Saoirse, Capítulo 5

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Ninguno de los dos dejó de galopar. Forage se mantenía adelante guiando a Urania en la nueva travesía que empezaba a partir de hoy. Él jamás había afrontado algo de esa magnitud, y ahora comprendía más que nunca la fuerza que Urania poseía. Podía imaginarse la mente de la muchacha hecha un caos en estos momentos y, ciertamente, no estaba tan alejado de la realidad.

Aquella noche se veía aún más oscura que las demás, o por lo menos, eso era lo que mostraba la vista de Urania. Sus ojos, luchando por no cerrarse, observaban el paisaje nublado por el sudor y el dolor de estar luchando consigo misma para aguantar el viaje. No quería alertarlo, debía ser fuerte.

-Urania, debemos ir un poco más allá de las colinas, con suerte llegaremos a...

Pero las palabras de Forage ahora se oían más lejanas que nunca. Urania palpó casi a ciegas el cuerpo del caballo para sostenerse; sin embargo y de la nada, pudo observar el cielo, luego el pasto y pronto una oscuridad completa.

Había pasado mucho tiempo desde que no sentía un miedo así. Era ese tipo de miedo que aparecía cuando sientes que perderás a alguien. Aquel miedo que recorre cada pequeña parte de ti y se extiende sin detenerse.

El caballo de Urania se había asustado por el sonido del golpe de su jinete al caer, y huyó despavorido perdiéndose en el bosque al tiempo en el que Forage corría hacia la muchacha.

La sostuvo entre sus brazos y la revisó dándose cuenta de lo que ocurría. Una flecha se hallaba hundida unos centímetros bajo las costillas de Urania. Su vestido se tenía manchas de sangre seca dispersos ¿Por cuánto tiempo ella había aguantado su dolor?

Con sumo cuidado la subió al caballo. Sabía qué hacer. Lo había aprendido de su abuela, más los materiales

Sostuvo en sus manos la soga y caminó junto caballo por lo largo del bosque intentando recordar hacia donde se hallaba su pueblo natal. Había sido suficiente recorrido durante ese tiempo. Tres años buscando a la hermana perdida de su amada en los cuales lo único que habían hallado era un mar de sentimientos que ahora flotaban a la deriva.

El cielo oscuro se fue aclarando de a pocos mostrando al sol en lo alto. Forage no había detenido su caminar salvo por las veces en las que revisaba en el estado de Urania. Ella no despertaba, y se hallaba extrañamente pálida.

Sus pasos se volvieron pesados, más la razón que aún dormida sobre el lomo del animal reunía la suficiente fuerza para seguir aguantando.

Conocía levemente el lugar o por lo menos tenía vagos recuerdos de este. Sabía que había un cultivo de aquellas flores que una vez fue a buscar con ella para salvar la vida de su hermana. Si preparaba la poción especial, podía salvarla.

La tarde cayó mientras observaba entre los árboles aquellas flores reposar. Se acercó sin soltar la soga y observó con nerviosismo a una muchacha de vestidos blancos sentada al pie del cultivo. Su largo cabello marrón oscuro estaba trenzado en algunas zonas. De espaldas parecía ser Urania, mas aquello era imposible.

Forage no dudó en sacar su varita y apuntar. Su pisada firme llamó la atención de la joven quien se volteó asustada. Levantó sus manos torpemente dejando caer una de las flores que había cortado.

-Yo... no he hecho nada malo -dijo ella temerosa.

Sus ojos miel se movían inquietos. Aquellas facciones le parecían conocidas.

Forage se acercó aún apuntándola. Deseaba pedirle ayuda, mas no se sentía seguro. La muchacha desvió la mirada hacia la mujer sobre el caballo y susurró con voz temblorosa.

-¿E-está herida? Yo puedo ayudar, pero por favor, no me lastimes.

¿Cómo podría lastimarla? Ella era apenas una niña o por lo menos así lo veía él.

Saoirse ForittDonde viven las historias. Descúbrelo ahora