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Pasó una semana sin saber nada de Kazuki, donde el mayor iba a verlo constantemente sin hacerse ver. La única vez que lo vio fue dos días atrás, el chico estaba sentado sin hacer nada en particular en el suelo, a un lado de su cama. Mantenía la mirada fija en el suelo y respiraba entrecortado. Y, antes que Yoshimura se atreviera a acercarse, una mujer llegó a la habitación.

Yoshimura se fue, no le gustaba escuchar conversaciones ajenas.

Los días pasaron y nada de él, cada momento del día recordaba con añoranza la declaración de Kazuki, haciéndolo sentir extraño. Más que de costumbre y feliz...muy feliz.

[...]

Cuando el sol comenzaba a ocultarse, Tora llegó donde Yoshimura, alterado.

— Hay cazadores por la zona, debes irte.

El pelinaranja, parándose de golpe, agudizó sus oídos, escuchando a los alrededores.

— Debemos.

— ¡No, tú te debes ir! No puedes arriesgarte de esa manera. Nosotros nos encargaremos, ¿bien?

— No me...— sus ojos se dirigieron a un lado, un olor familiar llegó a él—. Kazuki.

— ¿Qué? ¡Ren! — el mayor ya estaba corriendo a gran velocidad, en busca de Kazuki sin pensar en nada más.

Escuchó algo quemarse y olfateó al aire, chasqueó la lengua al ver llamas propagarse a lo lejos. Saltó hacia el cielo, viendo al chico peliazul a lo lejos.

— ¡Kazuki! — gritó, tomándolo de la cintura para saltar hacia un árbol, lejos del fuego—. ¿¡Qué haces aquí!? ¿Qu-qué te pasó? — murmuró al ver sus ojos; opacos. Tapó su nariz al oler un aroma a podrido, su mirada bajó, hasta las manos del chico. Estas estaban cubiertas de sangre, sangre que no era la suya. Sangre fresca—. ¿Kazuki?

Sintió un dolor punzante en el estómago, tosió y se percató de un cuchillo clavado en su cuerpo. Un cuchillo de plata. Parpadeó y apretó la mandíbula con dolor, sintiendo frío. Un vacío en su interior y juntó la mirada con el chico, que mantenía la mirada perdida en él.

Kazuki lo miraba sin ninguna pisca de sentimiento, el brillo no llegaba a sus ojos y parecía ido. Fuera de sí. Yoshimura se acercó a él, acunando su rostro entre sus manos, preocupado.

— ¿Kazuki? — lo llamó.

Aunque sus miradas estaban unidas.

— Kazuki.

Aunque lo estaba llamando.

— Kazuki — juntó sus frentes.

Aunque estaba delante de él...

— Kazuki — entrecerró los ojos con dolor cuando sintió una punzada en su estómago, ardiendo. Tosió sangre, y sonrió con tristeza al ver grandes lágrimas recorrer las mejillas del contrario—. ¿Qué te... hicieron...?

Kazuki abrió sus labios, pero no salió nada de ahí. Sus ojos seguían desbordando hilos de lágrimas, desesperado.

— Kazuki, te amo. Te amo mucho. — dijo mientras sentía desvanecerse. Su cuerpo entumirse y su miraba apagarse.

[Shōyō]

Tapé mi boca al terminar de escuchar la historia de Yoshimura, di un pequeño hipeo, temblando.

— ¿Ahora entiendes el por qué te dije que no te acercaras a él? — lo escuché decir.

Sus ojos se veían tristes y fruncí mi ceño, sintiéndome extraño.

— Lo cambiaré. Ayúdame a cambiarlo.

Sus ojos se abrieron con sorpresa.

Nuestro Destino | Haikyū!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora