Capítulo 13: VIP.

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La música se oía a todo volumen incluso en ese pasillo oscuro y que apestaba a cigarrillos de la discoteca Loco Motion. Jorge, el barman, un hombre de cabellos rubios y alborotados, lideraba la marcha. Detrás, venían cinco jóvenes: cuatro chicos y una muchacha. Los cinco caminaban tambaleándose y no paraban de reír ya que Jorge les había convidado tragos ilimitados.

―¿También habrá SED? ―preguntó uno de los jóvenes entre risas.

―Por supuesto, habrá toda la que deseen y de la mejor calidad. La señora Yamila los atenderá como se merecen ―les explicó Jorge con una sonrisa, sin embargo, él no estaba ebrio como los demás.

―Recuerda que también nos prometiste pases VIP todo el mes ―agregó la chica y le acarició un brazo a Jorge donde éste exhibía el tatuaje de una cabra.

―Por supuesto, la señora Yamila les dará pases VIP para todo el año si quieren. Y no solo para ustedes, sus amigos también pueden venir ―anunció Jorge.

Los cinco jóvenes sonrieron.

Al fin, llegaron a una puerta doble de cedro. Jorge tocó cuatro veces y luego, abrió las hojas de par en par. Les hizo una seña a los chicos para que ingresaran. Dentro imperaba un aroma a fragancias francesas.

―Que bonito lugar. Me encanta ―comentó la muchacha al reparar en los sillones de cuero rojo.

―Adelante, adelante. La señora Yamila los recibirá de inmediato ―explicó Jorge.

―Espero que sea verdad lo que nos prometiste ―lo amenazó el más ebrio de todos.

Entonces, una mujer apareció al apartar una cortina también roja. Era muy joven para ser la dueña de una discoteca y vestía de forma muy sencilla: una remera blanca escotada, jeans y zapatillas. Lo más llamativo eran sus tatuajes, cabezas de dragón en ambos brazos y hombros.

―Bienvenidos, amigos míos. Yo soy Yamila, la dueña de este lugar. Espero que la estén pasando de maravilla ―se presentó la mujer con una sonrisa.

―El barman nos prometió una gran fiesta aquí ―reclamó uno de los muchachos.

―Y la tendrán, no se preocupen ―aseguró Yamila y le hizo una seña a Jorge con los labios. El barman respondió con un leve asentimiento del rostro.

―Es muy bonita su sala, Yamila. ¿Puedo tutearla, no? ―comentó la muchacha.

―Claro, claro. Acerquémonos a la barra ―propuso Yamila.

Mientras, Jorge encendió el centro musical a todo volumen, así que ahora las paredes parecían temblar. Luego, cerró la puerta con llave.

―Quiero de la mejor que tenga ―le decía el chico más ebrio a la dueña del lugar.

Yamila asintió y sonrió. De pronto, los ojos en sus tatuajes comenzaron a brillar.

―Guau, ¡que tatoos! ―exclamó uno de los jóvenes maravillado.

Pero entonces, Yamila comenzó a transformarse en un monstruo, su piel se colmó de escamas y con sus garras, le cortó el cuello al más borracho de todos. Los demás gritaron e intentaron huir, pero se toparon con Jorge que ahora era una bestia de cabeza de león. Nadie oyó los gritos de los cinco jóvenes.

Aullidos, flama y un corazón.Där berättelser lever. Upptäck nu