15. Nada por nada

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🔊Escuchar: De preferencia en silencio pero dejaré arriba una canción que tal vez puedan escuchar.

16/02/17

"Planta tu propio jardín y decóralo con tu propia alma en vez de esperar a que alguien te traiga flores"

Todas las noches era lo mismo, Joe salía y Caspar cuidaba a Emma. Caspar le contaba una historia y Emma preguntaba porque papá no le cantaba cada noche y Caspar le respondía "Papá Joe tiene trabajo"

Ella dormía y Caspar tomaba café para soportar la noche que se avecinaba.

Caspar lloraba silenciosamente hasta la una o dos de la mañana. Joe llegaba borracho y se tiraba en el sofá, sin siquiera ver la silueta de Caspar que formaba la tenue luz de la luna.

Ya no podía más, Caspar estaba harto. ¿Qué estaba mal con Joe? ¿Acaso no recordaba que tenía una hija y un esposo? Y de pronto toda su tristeza se convirtió en furia, efervescente y que pronto explotaría.

Caspar salió de la casa y se sentó en la banca del patio frontal. Recuerda haberle dicho a Joe que odiaba la banca.

—Hay que quitar la banca de enfrente—señaló Caspar afuera de la ventana.

—¿Porqué? Le da un toque especial—dijo Joe aventando la brocha al bote de pintura

Estaban pintando la casa, querían que la casa fuera perfecta para la familia que en un futuro tendrían.

—Me hace sentir nostálgico—dijo Caspar recargándose en la ventana

—Pero imagina las posibilidades, como sentarnos a ver las estrellas, ver el atardecer o incluso ver a nuestra hija jugando con los vecinos—dijo Joe recargándose en su hombro

—Tienes razón, siempre ves el lado bueno a todo—dijo y lo besó

Joe no tenía razón, durante todo el tiempo que llevaban viviendo en aquella casa, ninguna vez habían hecho alguna de las cosas que Joe había dicho.

Le dolía, dolía que él todas las noches estuviera esperando a alguien que ya no existía.

Dolía que Joe no se diera cuenta del daño que hacía y, lo que más le dolía a Caspar: Emma no tenía lo que merecía, una familia unida.

Joe podría jugar lo que quisiera con él, pero Emma era era otro asunto y sino lo hacía por él, tenía un compromiso con su hija.

Caspar empezó a llorar un poco más fuerte; el cielo se lo habían dicho, el destino está escrito con tinta invisible entre las nubes y las estrellas pero él no había alzado la vista porque pensaba que Joe era su cielo.

A eso de las dos de la madrugada, Caspar dejo de llorar y volvió al interior de la casa. Se tiró en la cama sabiendo que al día siguiente dejaría las cosas en claro.

Caspar se despertó y escuchó la voz de Joe en el piso de abajo, era una conversación telefónica por lo que se podía deducir.

Eran las ocho de la mañana, hora en la que Joe iba a trabajar y por primera vez Caspar estaba despierto.

Se levantó y se acercó al principio de las escaleras para escuchar la conversación.

—... voy para allá... tranquilo, ya voy... fue magnífico... es algo arriesgado... no se dará cuenta, déjamelo a mí... hasta luego, cariño

Cariño

¿Qué le pasaba en la cabeza? ¿Acaso no recordaba que tenía una familia? ¿No era eso lo que anhelaba más?

Caspar bajó las escaleras y se encontró con un Joe apunto de salir. No le importaba si llegaba tarde al trabajo, esto quedaría arreglado antes de que se marchara.

—Te odio, Joseph Sugg

Joe se quedó paralizado, ¿acaso Caspar había dicho eso?

—¿Qué?—dijo Joe incrédulo

Lágrimas empezaban a formarse en los ojos de Caspar. Toda su impotencia, frustración, tristeza y enojo estaba a punto de explotar.

—Como lo escuchaste, Sugg. Tienes una maldita familia, era lo que más querías, ¿lo recuerdas? ¿O no puedes por todo el alcohol que ingeriste ayer? No, claro que no puedes, así como tampoco puedes recordar lo que dijiste en el altar. Prometes cosas Joe, cosas que terminas no cumpliendo. La banca de enfrente sigue allí, no la has quitado. Tienes un esposo que te espera cada noche y no siquiera lo ves. ¿Cuál es ru maldito problema?

Joe quitó la mano de la perilla

—No me puedes odiar Caspar. Claro que he cumpli...

—¿Ah si? ¿Qué hay de Emma?

Joe lo miró confuso, ¿qué tenía que ver Emma?

—¿Qué hay de qué?

—¡Eres increíble Joseph! ¿Cómo "que hay de qué"? ¡Le prometiste cantare todas las noches y lo único que has hecho ha sido llegar y derrumbarte en el sofá por todo el alcohol que corre por tus venas!

—Emma ya es grande para canciones de cuna

—¿Te estás escuchando? ¡Emma tiene cinco!

—A esa edad dormía sólo sin ayuda de una historia o canción—dijo Joe como si nada

—No porque tu infancia haya sido terrible, la de nuestra hija tiene que ser igual.

Joe le propinó una bofetada

—Eso no se dice en esta casa

Caspar sólo río amargamente

—Claro que no y déjame adivinar, tampoco se puede hablar de que todas las noches te vas a un bar a tomar y tener sexo ¿verdad?

La mano de Joe estuvo a punto de dejar una segunda marca en la cara de Caspar pero se escuchaban sollozos provenientes de las escaleras.

Emma se encontraba parada enfrente, con su oso de peluche en mano y lágrimas en sus mejillas.

—Emma...—dijo Joe y trató de alcanzarla pero fue muy tarde, Emma corrió hacia su habitación.

Un portazo fue suficiente para que Caspar se derrumbara.

—¿Necesitas más razones para que te odie?—se alcanzó a escuchar entre sus sollozos

Joe estaba a punto de perder la cabeza. La venda que tenía había desaparecido y se dio cuenta de que él era la razón de que todo se estuviera cayendo a pedazos.

—Lo-lo lamento Caspar... yo...—Caspar le indicó con la mano que no siguiera

—No Joe, s-si lo lamentaras, no hubieras provocado todo esto. So-solía conocerte pero ya he olvidado quién eres.

Joe sintió como cada noche que había pasado afuera le cobraba factura. Fue lo bastante idiota como para pensar que una aventura era mejor que lo que tenía.

—Será mejor que te vayas, tienes trabajo, ¿no es así Sugg?—Caspar logró decir esto con el tono más frío que tenía

Con esto, Joe abandonó la casa para llegar al trabajo donde dejaría el todo por el nada, sin embargo, Joe dejaría el nada por el nada.

/ / M E D I C I N E / /

Cinco años después...

—¡Papá! ¡Papá! ¡Papá!

—¿Qué pasa Emma?

—¡Ven a ver esto papá!

Caspar se acercó a la ventana y vió lo que Emma estaba señalando

—No hay nada, Emma

—¡Exacto!

Entonces comprendió a que se refería, la banca no estaba. La vida dio un giro ese día pero había sido para bien. El odio que había sentido hacia él, se había esfumado casi por completo y Caspar tenía un trabajo con el cual podía mantener a Emma.

Caspar sonrió inconscientemente, podría haber olvidado el color de sus ojos pero estaba seguro de que jamás lo olvidaría a él.

heather.

Crossing the limits {Jaspar}Where stories live. Discover now