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Había llegado aquel día tan esperado para NamJoon, pues este de verdad que quería hablar las cosas con SeokJin, decirle todo tal y como era. Había tomado el valor para por fin pensar en que sería la mejor solución y que, al hacerlo estarían juntos una vez más.

— ¿Esto esta bien?— Nam se preguntó así mismo en susurro, mirándose al espejo por quinta vez, pasando sus manos por el saco de aquel traje.
Era bien sabido que fuera del trabajo o cualquier tipo de reunión, iba formal, pero aquel día era especialmente por que vería a SeokJin, su chico, quien rondaba por su mente las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana.

El lugar en donde se verían había sido establecido, siendo uno de los restaurantes más lujosos de todo Seúl.
Nam, se ofreció a ir a casa del menor para recogerle e ir a este, y a pesar se que se negó decenas de veces, terminó aceptando gracias a la insistencia del otro.

Mientras tanto, Jin estaba que temblaba de nervios, había estado una media hora en la tina, intentando relajarse con aquel baño de burbujas, y que de esta forma los nervios se fueran, pero parecía que aumentaban con cada segundo que pasaba y la hora acordada llegaba.

Vistiendo una camisa rosa pastel y un pantalón blanco ceñido a las piernas, se miraba una y otra vez, no muy convencido de cómo había escogido el conjunto.
Pero al no tener idea de que más usar, optó por esto, más un maquillaje ligero que no le hiciera ver tan pálido al no estar alimentándose como debía.

Debía estar esperando tanto este momento...

Sonrió con dolor, sintiendo sus comisuras temblar al haber sido una sonrisa tan falsa.
Recordar las razones del por que fue su separación le dolía, era como si aquella herida fuera expuesta a todos y cualquiera pudiera pisotearlo y hace que esta sangrará una vez más.
Había días en que se odiaba por ser tal débil y no poder afrontar los asuntos de adultos luego de decirse así mismo ser tan maduro. Pero es que el dolor prevalecía y parecía que día a día se intensificaba.

Por otro lado, NamJoon, sabía o tenía una idea del daño que había provocado en el menor por sus estúpidas acciones, de las cuales nunca tomó cuidado, y solamente llegó a pensar en si mismo, así como no se tomó la molestia de pensarlo antes de actuar, al ser tan inmaduro, su único propósito era jugar con los sentimientos y cuerpo de alguien totalmente inocente y ajeno a los temas de “adultos”, su pequeño Jin era alguien dulce, sumamente angelical en todo el sentido de la palabra.
Sus ojos al destellar aquel brillo tan único cuando veía algo que le gustaba, el sonrojo en sus mejillas al sentirse avergonzado, así como su entrecejo fruncido al no comprender algo o estar molesto. Incluso en esas pequeñas facciones tan sencillas me hacían ver adorable, encantador y perfecto.

Le encantaba. y de tan sólo pensar en el, su corazón se aceleraba, así como sus comisuras se elevaban de de forma inconsciente.
Su princesa...

. . .

La hora había llegado, los nervios para ambos estaban a flor de piel.
No podían creer que después de tanto, volverían a verse directamente, así como a cruzar miradas.

NamJoon intentó ser lo más puntual posible, llegando a casa del menor unos minutos antes de la hora. Por lo cual, espero a que marcaran las 10:00 a.m en punto.

SeokJin , esperaba sentado en el sofá de la sala. Mientras que miraba su móvil y revisaba que el mayor le haya dicho que ya había llegado.

El timbre fue llamado a la hora puntual, el menor, con las piernas flaqueando se dirigió a la puerta y la abrió lentamente.
Mordiéndose el labio inferior con fuerza al tener tantos nervios, los cuales aumentaron cuando al haberla abierto casi en totalidad, alcanzó a ver al  moreno estando ahí, parado con un ramo de rosas en ambas manos. Teniendo un rostro afligido.

— Hola...— susurró NamJoon. Nunca se había sentido así de nervioso en toda su vida.
Y fue cuando comprendió el cómo las personas enamoradas se sentían cuando la persona que les ponía así estaban frente suyo.

— Ho-hola.— SeokJin seguía siendo idéntico a cómo le conoció. Sus mejillas estaban sumamente rojas al igual que sus labios levemente dañados. La mirada baja y las manos echas puño, haciendo notar lo nervioso que estaba.

— Te he traído esto.— murmuró el mayor, tratando en seco mientras que extendía entre sus manos el arreglo floral.
Jin se sintió a morir. Las lágrimas avecinaban con salir al ver aquel hermoso presente, sin embargo no sabía si aceptarlo.
Dudoso, terminó tomándolo entre sus delgadas y finas manos, rozando apenas con las del otro, sintiendo una clase de corriente eléctrica.

Sentían todo tan cliché, pero, su historia no era similar a ninguna que hubiesen leído o visto en algún momento de sus vidas.

— ¿Nos vamos?— extendió su mano un poco titubeante y, SeokJin la tomó.



🌹

Llegaron al restaurante en donde el mayor había hecho reservación, yendo a la mesa que les correspondía y les fue indicada por el chico que les atendió en un principio.

El camino en el auto había sido un poco incomodo debido a el silencio que predominaba el momento, por lo que NamJoon se dispuso a establecer una conversación con el.otro, comenzando con el cómo se encontraba y que había estado haciendo, así como sus promedios en la universidad.
SeokJin respondía con pocas mentiras, diciendo que estaba del todo bien. Siendo todo lo contrario.

NamJoon se sinceró.

— Te he extrañado ...— murmuró mirando en todo momento los preciosos ojos de SeokJin, quien, sintió que todo se detenía con apenas esa frase tan corta.

Y te he citado para decirte la verdad de todo, lo que viste, de mi pasado y mi presente.—





Perdón por la enorme demoran, la escuela me esta matando y apenas tengo tiempo para dormir.</3
Espero que aunque este tardando sigan apoyando el fic.
Los amoooo

Urology •NamJin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora