Mi Dulce Infierno - Begoña Medina

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La siguiente escena pertenece a "Mi dulce Infierno" de remakeclau1. Si te interesa saber más de esta maravillosa obra, pasá por su perfil.


— Muñeca, siempre te encuentro en problemas ¿necesitas que te saque de este también? — Nico parecía dispuesto a provocarla. Debía querer iniciar una discusión con ella y sus pensamientos iban más allá de la imaginación—: <<Me cautiva con su indiferencia>> —parecían decir sus labios. Pero no lo sabía a ciencia cierta, la bloqueaba para que no se introdujera en su mente. ¿Cómo era eso posible? Jamás había encontrado resistencia. Su sonrisa socarrona lo delataba, lo hacía a propósito, aquello enfureció a Maya.

— No, gracias. Creo no soportaría tenerte cerca más de dos minutos seguidos — Maya trató de alejarse de su asiento lo más que pudo. ¿Por qué tenía que ponerse tan cerca? Su perfume de Massimo Dutti alteraba sus sentidos.

— ¡Qué lástima! Y pensar que yo hubiese jurado que la otra noche no decía tu cuerpo lo mismo. — Hablaba despacio para provocarla deliberadamente, dobló sus brazos detrás de la nuca y con el codo rozó sus cabellos levemente, cruzó las piernas y se colocó en una postura más cómoda y vacilante con una sonrisa boba plantada en su rostro.

Aquel comentario encendió a Maya por completo que lo miró tan enojada que olvidó donde se encontraban. Se levantó de un salto y acercó tanto su cara, que su naricilla respingona casi rozaba la suya, furiosa, lo señaló con el dedo índice tartamudeando de impotencia.

— Tú, tú eres el ser más engreído que jamás haya visto. Arrogante, insoportable, un-un completo patán y....

— Yo también te quiero encanto. — Deslizó sin previo aviso unas de sus manos por detrás de la nuca de Maya y acercó sus labios contra los suyos presionándolos con deseo. La pilló tan desprevenida que Maya en un principio le correspondió apasionadamente, nunca había saboreado aquella ambrosía. Pero su cerebro la envió señales para resistirse y lo increpó bruscamente.

— Pero, ¿qué haces? — Maya lo empujó salvajemente — ¿Pero es que no me has escuchado? Qué te alejes de mí.

Maya visiblemente alterada, se limpió sus labios con cara de repugnancia.

— ¡Qué rara eres! Generalmente provocó desmayos en las mujeres. — Nico arrastró con ironía sus palabras, sus lamentos iban por dentro—: <<Sentir tus labios tan cerca me ha hecho desearte. Me he comportado como un grosero. Después de mi deplorable actitud, no querrás volverte a acercar a mí jamás.>>

— ¿Desmayos tú? — rió Maya — será posible lo que he de aguantar. Ni en tus mejores sueños. Y te lo advierto, no te vuelvas a acercar otra vez a mí o juro por dios que te dejaré frito.

Maya no bromeaba, por primera vez en su vida se vio tentada a cumplir su palabra. Le daba igual si Gabriel la encerraba en el infierno, pero quemaría su bonito rostro con gusto y le borraría esa irónica sonrisa de sus labios.

— Solo bromeaba, mal genio. Nunca he podido besar a ninguna chica bajo riesgo de matarla — confesó — Pero contigo no sucede lo mismo. Y tus bonitos labios estaban tan cerca de los míos que no he podido resistirme.

Especial San ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora