14. ¡Vamos a morir!

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De forma mecánica pasó la mirada hacia la asombrada mueca de la muchacha

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De forma mecánica pasó la mirada hacia la asombrada mueca de la muchacha. Volteó hacia atrás para encontrarse con el impávido rostro de un hombre desconocido. Él, grande y desaliñado, parecía estudiarlos con detenimiento, como si pensara qué acciones tomar frente a los dos adolescentes que lo contemplaban inquietos.

— ¡Por fin alguien! —Sophie salió de su aturdimiento, agradeciendo encontrar a un adulto que seguramente les indicaría el camino. El muchacho, por su parte, mantenía el semblante desconfiado que había adquirido al notar la actitud del extraño sujeto—. Estamos perdidos. ¿Puede mostrarnos cómo llegar a la carretera? —Continuó bajando un poco el tono de voz, siendo amedrentada por las intimidantes actitudes de los otros dos.

— ¿Quiénes son? —Apareció un segundo hombre, y los corazones de ambos jóvenes comenzaron a bombear con fuerza al notar el rifle que el nuevo desconocido portaba.

Ian reaccionó antes, intentado ignorar a los sujetos, tomó la mano de la chica y la jaló dándole a entender que se moviera. Ella no podía despegar la mirada del arma y el hombre que la portaba, quien examinaba a la chica de arriba a abajo, curvando los labios en una maquiavélica sonrisa. Ian advirtió las intenciones del segundo hombre y la peligrosa situación en la que se encontraban, seguramente ese pueblo no se encontraba abandonado como crearían, o al menos no una parte de él.

Se apresuró a dar el primer paso, alejándose de aquellos desconocidos, cuando uno de ellos imitó su movimiento, en un indicio de impedirles el paso.

— ¿Y ahora qué hacemos con estos? —preguntó el hombre mayor, el primero que los había encontrado.

—Tal vez sí se perdieron, pero no podemos dejarlos ir. —El otro hombre, quien se veía más joven y astuto cargó el rifle con ambas manos, en un indirecto acto de intimidación, más para el chico, quien mantenía un semblante altanero; que para la muchacha, quien se encontraba asustada.

—Solo estábamos de paso por este pueblo vacío. —Ian les alzó la vista, recalcando las palabras, intuyendo cómo debía tratar la situación para intentar salir de apuros—. Nos iremos. —Añadió levantando las manos como señal de mantener la calma. Intentaba no demostrar nervios ni miedo, sino seguridad; si tenía suerte saldrían de ahí pese a mantener las esperanzas bajas.

—No sé, no sé. Nada me asegura que no hayan visto nada y que no vayan a hablar tampoco —dijo el hombre joven, rascándose la barbilla con una mueca burlesca.

—Pues no vimos nada, no tenemos idea de lo que hacen aquí —habló directamente el chico, cansándose de andar con rodeos.

Ambos hombres cruzaron miradas, comunicándose entre ellos con gestos de cabeza. Sophie casi no comprendía la situación, tampoco le interesaba meditarla. Ese hombre tenía un arma y no los dejaba ir, esa era su única preocupación. Por un momento consideró avisarle a Ian y salir corriendo, luego la imagen de ellos escapando por el bosque mientras un sujeto los perseguía disparando, la disuadió de cualquier intento de huida.

Los sueños secretos de SophieWhere stories live. Discover now