21. La busqueda del tesoro

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Volvió a su idea inicial de llamarla, el teléfono sonó un par de veces y distinguió la música cerca de él.

—Eso es trampa. —Evan pasó por su lado y depositó el teléfono de Sophie en sus manos.

Con toda su fuerza de voluntad se contuvo de golpearlo, no tenía tiempo. Un par de chicos ya alardeaban de haber encontrado la primera pista.

— ¿Dónde está Sophie?—Medio desconcertado y notando la tensión existente entre Ian y el grupo de Vincent, Alan se aproximó a interrogarlo.

— ¡Ya quisiera saber dónde está! El idiota de Vincent la escondió, ella es el tesoro —respondió irritado y enseguida se dirigió a Camila, la acompañante de Alan—. ¿Dónde la tiene?

—Yo no me meto con lo que hace mi hermano, es su tonto juego, no el mío —bufó contemplándolo arrogante, feliz por verlo tan molesto—.Ven Alan, dejémoslos con su primitivo juego. —Jaló al chico del brazo, pero este no se movió, le hizo un brusco movimiento para que lo soltara.

— ¡El idiota de tu hermano se llevó a mi prima! Debo encontrarla— espetó enfadado.

Camila resopló y se retiró, intentando no demostrar lo molesta que se encontraba.

Sin perder tiempo, Ian salió corriendo a la recepción y Alan lo siguió.

—Qué haces, debemos encontrarla antes que el resto —le reprochó intentando regresarlo al salón para averiguar cuál era la primera pista.

—Eso es lo que hago, no seguiré el estúpido juego de Vincent. Hay que encontrarla antes.

—Ya lo sé, pero cómo lo haremos, la única forma es encontrar sus dichosas pistas o agarrarlo a golpes hasta que hable.

—Vincent no es estúpido, está rodeado de sus guardaespaldas. Si la tiene en el hotel lo más seguro es que se encuentre en una habitación, debemos averiguar en cuál. —Mientras explicaba miró hacia la recepcionista. Todo el personal del hotel se encontraba atareado con la fiesta, solo ella permanecía en su lugar—. Hay que distraerla y buscar las reservaciones.

Mientras pensaba, Alan se dirigió a ella, a diferencia de Ian no poseía tanta paciencia.

—Necesito saber qué habitaciones están reservadas para Vincent Daza —le avisó a la mujer aproximándose a la computadora.

— ¡No puedo hacer eso, las reservas son confidenciales! —Muy malhumorada respondió, Alan no le prestó atención y se aproximó sin reparos a la pantalla.

La recepcionista intentó detenerlo, Ian se acercó a ella y la hizo a un lado con todo y silla giratoria.

— ¡Voy a llamar a seguridad! —los amenazó dispuesta a levantarse.

Ian dejó que Alan revisara en los archivos, él se encargó de sostenerla por los hombros y taparle la boca para que no hablara.

— ¡Aquí está! —exclamó Alan—. Su familia separó quince habitaciones y dos están a nombre de Vincent, una en el primer piso y otra en el último.

—Sophie está en el primer piso —afirmó un tanto más relajado, sin dejar de agarrar a la mujer que se contorsionaba e intentaba gritar.

— ¿Cómo sabes? tal vez está en el último.

—Una habitación es en la cual Vincent pasará la noche, la otra debió usarla para su juego. Lógicamente él duerme en la habitación más cara. —Encontrar a Sophie ya no era su preocupación principal, sino qué hacer con la recepcionista, quien no dudaría en gritar en cuanto él la soltase. Alan salió casi disparado al primer piso—. ¡Espera, qué hacemos con ella! —Lo detuvo de un grito, Alan se dio la vuelta sonriendo.

Los sueños secretos de SophieWhere stories live. Discover now