La casa de las pesadillas

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Presente.

Zairen se paró frente a la casa, seguido por Loren y Bride.

Sin previo aviso Loren chocó contra la puerta en un intento de derribarla, rebotando hacia atrás violentamente.

- Ahh - Bramó frustrado - Maldita super fuerza mental de los demonios – Se quejó Loren – ¿No tenemos así como un super jugo? ¿Qué tal espinacas? – Preguntó, tratando de aligerar la mortal expresión de Zairen.

- A un lado imbécil, no estamos para probar tu ingenio – Le apuró Bride sacando su daga santificada, grabando con la punta la marca de la cruz mientras recitaba "Padre, hijo, espíritu santo. Para ti que no hay caminos bloqueados, divide este mar para mi". 

Luego procedió a patearla haciéndola temblar, se había debilitado el bloqueo.

- Es mi turno – Interrumpió Zairen antes de que asestara la siguiente – Esto lo hago en mi nombre, no en el de nadie más – Susurró, pateándola, reduciéndola a astillas.

- Pero que conste que Bride hizo el trabajo duro – Opinó Loren en respuesta.

Zairen entró sin decir nada y Bride se giró a darle una mirada mortal a Loren – ¿Que carajos pasa contigo? No es el maldito momento – Le escupió adentrándose también.

- Solo quería ayudar... Lo siento, no controlo mi lengua – Murmuró abochornado, siguiéndola mientras golpeaba sus labios con sus dedos.

La oscuridad adentro era espesa y húmeda, como si estuviesen dentro de la boca de una bestia. Había dejado abandonado sus mochilas con los visores y el resto de sus cosas en la tumba improvisada a medio hacer. 

Zairen se sintió estúpido e impotente, intentó encender la linterna que había estado colgando de su cinto, pero esta no funcionó.

- Esperen un segundo, tengo uno de los jugueticos de Eun Hye – Avisó Bride, sacando de su propio cinturón un diminuto lanzallamas idéntico al que portaba su dueña original.

Bride lo accionó y por protocolo hizo un barrido rápido por la habitación. Todos se pusieron en guardia cuando de refilón vieron una figura al final de la sala, de espaldas a ellos. Al acercarse un poco, con cautela, notaron que se trataba de la propia Eun Hye.

- ¿Está poseída? – Preguntó Bride ante su extraño comportamiento.

En ese momento Eun Hye pareció moverse, su expresión era de rabia. Pero no parecía tener conciencia sobre ellos, estaba tocando la pared y empezando a moverse, unos cuantos pasos tanteando, deteniéndose, como intentando escuchar algo. La frustración marcándose en el temblor de su barbilla antes de volver a intentar avanzar.

- Oscurantismo – Determinó Loren adelantándose a los otros dos, blandiendo el látigo peligrosamente cerca de su compañera.

Eun Hye pareció reaccionar al ruido, pero no parecía identificar la dirección.

- Voy adelantándome, encárguense aquí – Les encomendó Zairen inquieto, estaba divisando las escaleras, pero Bride lo detuvo.

- Juntos, no es el momento de separarnos. Mírala, la aisló a propósito ¿No te dice eso algo? – Le indicó – Nos encargaremos y avanzaremos, todo estará bien, confiemos en Kira un poco más – Agregó.

Zairen sabía que lo que Bride estaba diciendo tenía sentido, pero no le gustaba ser detenido, lo único en lo que podía pensar era en ella. Lo único en lo que podía concentrarse era en la oportunidad que había perdido años atrás en el despacho de su tío, cuando él voluntariamente terminó por alejarse. 

Cuándo ambos habían renunciado a una parte de ellos por orgullo.

- ¿Quién soy? Confía en mí, Lo haré rápido - Prometió Loren, atrapando de inmediato el brazo de Eun Hye con su látigo y a pesar de haberlo hecho con el mayor cuidado el cuero mordió la piel, lacerándole, en un fiero agarre. Loren apretó los dientes, no contento con haberla lastimado.

Sin embargo, ella pareció no sentir dolor, colocó la mano sobre el castigador cuero que la anclaba, una vía de regreso a la realidad, y sonrió aliviada.

Seguidamente Loren empezó a recitar una de las oraciones que había modificado para contrarrestar los ataques de los nivel 5.

"Cada respiración que haces crea más y más luz mientras transformas cualquier energía negativa que este dentro. Recibe en tu aura la luz de la energía celestial. Afirmo en este momento que caminas hacia tu propósito divino. Pido que te veas como verdaderamente eres, no como el yo lastimado o con miedo que a veces nos enmascara. Pido que veas la magnificencia de tu misión. Por favor, ve la razón por la cual elegiste estar aquí. En este momento no escondes nada de ti... y nada te será escondido", recitó en español.

Cada quien practicaba exorcismos u oraciones en el idioma en el que se sintieran más cómodos o en la lengua que los hiciera sentir más merecedores de tener la potestad de luchar contra los demonios. Por eso Zairen lo hacía en Latín, su madre solía rezar cada noche con él siempre en latín, arrullándolo mientras le explicaba a él y a su hermana menor que eso la hacía sentir más cercana a la divinidad de Dios, que ese era su regalo más valioso para ellos. 

Aún ahora Zairen creía en Dios, no lo demostraba, pero lo hacía a pesar de que a veces incluso manifestaba lo contrario, por eso es que él también era bueno con los exorcismos. Creía en Dios, pero no en los humanos, no en la iglesia y por su boca escupía cualquier cosa que pudiera ofenderlos, de ahí su actitud con su tío, sobre el que creía no era más que un simple pecador.

Como resultado a la oración de Leron una espesa capa de humo negro cayó de Eun Hye al suelo, liberandola, una nube que era casi tangible se esparció, deslizándose por el suelo, rehuyendo de la luz que emitía el lanzallamas. Eun Hye parpadeó mirándolos.

- Ya era hora que aparecieran – Les dijo estremeciéndose, respirando profundamente.

- ¿Puedes seguir? – Preguntó Bride.

Eun Hye dudó, todavía estaba temblando.

- Está bien... Bride acompáñala afuera. Loren y yo seguiremos – Le ordenó Zairen.

- Pero... - Se opuso Bride.

- Eun Hye justo ahora es vulnerable, no quiero poner a prueba también tus defensas. Creo que Leron y yo somos los más apropiados para continuar. Y... Confieso que yo ya estoy lo suficientemente distraído, no puedo lidiar con nada más, no soy como Kira. Además, necesito a Leron para el exorcismo – Reveló con sinceridad, para que Bride cediera sin retrasarlo más.

- Ok, bien... Vamos a salir, he tenido suficiente de este lugar. No volveré a criticar una noche a la intemperie jamás – Le dijo Eun Hye a Bride, permitiéndose apoyarse de ella.

Eun Hye Se quitó el visor que había estado colgando inútil en su cuello y se lo entregó a Zairen. Bride asintió a regañadientes, le lanzó el lanzallamas a Lorem -quien lo agarró en el último momento, como si se tratara de una papa caliente- y guió a su compañera afuera.

Una vez cruzaron el umbral ambas suspiraron automáticamente, a pesar de que allí no había más luz que la de la luna, se sentía 10 veces más seguro que en el interior. Giraron y miraron la imponente figura de la casa con algo de temor apretando sus corazones.

La mano de DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora