Incompatibles - Patri García

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La siguiente escena pertenece a "Incompatibles" de thebabypes. Si te interesa saber más de esta maravillosa obra, pasá por su perfil.


—¿Estás bien? —me pregunta preocupada. Sus ojos azules no paran de mirarme a los míos castaños. Me he fijado que sus ojos son preciosos tras esos cristales...

—Eh... Sí, sí —le respondo medio soñando —¿Sabes si ese libro está aquí? El que estabas leyendo digo.

—¿La guillotina? Si, creo que sí. Estamos en los libros de historia, si quieres miro por encima haber si lo veo.

—¿Miramos juntos? —le pregunto yo y ella asiente.

Nos levantamos de nuestros asientos y nos ponemos a mirar en las estanterías llenas de libros. Esta parte de los libros nunca hay nadie, a parte de que sólo hay una mesa y es la nuestra, normalmente la gente no busca libros de historia. Porque hay otra zona de los mismos libros en la planta baja. Así que en este sitio es tan privado que cualquiera se pusiera hacer cosas indebidas y nadie se daría de cuenta. Nina se acerca a un estante y yo me voy a otro. No dejo de mirarla en ningún momento. Ella no me mira a mí, está tan ocupada buscando el libro que no se da de cuenta que me acerco peligrosamente a ella. Está de espaldas ahora mismo y yo me acerco sin que escuche mis pasos. Todo está tan en silencio que puedo escuchar solamente nuestras respiraciones.

Ella tiene las manos levantadas, buscando a lo alto el libro. Entonces, la agarro de las caderas suavemente, a lo que ella se asusta, se da la vuelta rápidamente y su cara es de asombro. No se esperaba que le fuera hacer eso.

Sus pupilas se dilatan, al igual que las mías... O eso creo. Mi mandíbula se aprieta. Y una sensación me recorre el cuerpo como diciendo "Está prohibida para tí". Intento no hacerle caso.

—Aún no lo he... —pero la corto, posando mis labios sobre los suyos.

Ella no se mueve, está pálida. Pero yo sigo con mis labios sobre los suyos. Joder, son tan suaves... Joder, son tan perfectos... Joder, son tan bellos.

Pongo mi mano izquierda sobre su mejilla y intento que mi lengua entre en sus labios, pero los tiene tan sellados que es imposible. Hago círculos sobre su cadera con mi mano derecha, levantando un poco la fina tela para sentir aún mucho más su piel suave. Ella suelta un breve y bajo sonido a lo que podría catalogar como gemido. De tal forma, que consigo un pequeño hueco para poner mi lengua entre sus labios. Ella sigue sin reaccionar, hasta que poco a poco voy moviendo mi lengua sobre la suya quieta. Y al fin reacciona. Su lengua se mueve, haciendo una danza lenta. Sus pequeñas y delicadas manos se posan sobre mis hombros, tocándolos tan perfecta y delicadamente.

Especial San ValentínWhere stories live. Discover now