerras de territorio.

Es tal la belleza del agua que va por kilómetros, azul y verde, tan en paz y sin limitaciones, que se me encoje el corazón, y aprieto la mano de Tom que está entre mis dedos.

—Hermoso ¿no? —Tom dice a mi oído, ni siquiera puedo hablar, asiento en su lugar. Mis ojos se quedan pegados en la belleza que hay delante de mí.

Atravieso el umbral de la puerta, donde ondean unas cortinas blancas, entonces estoy en el exterior, respirando este oxígeno con sabor a sal, con el sol que hacía mucho no sentía en la piel. Cuando me giro, ahí está Tom, con las manos en los bolsillos de su pantalón, mirándome solo a mí. Con una mirada de ojos oscuros que no puedo identificar.

Mi estómago hace un giro doble mortal hacia atrás en posición C. Se me va el aire de los pulmones. Y siento todo este cosquilleo por todo el cuerpo.

Podría tener taquicardia cuando él hasta que está de pie delante de mí, en mi espacio personal, mirándome hacia abajo, con esos ojos almendra buscando algo en los míos. Creo que lo encuentra, porque su boca se curva en la esquina, luego lo tengo incluso más cerca, estoy respirándolo, estoy tocándolo, y luego lo saboreo en mi boca.

Mi boca se curva y se abre bajo el ataque de la suya. Mi labio inferior es mordisqueado antes de que sienta una mano en mi cabello que ladea mi cabeza, entonces nos estamos comiendo.

Sí, no hay otra forma de describir cómo nos estamos besando, cómo nos sujetamos juntos, haciendo subir todo el calor entre nosotros. La forma en que su lengua explora mi boca y le hace el amor, haciendo vibrar cada nervio de mi cuerpo.

¿Qué sería de nosotros sin la pasión?

—Sería buena idea una ducha —le digo entre besos cortos, mientras apoyo mis palmas contra su pecho, y el resto de mi cuerpo parece derretirse contra el suyo, Tom sonríe y juega con mi cabello, que básicamente es un desastre.

—Sería una buena idea —me da un último beso, incluso una mordida que me hace sentir mi labio inferior, y menear la cabeza luego de que él se aleja entrando en el bungaló de nuevo.

Podría haber arruinado el ambiente, pero necesito tanto una ducha que no duele mi insatisfacción.

Cuando salgo de la ducha, aún con una toalla encima de la ropa interior y una toalla más en la cima de la cabeza, lo que más deseo es esa cama tamaño King en medio de la habitación, con postes de madera oscura y suaves cortinas transparentes, además de deliciosamente frescas sábanas blancas y azules, con mullidas almohadas a juego.

Incluso me deslizo hacia arriba en la cama de rodillas, pero no llego muy lejos cuando siento una rápida bofetada contra mi trasero que me detiene en seco. Miro por detrás de mi hombro, es Tom, claro que sería él, sino para ahora estaría al otro lado de la cama gritando por mi vida. Sin embargo estoy bastante sorprendida.

—¿Qué rayos?

—Bueno, veo un trasero a una buena altura ¿qué querías que hiciera? —no se escucha para nada arrepentido, pero yo siento el calorcito por debajo de la toalla en mi nalga derecha. Hijo de...

—Nada más déjame ver tu trasero, a ver cómo nos toca —él levanta las cejas, completamente divertido. Es una situación bastante extraña como para esforzarse.

Noise!2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora