La oscuridad nos persigue

112K 4.4K 953
                                    

— ¿Quieres que me quede a dormir contigo? —le preguntó Ian cuando regresaron a casa—

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— ¿Quieres que me quede a dormir contigo? —le preguntó Ian cuando regresaron a casa—. Para que no te de miedo en la noche, puedo abrazarte si quieres —añadió.

Sophie, renegó internamente, esa era su prueba de fuego. Demostrarles a sus padres, su tía, Ian y sobre todo a ella misma que era capaz de hacerse cargo de Daniel por una noche.

— ¡No! tú y tus pervertidas ideas pueden irse a su casa —le gritó cerrándole la puerta en la cara, más que nada quería evitar que él siguiese incomodándola y haciéndola sonrojarse. Además admitía que tener un par de noches con la casa sola y sin ningún adulto presente, podía ser tentador, sobre todo para Ian; ella prefería seguir en el plan de besos con su casi novio, no se sentía lista para llegar más lejos y por las indirectas que Ian le lanzaba parecía que él sí.

 Además admitía que tener un par de noches con la casa sola y sin ningún adulto presente, podía ser tentador, sobre todo para Ian; ella prefería seguir en el plan de besos con su casi novio, no se sentía lista para llegar más lejos y por las indir...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— ¿Qué haces? —después de despachar a Ian, fue a buscar a su hermano, quien le estaba causando menos problemas de los que ella había imaginado.

—No llegó —soltó con decepción mirando hacia la calle, la cual ya casi se oscurecía.

— ¿Qué no llegó? —preguntó cuando un camión apareció por la calle pavimentada y al niño se le iluminó el rostro.

— ¡Sí! ¡Ya está aquí! Gritó emocionado.

El camión era de una empresa láctea, tanto el uniforme del conductor como la decoración del transporte, tenían una vaca de caricatura pintada con un vaso de leche chocolatada.

—Tengo un pedido para Sophie Cohen —dijo el conductor.

Sophie dio una mirada de reprimenda a su hermano, había ordenado algo, lo que le hacía suponer que era eso lo que no quería que viese en la computadora.

— ¡Qué rayos ordenaste!

—Pudín de chocolate —explicó impaciente porque le entregasen su pedido.

— ¿Ordenaste pudín? Qué tonto eres, para eso íbamos a la tienda de la esquina —habló firmando la entrega sin leer el contenido.

—Creo que en la tienda no hubiesen conseguido tanto —habló el hombre dándole la orden a su ayudante para que bajase la entrega.

Los sueños secretos de SophieWhere stories live. Discover now