La emboscada

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¿Qué había pasado con el nivel 5?

¿Cómo pudimos haberlo descartado Zairen y yo?

El demonio con el que habíamos acabado... era máximo un nivel 3.

Pero, nos habíamos distraído luego de encontrar al cura porque la escena era lo suficientemente impactante, incluso manipuladora, tal como lo montaría un nivel 5.

Eso solo dejaba, solo dejaba a Uzui. No era como que si un nivel 5 necesitara un cuerpo del todo, pero, aún así, que hubiese permanecido sin hacer nada mientras un religioso purgara a uno de los suyos era ridículo.

Luego estaba el detalle de que Uzui no se había inmutado cuando aparecimos Zairen y yo. No se había girado ni desconfiado de nuestras intenciones. Era un cura haciendo un exorcismo en un pueblo fantasma, en la única casa dónde parecía haber una persona. Pero, ¿él no se había alarmado cuando aparecimos?

También, explicaba porque este Uzui no se correspondía con el que yo recordaba. Sus intenciones veladas, los cambios tan abruptos de emoción que percibí en él.

Su intención era que saliéramos de aquí, su propósito era tenernos a todos juntos en la caravana, ¿Llevarnos a otros demonios para poseernos? ¿Asesinarnos? pero... Aunque no habíamos seguido su plan, aun así estaba claro que habíamos caído en una trampa.

Qué estúpida, que irresponsable.

Miré a los ojos de mis tres compañeros y sentí el peso de la culpa instalándose, si algo le ocurría a ellos sería mi falla. Otro pensamiento de fugaz alivio empeoró la culpa, por un momento me tranquilizó que Zairen no estuviese allí, quizás era algo bueno que desde el comienzo no compartiéramos el mismo destino.

Saqué dos pequeñas oz circulares bajo mi abrigo y el contacto familiar de mis dedos contra el metal bendecido refrenó mi temor. Los chicos hicieron lo mismo con sus respectivas armas.

Suzy prefería la acción cuerpo a cuerpo. Giró su pequeño bolso cruzado, que no abandonaba nunca, y sacó sus guantes especiales reforzados. Cuando bajaba el pulgar, unas hojillas maleables -previamente escondidas por algún ingenioso sistema- sobresalían del índice y el meñique.

Storm desenvainó la catana colgando en su espalda y movió el cuello entrando en calor y Eun Hye sacó su 9 milimetros prieto beretta de oro, además de un pequeño lanzallamas con el que le gustaba distraer a los demonios, a los imbéciles les gustaba el fuego.

Ahí terminó nuestra ventaja.

Las luces se incrementaron a su máxima fuerza, haciéndonos achicar los ojos, y los bombillos explotaron.

Nivel 5 no se había perdido nuestra conversación, saque mi visor del bolsillo y me lo coloqué divisando a los chicos bajo la luz verdosa fantasmal.

- ¿No sabes que es de mala educación escuchar a escondidas? – Le provoqué en grito, un ataque verborrea común en mí.

El silencio era tan opresor, ni siquiera nuestras pisadas se escuchaban.

Debíamos encontrar al demonio que tenía que estar dentro de Uzui y acabar con él ¿Qué era lo que quería? ¿Cuál era su estrategia?

- Está intentando entrar en mi mente – Advirtió Storm.

- Evalúa, si es necesario sal de aquí y aléjate todo lo que puedas – Dije preocupada de que pudiera hacerlo caer como a Suzy, pero ella no me preocupaba tanto, no desde que había escondido sus temores más profundos.

- Negativo. Estoy bajo control – Informó manteniéndose firme a mi lado – De hecho, se detuvo- Agregó.

- ¿Suzy? – Pregunté.

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