Prólogo:

661 36 18
                                    


Un sutil, muy sutil movimiento se hizo junto a mí.

¿Dónde estoy? No lo sé...

Es como estar sumergida en profundas aguas turbulentas, no hay sonido, solo oscuridad espesa. Mi cuerpo se mueve pero ni siquiera puedo ver mis propias manos que se aferran al aire, intentando darle una dimensión al sitio donde estoy. No me doy cuenta del frío que hace hasta que mis dientes comienzan a castañear y me abrazo a mí misma, hace tanto frío.

Cristales. El sonido de cristales rompiéndose me parece familiar, los vasos cayendo y quebrándose contra el piso, rompiéndose a mí alrededor. ¿Por qué ese ruido me es familiar? ¿Por qué están tirando vasos? No puedo entenderlo.

Años pasan junto a mí y yo sigo aquí, en la absoluta oscuridad... hasta que siento algo, más bien percibo un movimiento cerca de mí, ¿qué es? ¿Unos dedos? Unos dedos muy fríos están en mi piel, pero no soy capaz de saber dónde.

Gritos. Gritos por todos lados, una voz grita, es grave y claramente masculina, ¿quién grita? ¿Por qué? No tengo respuesta de nuevo.

La idea, la necesidad, de hacer algo me azotó con fuerza, ya estoy cansada de esta oscuridad. ¿Por dónde empezar? Ni siquiera sé lo que está pasando.

Dolor. Hay dolor en mi cabeza, en mi cuerpo, por todos lados, me quiebra y doblega el dolor. ¿Por qué todo me duele? ¿Por qué?

La desesperación está latiendo por todo mi cuerpo, las ganas de llorar me embargan y quiero hacerme una pelota para poder llorar, este silencio, esta oscuridad, este frío, esta nada me tienen harta.

Sirenas. Hay sirenas en la distancia, el distintivo sonido de una ambulancia, de patrullas de policía. ¿Por qué sirenas? ¿Por qué ambulancias? ¿Por qué la policía? ¿Por qué?

La nada se desvanece a mí alrededor, el frío se cuela bajo mi piel y de repente, la luz brillante e intensa me envuelve. El ruido es ensordecedor, un eterno piii...

Un olor. Olor a comida... comida recién hecha, de un olor tan delicioso que se me ha hecho agua la boca. ¿Qué huele así?

Hay un zumbido cerca de mis oídos, pero al menos ya no es el aplastante silencio y la absoluta nada, el frío sigue ahí, envolviéndome.

Escucho ruidos cerca de mí, intento reconocerlos y me lleva un tiempo, pero lo consigo, son pasos. Hay una persona caminando hacia mí, luego escucho su respiración por encima del zumbido, hay una voz también, pero no logro comprender lo que dice, es grave y baja, ronca y entre todo encuentro algo que me molesta, algo que hace a mi corazón latir de forma extraña, el dolor, la voz destila dolor, desesperación... hay lágrimas, alcanzo a reconocer el llanto en la voz y la desesperación hace mella en mí, ¿qué está pasando?

-Leyna -por fin algo que reconozco, mi nombre, el alivio es abrumador, podría desplomarme, pero mejor me concentro en la voz-, mi Leyna -el frío se concentra en mi cara, en mi mentón hacia arriba-. Despierta por favor... -la voz se quiebra-, te necesitamos -de nuevo el llanto, gritos desgarradores y siento el impulso de levantarme y salir corriendo, de impedir que siga llorando así por mí.

El frío comienza a remitir, siento algo suave contra los dedos de mi mano, el calor irradia de ahí, corriendo por todo mi cuerpo hacia arriba, haciendo a mi corazón latir...

Despertar. La voz dijo: 'Despierta', ¿por qué tendría que despertar? ¿Qué está pasando?

El perfume seco hace cosquillas en mi nariz, es familiar pero tan lejano...

¡Estoy durmiendo! Es lo que pasa, es lo que ha pasado, me he quedado dormida, ahora solo tengo que despertar.

Mis parpados están tan pesados que me toma incontables minutos conseguir que se abran, pero hay luz por todos lados que prácticamente queman mis ojos, los cierro e intento de nuevo por una ranura hasta que soy capaz de absorberlo todo. Cuando consigo abrir mis ojos de par en par, ya he notado que estoy en posición vertical, que no es mi habitación, sino una más fría y blanca, además que el zumbido en realidad es el sonido de un conjunto de aparatos que alcanzo a ver por los rabillos de mis ojos, y no puedo moverme.

- ¡Doctor! ¡Despertó! -alguien chilla y estoy contenta porque logro identificar lo que dice, y gracias a que no puedo moverme, no creas que no lo he intentado con todas mis nulas fuerzas, solo escucho que una puerta es azotada abierta antes de que una persona con bata blanca, lágrimas en los ojos y enorme sonrisa haga su aparición junto a mí.

¿Por qué me mira así?

-Soy el doctor Hunter, ¿Cómo se siente señora Kaulitz? -me pregunta, luego veo a otra persona aparecer junto a él, una enfermera es mi conjetura, trae una charolita, toma algo de ahí y lo desliza contra mis labios secos y agrietados, frunzo el ceño y no me resisto cuando la cosita se desliza dentro de mi boca y contra mi lengua, es húmedo y cálido, se siente como el cielo contra mi boca y garganta secos-. Es una esponja para que pueda contestarme unas preguntas -dice el doctor, cierro los ojos mientras la enfermera humedece de nuevo la esponja y vuelve a ponerla en mi boca, lo repite unas veces, luego se hace a un lado, el doctor sujeta mi cara y va directo a mi ojo, apunta su lamparita, protesto pero hace lo mismo con mi otro ojo, dejándome con esa horrible sensación de ver una luz detrás de mis párpados-, hay buena reacción. ¿Recuerda lo que pasó señora?

Recuerdo, recuerdo...

-Mis hijas -abro los ojos a pesar de las lágrimas y veo fijamente al doctor-, mis bebés -explico y echo mi cabeza hacia adelante queriendo ver mi vientre, pero lo que veo son mis pies a la distancia, hace mucho que no veía mis pies, aunque estén cubiertos por una sábana. El pánico es un ente viviente en mi pecho.

-Cálmese señora, enfermera, llama al esposo -la enfermera se marcha, pero eso a mí no me importa, quiero saber qué pasó con mis bebés.

- ¿Mis bebés? -suplico por una respuesta, pero él solo se me queda mirando largamente, las lágrimas se escurren por mi cara, algo pasó, algo muy malo pasó.

Mis bebés ya no están en mí.

Alguien aparece junto al doctor, la visión de él es suficiente para mandar a mi corazón a toda marcha, es él, con rastas negras, barba de días, ojos enrojecidos y profundas ojeras, me está mirando con los ojos brillantes, llenos de incredulidad, devoción, amor.

Me obligo a respirar a través del terror, del miedo que tengo ante su presencia.

-Mi amor -se inclina contra mí, su frente se pega a la mía, me besa la cara-, perdóname mi amor -susurra para después dejar besos por mis mejillas surcadas de lágrimas-, me alegra que hayas despertado por fin mi amor -sus manos me recorren el rostro y yo obligo a mis ojos a cerrarse, pero las lágrimas siguen saliendo libremente, no puedo hablar, no puedo hacer ruido.

________________________________________________________________

¡Hola! Primero que nada, quiero darles las gracias a todxs lxs que han estado al pendiente de la salida de este fic, porque si no fuera por ustedes, yo no me hubiera terminado de animar a subir este fic.

Muchas gracias por vuestro apoyo, sin ustedes no sería nada.

Y bueno, aquí está la primera muestra, espero que lo disfruten y... ya irán viendo lo que pasa.

¡Nos leemos! ._./

Noise!2Where stories live. Discover now