depressie (ym)

Omnisciente

-Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo...

-Yo también te amo-respondió YoonGi mientras rodaba los ojos-, y también pienso que eres fastidioso.

-Amas eso de mí-le sacó la lengua.

-Amo todo de ti-lo tomó entre sus brazos y lo elevó para comenzar a dar vueltas.

-¡Bájame!-intentaba golpearlo mientras reía. Se sentía tan feliz entre los brazos del mayor y deseaba con toda su alma que él se sintiera igual.

Cuando el pálido finalmente bajó al menor, este último sacó algo de su mochila.

-YoonGi, te hice algo de comer, espero te guste-se sonrojó.

-¿Tiene veneno o algo así?-tomó el contendedor entre sus manos.

-No, aunque no te aseguro que te caiga muy bien, sabes que no soy muy bueno cocinando, pero lo hice con amor-jugaba con sus manos y evitaba levantar la mirada.

Brochetas de cordero, sus favoritas. Se preguntaba cuánto tiempo tardó el menor en prepararlas, lucían bastante bien, aunque conociéndolo debió agregar algo que alteraría su sabor, sin embargo, ya le parecían lo mejor que había probado en la vida.

-Están deliciosas-YoonGi estaba a punto de dar el primer bocado.

-No las has probado, tonto-sonrió.

-Te lo dije-habló con la boca llena.

-¿De verdad?-sus ojos se iluminaron.

-No-el labio inferior del menor tembló-. Estoy bromeando, son lo mejor que has cocinado hasta el día de hoy, después de las galletas navideñas con forma de estrella; deberías hacer más algún día.

-Puedo hacerlas para mañana-la sonrisa de JiMin le daba paz a YoonGi como ninguna otra cosa lo hacía.

Las galletas navideñas de las que hablaba, no eran malas, pero tampoco eran las mejores, sólo que JiMin pasaba horas decorándolas y en ellas ponía nombres y otras ridiculeces a los ojos de su novio; la dedicación que ponía en ellas era lo que las hacía especiales. Las brochetas estaban bien, comestibles, nada del otro mundo, pero por alguna razón a YoonGi le parecieron las mejores que había probado. A veces, no nos damos cuenta de lo que los sentimientos suscitan en nuestra persona.

JiMin llevó a YoonGi a un parque a las afueras de la ciudad porque quería mostrarle algo. Una casa sobre un árbol, lo bastante grande para que ellos cupieran, aunque no eran muy grandes en realidad.

-Dicen que esta casa no tiene dueño, no se sabe quién la construyó, por eso cualquiera puede venir aquí, pero en realidad esta parte de la ciudad ya no es concurrida, así que no he visto que alguien entre a esta casa. Venía aquí cuando me sentía triste o no quería enfrentar algo... No he venido desde aquel día en tu casa. Esta vieja casa me brindaba una seguridad que ahora tú me das. No la necesito mucho ahora, pero tal vez pueda servirte a ti, puedes escapar de la depresión aquí, puedes estar solo; esta casa siempre te hará sentir recibido, es completa libertad-la voz del menor se quebró y respiró un par de veces para poder continuar.

-Gracias por compartir tu lugar conmigo, siento que pertenezco aquí, pero es porque tú estás presente. No me interesa pertenecer a ningún lugar, sólo quiero pertenecerte-sonrió y el menor suspiró conteniendo el llanto-. Puedes llorar, no tienes que contenerte por miedo a afectarme. Ven aquí-lo tomó entre sus brazos y las lágrimas cayeron una a una.

-Sólo quiero que seas feliz...

-Lo soy, no tengas duda alguna, es sólo que a veces, mi razón lo entiende, pero mis emociones no lo asimilan. Ni siquiera yo lo entiendo bien, pero quizá no es algo que tenga que entenderse... como nosotros-meditó por un momento si debía decir las siguientes palabras-. Decidí que les diré a mis papás sobre ti...

-No tienes qué...

-Quiero hacerlo, quiero que sepan que mi mejor amigo es mi novio y que lo amo más que a mi propia vida, eso es obvio, creo, y que no me importa si no les gusta, quien va a vivir esta vida, soy yo. Me dolerá su rechazo, mucho, pero las personas que en verdad te aman, terminan por aceptarte por todo lo que eres, si en verdad me aman van a aceptar la relación tarde o temprano. El mundo debe saber que no me importa lo que piensen, quiero besarte en público si me place, poder tomar tu mano al caminar sin reproche alguno, decir que eres mi novio sin recibir humillaciones. Te amo, Jiminnie, y quiero hacerte sentir amado todos los días de tu vida.

-¿Por qué haces esto? ¿Por qué puedes hacerme sentir así de bien y yo no logro ni una parte?-las lágrimas salían sin control.

-No quiero que pienses cosas como esas, por eso digo que eres idiota-tomó su rostro entre sus manos y aunque JiMin quería desviar la mirada, el mayor no se lo permitía-. Siempre me haces sentir bien, no hay nada que me haga sentir ni la mitad de feliz de lo que tú lo haces, ni siquiera componer canciones. Tú eres todo para mí y no hay nada que desee más en la vida que estar contigo, provocas algo extraño en mí, algo que no entiendo, todo el tiempo deseo protegerte y brota de mí un romanticismo que creí no existía. Me haces feliz, JiMin, y lamento tener que decírtelo para que lo sepas, quisiera expresarlo mejor y que mis emociones te lo dijeran, pero a veces, me es imposible, hay días en los que me es difícil incluso contigo, pero hago lo mejor, por ti, no hay nadie que me motive más a salir adelante que tú. Todos dicen la misma basura de que debería ser por mí, pero no saben lo complicado que es aferrarte a tu persona cuando todo es un desorden interno, no sé qué tan egoísta es, pero no hay opción, por eso me aferro a ti. Eres mi esperanza, tu existencia es un milagro en mi vida, y en muchas otras vidas también, aun así creo que en mi vida eres un milagro mucho mayor. Amo que intentes hacerme feliz de todas las maneras que se te ocurren, pero tu existencia por sí sola lo logra, ten eso en mente. Una de mis cosas favoritas de ti es la dedicación que le pones a todo, la dedicación que tienes por vivir hace que me den ganas de sentirla también e intentar conseguirla como sea.

-YoonGi...-susurró, y fue silenciado por un beso de su novio.