"Kitten" |Frerard|

Ocho

    Habían pasado un par de semanas desde que la operación que Gerard se había hecho, había resultado todo un excitó el cuerpo del menor no tuvo ningún problema sólo los dolores pero de allí en adelante todo bien, el doctor Matt iba a visitarlo de vez en cuando, le miraba fijamente y a veces le llevaba obsequios ya estaban en la casa de Frank, esos días Frank lo había consentido con todo, y Gerard se sentía completamente feliz y amado, a excepciones de cuando el mayor debía de trabajar, el menor le había expresado lo mucho que le molestaba que el tocara a alguien más que no fuera el, pero Frank simplemente le había dicho "No tienes de que preocuparte sólo te amo a ti..." Había dicho esto mientras le acariciaba su redonda mejilla y el menor se habia tranquilizado al instante.

    Se encontraba comiendo fresas que su dueño le habia partido mientras miraba las caricaturas cuando sintió unas terribles ganas de hacer del baño, Love Street de The Doors sonaba en la parte de abajo,  y Gerard llevaba gritándole a Frank unos minutos.

                      – ¡Daddy!  ¡Daddy! – Grito el menor.

                      – ¿Que pasa...? – Pregunto Frank en cierto modo preocupado.

                      – Quiero... Quiero ir al baño... – murmuró Gérard apenado y bajando su mirada.– Pero no puedo pararme... Duele...– Se quejo el menor.

                     – Tranquila princesa... Ire por algunas cosas al sótano espera aqui y come tus fresas, no tardo.– Juro Frank besando la frente de su pequeño amor y después salio del cuarto rosado dirigiéndose al sotano cubriendo su nariz con sus dedos solo tomo las cosas rápido y salio corriendo se allí.
   Cuando llego con su pequeño se coloco frente a el y hablo.
                    – Ocupo que te acuestes aqui,– Señalo la orilla de la cama. – Y abras tus piernas, princesa... Quítate la ropa. – ordeno el tatuado sacando un pañal de la pañalera era color rosado con lila y tenia pequeños detalles también en lila, en cuanto Gerard los miro los amo completamente.

                      – Me encantan!  Me encantan, Daddy! –Habia exclamado mientras se acomodaba en la cama y quutaba con sumo cuidado sus prendas dejando de sus caderas hacia abajo desnudo para que el mayor le colocará aquel pañal y cuando lo hizo Gee lo miro maravillado.– ¿Me veo bonita, Daddy? – Pregunto el menor volviendo a su posición anterior;  acostado sobre sus almohadas. – Acuéstate Daddy!  Mimos, mimos... – pidio como si de un niño pequeño se tártara y el duro corazon del mayor se derritió un poco y no se nego a la idea del pequeño se recostó a su lado y juntos vieron la película del pequeño de orbes verdes y encantadoras.
     Frank habia acariciado el cabello del menor y de vez en cuando habia besado su cabeza habian estado unos minutos en silencio hasta que el menor volvió a hablar.
                          – Daddy...

                          – ¿Si, princesa? – preguntó el mayor llevando su mirada hacia el menor.

                           –¿Tu... Tu me amas, Daddy?

Y hubo un pequeño silenció.

                          – Claro que te amo, Gerard. – Hablo el mayor con sinceridad... Y se arrepintió tanto de haberlo elegido a el..