Saoirse, Capítulo 2

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La silueta de Urania se movía luchando entre la nieve y los gritos. Sus pies se hundían tan profundamente como su corazón al recordar la mirada de su padre. Él ya no se hallaba más en la tierra; había partido al lado de su madre, para siempre.

Su capa era movida por el viento salvaje que azotaba el bosque de Irlanda. Durante el tiempo de encierro de su padre, había buscado vías de escape rápidas por si una situación así ocurría. Su padre la había educado bien, tenía el valor y la inteligencia necesarias para hacerlo. Sin embargo, Urania no había contado con que la nevada de la noche anterior cubriera el camino que había preparado.

- No, Dios, por favor –susurró entre lágrimas la muchacha. Aquella era su última esperanza y ahora se hallaba arruinada. La turba llegaría más rápido, sin dudar.

- Señorita... -dijo una voz a sus espaldas.

Urania se giró de inmediato con temor. Frente a ella se encontraba una muchacha de cabellos rubios observándola con el mismo miedo. Urania la observó por unos segundos, ella le parecía bastante familiar.

- Y-yo puedo ayudarla –dijo temerosa la muchacha tomando la mano de Urania.

Entre las dudas, Urania la siguió. Juntas se adentraron por un camino desconocido entre el bosque que pronto fue abriéndose paso en dirección a su hogar. Urania nunca había puesto a pensar en tomar aquel camino.

La muchacha soltó su mano y la miró tímidamente.

- Lamento lo de su padre... Tenga una larga vida, señorita Urania. Que su familia sea bendecida y su descendencia también. Cambie este mundo del cual somos esclavos.

Dicho eso, la muchacha se introdujo en el bosque y corrió sin mirar atrás. Sin perder el tiempo ni reparar en las palabras de la muchacha, Urania emprendió su recorrido hacia su hogar. Abrió las puertas como pudo y se encaminó por los largos corredores hasta detenerse frente a una puerta de madera. Sin pensarlo, la abrió y se introdujo. Su hermana pequeña se hallaba sentada en una pequeña silla mientras era peinada por una dama. Al observar a su hermana mayor, la niña sonrió ampliamente para luego toser.

- Debemos irnos- dijo rápidamente Urania.

- Señorita Urania, la niña Kaitlyn no puede salir, es peligroso.

La pequeña se sentó en la cama. Urania se apresuró a ella con un abrigo.

- Tienes que irte de aquí, Louise. Ellos vendrán – dijo Urania sin mirarla.

Louise se levantó de su cómodo asiento. La observó anonadada y se acercó a la ventana con rapidez. Apenas podía verse el fuego a distancia proveniente de la turba.

- No iré, señorita. Me quedaré a abogar por ustedes – dijo con seguridad la mujer.

Urania la observó con tristeza mientras sujetaba el cuerpo débil de Kaitlyn. La niña se notaba asustada y confundida.

- Louise, tienes que venir. Ellos pueden... pueden...

- ¿Qué pueden? – preguntó Kaitlyn observando a Louise y luego a su hermana - ¿Iremos a ver a papá?

El corazón de Urania se apretó contra su pecho al oírla nombrar a su padre.

- Urania.

Breanne corrió hacia sus hermanas, tomó la mano de Kaitlyn y la jaló hacia ella.

- Gael alistó los caballos. Es momento de irnos.

Urania asintió. Observó por última vez a Louise, memorizándose la sonrisa que ella le demostraba aún en esos momentos. Luego corrió detrás de Breanne y Kaitlyn, ignorando las preguntas de su hermanita menor.

Saoirse ForittDonde viven las historias. Descúbrelo ahora