Es un buen pretexto

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Dos semanas habían pasado y Thomas no se había aparecido en el club, lo que comenzaba a preocuparme. Decidí preguntarle a Jeff si sabía algo sobre él, pero dijo que no y lo peor de todo era que ni siquiera tenía como contactarlo; le pedí al encargado el número de teléfono de Tomas, pero se negó a dármelo, argumentando que desconocía este, pero sospecho que solo no quiso brindármelo

El lunes de la siguiente semana llegue al club puntualmente y 10 minutos después entro una cabellera rubia ya conocida para mí, respire y lo salude con una gran sonrisa, pero él solo hizo un intento de sonrisa que termino siendo una mueca, además de que se sentara en el extremo opuesto a mí. Toda la sesión, ninguno de los dos hablo y cuando esta termino, Thomas salió deprisa quitándome la oportunidad de preguntarle sobre su ausencia. Me quede desconcertada.

Al llegar a casa encontré a mamá y a papá viendo una película, lo que me sorprendió, pues tenía mucho tiempo que no los veía hacerlo. Me saludaron y me senté en uno de los sofás, perdiéndome en mis propios pensamientos, hasta que uno de los cojines se estrelló en mi cara, seguido de la carcajada de mi padre.

-¿Qué te tiene tan distraída?- hablo mi madre conteniendo la risa

-Nada, solo...cosas- fingí una sonrisa

-Si es un chico... puedo prestarte mi escopeta- bromeo papá, ya que él no tenía una

Reí- No, no es por eso- dude en hablar- bueno...

-Bueno...- imitó mamá

-Si es un chico- papá frunció el ceño- pero no es por lo que piensan. Somos amigos y no asistió al club durante dos semanas, y hoy que por fin apareció ni siquiera me dirigió la palabra

-Hombres- exclamo mamá golpeando con las palmas sus rodillas

-¡Hey! contrataco papá- también nosotros tenemos problemas, ¿se lo preguntaste?

-Lo quería hacer, pero salió huyendo de ahí- dije con tristeza

-Bueno- comenzó mamá- la próxima vez que lo veas no lo dejes ir y confróntalo

-Tienes razón- sonreí- Eso hare



Las clases en la escuela fueron tediosas como siempre y eso, aumentaba mi desesperación para que llegara la hora de ir al club. Al parecer Elin lo noto porque comenzó a cuestionarme y a ese interrogatorio se le unió Cloe

-¿Qué te pasa ____?- cuestiono Elin

-Nada, nada, solo estoy agotada por tanta tarea- mentí

-Ya, claro, por eso te muerdes las uñas- rio Cloe

-Suspire, al parecer ya sabían que cuando yo devoraba mis pobres uñas era porque algo me angustiaba

-Ok, ¿recuerdan que les hable de Thomas?- ambas asintieron- bueno, pues no me habla

-¿Qué?, ¿Por qué?- dijeron al unísono, lo que me causa risa

-La verdad, no tengo idea, pero tengo planeado averiguarlo

-Así se habla- grito Cloe y todas reímos

Al salir de la escuela, mis amigas me acompañaron a la plaza en donde Cloe se volvió loca comprando todo tipo de prendas, que iban desde una sencilla pulsera, hasta un coordinado de encaje que no teníamos idea de porque lo quería. Elin y yo, solo nos limitábamos a observarla. Al llegar la hora, se despidieron y yo, con los nervios de punta me dirigí a la entrada del establecimiento en donde ya había tres personas esperando, entre ellas Thomas. Tome asiento frente a él y le dedique un saludo con la mano, a lo que él solo sonrió.}

El tiempo transcurrió de manera muy lenta y eso acrecentaba mis nervios. Cuando Jeff dio por terminada la reunión -de la que por cierto no recordaba nada-, tome mis cosas y salí, esperando a que Thomas saliera. Cuando lo hizo, me acerque a él.

-Oye, ¿estás bien?- era tonto preguntarlo, pues su mirada apagada lo decía todo

-Si yo... es solo que, han sido días difíciles- hablo el chico con tristeza, mientras rascaba su nuca

-¿Quieres hablarlo?- otra pregunta tonta, era obvio que no quería

-Es complicado

-Bueno, que te parece si... tomamos un helado- Hizo una mueca de duda, pero aun así continué- si no quieres hablar está bien, solo pienso que es un buen pretexto para distraerte un poco

Lo pensó un momento, de seguro diría que no- Esta bien- ¿Qué?, ¿Dijo que si?

-Ok- fue lo único que salió de mi boca

Pedimos dos conos de chocolate y nos sentamos en nuestra banca preferida, una que daba hacía la calle, permitiéndonos en ocasiones inventar historias graciosas. Comimos en silencio y comenzaba a creer que nunca hablaría, que al terminar su helado se iría, excusándose con cualquier motivo, aunque yo le había dicho que no era necesario hablar, esperaba que lo hiciéramos.

-Mi mamá está enferma- soltó Thomas, mientras una lagrima recorría su mejilla

Solo dispara (Thomas Brodie-Sangster)Where stories live. Discover now